Deforestación al norte de Antioquia amenaza el agua y al montañerito paisa

Hoy, en Colombia hay, a lo sumo, 50 montañeritos paisas (Atlapetes blancae). Esta ave, endémica de una zona del norte del departamento de Antioquia, es otro de los rostros que desaparecerán de los altamente biodiversos bosques colombianos si no se detiene la deforestación.

Conocida también como gorrión montés-paisa, esta especie está en peligro crítico de extinción, según las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn). Fue identificada por primera vez en 2007, y por muchos años se pensó que estaba extinta hasta que en 2019 fue avistado un espécimen en el municipio de San Pedro de los Milagros. 

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Ese año, los días 5 y 6 de octubre, por iniciativa de varios ornitólogos y avistadores de aves se emprendió su búsqueda entre las montañas antioqueñas de varios municipios.

Según explica José Ochoa, investigador del Instituto Alexander von Humboldt, la transformación del hábitat del montañerito paisa para el desarrollo de actividades agrícolas y la construcción de vivienda en el norte del departamento de Antioquia es lo que tiene en jaque a esta ave. 

El montañerito habita en zonas de extensos arbustales en un área de transición con los ecosistemas de páramo. Allí se alimenta principalmente de mortiño (agraz silvestre) o del uvito de monte. Eso le ha significado, casi, una sentencia de muerte porque mucho de lo que se cuida y se conserva son las zonas de robles y árboles más grandes (donde viven muchas de las aves), mientras que los arbustos tienen una mayor tendencia a ser cortados cuando se desarrollan actividades sobre todo de construcción de proyectos inmobiliarios, algo clave en esta zona que colinda con la subregión Valle de Aburrá y es muy cercana a la ciudad de Medellín. 

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“Esta es una zona de producción de leche, de papa, hay bastantes pineras para producción de madera. Más toda la parte de urbanización, porque esto está pegado al valle de Aburrá, ahí al lado de Medellín”, destaca Ochoa. 

Desde que fue redescubierto por expertos en 2019, varias organizaciones y entidades trabajan por mejorar su cuidado y conservación, protegiendo sobre todo su casa, los arbustales. Denominada iniciativa de Conservación del Montañerito Paisa (iCMP), el proyecto en el cual participan el Humboldt, la Fundación Salvamontes y American Bird Conservancy, entre otros actores, trabaja desde tres ejes. 

El primero es dar a conocer la existencia y el grave peligro de desaparición que corre el montañerito paisa. El segundo, mejorar su estudio y conocimiento para tener información que ayude a entender la relevancia de esta ave para la región. Y el tercero, el más clave, lograr que las comunidades decidan conservar, restaurar y proteger el proteger el hábitat de la especie mediante alternativas que puedan propiciar el desarrollo de la región. 

En ese sentido, de acuerdo con Ochoa, serán esenciales varias estrategias como la promoción de la siembra del arbusto de mortiño y el uso de su fruto como clave para la producción de dulces y otros alimentos de la región. Allí el gorrión montés-paisa juega un papel como dispersor de esas semillas de mortiño. 

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Pero, afirma Ochoa, si hay un tema clave en la conservación del hábitat del montañerito paisa es que estos arbustales donde vive son esenciales para la regulación hídrica de la zona. Básicamente, sin ellos se podrían ver afectadas la cantidad y calidad del agua que obtienen la ciudad de Medellín y otros municipios a través de cuencas como el río Grande.

“Esta es una zona donde la regulación hídrica se vuelve muy importante. Allí nacen ríos como el Grande y el Nechí. El río Grande es una de las fuentes abastecedoras de agua del valle de Aburrá. Entonces, mantener esta vegetación y, obviamente, la funcionalidad ecosistémica se hace clave para mantener esa regulación hídrica que es lo que asegura mantener el agua de todas las personas que viven en Medellín”, enfatiza Ochoa.

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Si la deforestación de los arbustales continúa, no solo desaparecerá una especie icónica y endémica del norte de Antioquia, sino que, con ella, se pondrá también bajo presión la seguridad hídrica de la segunda ciudad más grande del país y el departamento que la alberga.

EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE

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