El informe señala que existe un riesgo elevado de que se presenten incendios, incluso “para el Ártico y otras regiones anteriormente no afectadas”. Los expertos destacan que “los incendios forestales afectan de forma desproporcionada a las naciones más pobres del mundo” y que muchos países no estarían preparados para enfrentarlos.
El documento, presentado días antes de que se inicie la 5.ª sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5.2), que se celebrará en Nairobi, entre el 28 de febrero y el 2 de marzo de 2022, pide a los gobiernos del mundo “hacer cambios radicales” en la financiación que se gasta en incendios, pasando de las reacciones y respuesta cuando estos ya se presentan, a la prevención y preparación para evitarlos.
El escenario de los incendios forestales en Colombia y América Latina
El inicio de 2022 estuvo particularmente marcado por los incendios forestales en Colombia y América Latina. En Uruguay, Argentina y Chile las llamas obligaron a declarar distintos niveles de emergencia y llevó, incluso, a Argentina, que ha perdido casi 800.000 hectáreas solo en la provincia de Corrientes, donde aún ayer luchaban contra las llamas, a pedir ayuda para enfrentarlos a países como Brasil, Estados Unidos y Bolivia.
Mientras tanto, en Colombia las llamas, en su mayoría causadas por incendios provocados, según lo afirmado por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), que ha seguido de cerca el tema en las regiones que conforman la región amazónica y la Orinoquia, tampoco han parado.
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), ayer, 22 de febrero, se registraron en el país 9.364 puntos de calor. La entidad pidió prestar especial atención a “las áreas de los PNN Serranía de Chiribiquete, PNN La Paya, PNN Tinigua y PNN La Macarena, debido al aumento significativo de los puntos de calor dentro de estas áreas y el pronóstico de condiciones secas”.
El Ideam ha mantenido un constante monitoreo con boletines diarios desde el 11 de febrero de este año, informando a las demás entidades encargadas de la gestión de riesgos en el país y a las direcciones de Bomberos.
Como lo explica Alejandra Gómez, coordinadora de sistemas de información geográfica de la FCDS, la magnitud de incendios forestales que se están presentando en estos momentos, sobre todo en la Amazonia colombiana, ha mostrado un aumento significativo en los últimos años. Para ella, “no estamos preparados para ese aumento. El sistema de Bomberos del país es muy limitado, un ejemplo de ello es una alerta roja que emitió el municipio de Calamar (Guaviare) cuando ocurrieron los incendios del mes de enero porque no tienen la capacidad para enfrentar los incendios que están ocurriendo”.
“Tenemos una aceleración de la pérdida de bosque en zonas deforestadas. Del 2016 a la fecha hemos tenido casi 500.000 hectáreas deforestadas. Entonces esto aporta mucho. Y es que los incendios ocurren en zonas donde ya no hay bosque, no necesariamente en deforestación nueva, sino en zonas históricas, donde no hay vegetación, zonas de pastos y herbazales naturales, en zonas de ganadería y de acaparamiento de tierras. En esas zonas es donde hemos visto el acaparamiento de tierras. En el sobrevuelo realizado en el mes de enero por la FCDS, muchos de los incendios estaban asociados a apertura de vías, zonas de acaparamiento y de ganadería”, destaca Gómez.
De acuerdo con el informe del Pnuma, en América Latina, donde se estudiaron varios casos de cómo los incendios afectan gravemente la región, los mayores problemas son la contaminación, la pérdida de biodiversidad y, en algunos casos, la dificultad para recuperarla.
Por ejemplo, en el caso de los incendios en el Pantanal, el mayor humedal tropical de América Latina, los incendios descontrolados “destruyeron casi un tercio de uno de los mayores focos de biodiversidad del mundo. Y ahora se teme que este humedal nunca se recupere del todo”, señala el documento.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
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