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Día de la Tierra: así afecta el cambio climático a nuestra salud
La vida humana está cada vez más cerca al deterioro y a temperaturas globales fatídicas.
En Erftstadt-Blessem, Alemania después de que las fuertes lluvias provocaron inundaciones. Foto: EFE
El cambio climático está alterando la Tierra a un ritmo no visto hace cientos de miles de años y las consecuencias, que pueden llegar a ser irreversibles, representan, en palabras de Bill Gates, el mayor desafío alguna vez enfrentado por la humanidad. Nuestra salud, por lo tanto, es una de las áreas de impacto más críticas que trae el avance de este fenómeno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya estima que entre 2030 y 2050 el cambio climático será responsable de aproximadamente 250 mil muertes adicionales por año.
Esta amenaza recae en diversos factores. Como señala un análisis publicado el año en la revista académica Nature Climate Change, el cambio climático tiene una incidencia directa en la propagación de enfermedades: a medida que aumentan las temperaturas, se acelera el ciclo de vida de muchos insectos y plagas portadores de enfermedades, efecto que causa un mayor número y una temporada más larga de estas plagas.
Por ejemplo, los mosquitos que transmiten la fiebre del dengue, el virus Zika y el virus chikungunya prosperan en ambientes cálidos y húmedos. La Organización Mundial de la Salud calcula que el cambio climático podría resultar en 60 mil muertes adicionales por año debido solo a la malaria entre el mismo periodo de 2030 a 2050.
En cada comuna se liberarán el equivalente a entre dos y tres mosquitos por vivienda. Foto:David Fonseca / EL TIEMPO
Además, están también los patrones climáticos trastocados y los eventos climáticos extremos. Las olas de calor, las sequías y los incendios forestales se vuelven cada vez más frecuentes e intensos, y con estos, también el agotamiento por calor, la deshidratación y enfermedades respiratorias. Las lesiones, daños y muertes potenciales que dejan huracanes o inundaciones tenderán a incrementarse.
Entre los mayores riesgos del cambio climático está la contaminación del aire, como lo ha identificado la OMS. Los combustibles fósiles, los vehículos de emisión y la producción de energía (particularmente de centros y plantas que funcionan con carbón) liberan cantidades masivas de gases de efecto invernadero y conllevan a la formación de esmog y otros contaminantes.
Estos últimos pueden causar problemas respiratorios como asma, cáncer de pulmón y enfermedades cardíacas, particularmente en poblaciones vulnerables como niños y ancianos. Según la OMS, la contaminación del aire tanto ambiental como doméstica está asociada a siete millones de muertes al año.
La comunidad ha sido alertada por los crecientes incendios. Foto:EFE/ Eloy Alonso
Nuestra seguridad alimentaria también entra a estar amenazada, efecto que ha sido analizado por el Banco Mundial. Las modificaciones en patrones de temperatura y procesos ambientales tal como la lluvia pueden afectar el rendimiento de los cultivos y ganadería y la disponibilidad de agua limpia.
La escasez de alimentos y la desnutrición de poblaciones aparecen después. Se conoce que esta última afección es nefasta a largo plazo para la salud, especialmente en edades tempranas, periodos en los que puede conllevar a problemas de crecimiento y retrasos en el desarrollo.
Aún más, la cuestión no solo es de salud física: el cambio climático también tiene impactos significativos en la salud mental. Los fenómenos extremos y los desastres naturales causan traumas, ansiedad y estrés, especialmente en quienes sufren algún tipo de pérdida o deben desplazarse de sus hogares.
De acuerdo a la organización The Commonwealth Fund, desde el 2008 se traza un promedio mundial de 20 millones de personas han debido desplazarse debido a fenómenos meteorológicos. Largas inundaciones o sequías, por ejemplo, se han asociado a al incremento de trastornos mentales en poblaciones.
. Foto:Istock
Estos riesgos son, en conjunto, un principio más para detener el cambio climático con urgencia. La transición a fuentes de energía renovable, la exigencia de mejor eficiencia energética, la obligación de modificaciones para las industrias prolongadoras del fenómeno y la reducción a la dependencia de productos contaminantes son acciones con potencial de incidencia.
En este sentido, la OMS también advierte que los sistemas de salud necesitan proyectarse para lograr funcionar en medio de fenómenos meteorológicos inestables y cambiantes.