Agricultura: ¿por qué los cultivos de Colombia tienen baja productividad?

Desde hace más de una década expertos y organizaciones en todo el mundo vienen hablando del potencial agrícola que posee Colombia. El país es el séptimo más grande de América (con 115 millones de hectáreas) y cuenta con 39,2 millones de hectáreas disponibles para realizar agricultura, según datos de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra).

Y es que varios temas juegan a favor de Colombia: el amplio recurso hídrico, la calidad de sus suelos y su posición geográfica tanto en climatología como en posibilidades de exportación. Sin embargo, cuando se revisan las cifras, surge un problema que limita esas posibilidades: Colombia es de los peores del mundo en cuanto a productividad de sus cultivos. 

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Según explica Maria Helena Latorre, directora de la Cámara de Productivos de la ANDI, eso se debe esencialmente a que los agricultores colombianos, que tienen la particularidad de que en su mayoría son pequeños productores, no tienen a su alcance las tecnologías disponibles para mejorar la eficiencia de sus cultivos. 

Esa realidad lleva a que, por ejemplo, en el cultivo de papa el rendimiento (que es la cantidad de producto obtenida por cada hectárea cultivada) de Colombia sea 21,4 toneladas por hectárea, una cifra lejos de países como Argentina que logra 32,0 tn/ha, o Brasil que logra 30,6 tn/ha y aún más de potencias tecnificadas como Estados Unidos que logra 48,8 tn/ha, según datos de un análisis reciente hecho por la Cámara de Procultivos. 

Pero no solo pasa con la papa. Lo mismo sucede cuando se compara el rendimiento productivo de Colombia con cultivos como el cacao, el arroz, el banano y hasta el café, la gran joya de la corona de la agricultura nacional.

De acuerdo con la directiva de Procultivos, el uso de tecnologías, entendidas como análisis de la viabilidad y aptitud de los suelos, uso de insumos y optimización en el uso de los recursos, ha dado en el país casos de éxito como uno acompañado por ellos en el municipio de Ventaquemada (Boyacá) donde lograron pasar la producción de papa de 15 a 20 toneladas por hectárea, mejorando además su calidad. 

“El mensaje central es que hay que cambiar la manera de acompañar el campo y hay que trabajar de forma diferente el cultivo con paquetes tecnológicos. Y esto que acabo decir está sustentado por el censo agropecuario, pues se ve cómo poblaciones muy pequeñas de agricultores, arroceros, que se han sometido a este proceso de cambio disruptivo de agronomía superan el promedio nacional”, señala Latorre.  

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Sin embargo, si bien la tecnología es un factor clave en la productividad, también hay otros factores que intervienen en el proceso de cuánto cultivo puede dar un terreno, según explica Gabriel Tobón, ingeniero agrícola e investigador de la Universidad Javeriana. De acuerdo con él, Colombia no logra alcanzar niveles adecuados en los llamados factores determinantes de la productividad, desarrollados por el Banco Mundial 

Para el experto, además del bajo uso de las tecnologías disponibles, hoy el país no invierte en otros factores clave para la productividad como el desarrollo de carreteras y vías terciarias, el fomento de la investigación y la innovación, el análisis adecuado del uso de los suelos, entre otros temas.

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Eso ha llevado, por ejemplo, a que si bien hoy Colombia tiene casi 40 millones de hectáreas disponibles para agricultura, solo se utilizan 7 millones en esto, y en cambio en ganadería se están subutilizando o peor, se están degradando al usarse para actividades de baja productividad como la ganadería extensiva 39 millones de hectáreas (cuando las tierras con vocación ganadera del país alcanzan apenas 8 millones de hectáreas). 

“No es que los campesinos no produzcan, sí producen, lo que pasa es que lo hacen en muy pocas tierras con otros problemas adicionales como la calidad de los suelos en los que producen, los altos costos de transporte de lo que producen, la falta de asistencia técnica agropecuaria. El Censo Nacional Agropecuaria de 2014 señaló que solo el 10 por ciento de los campesinos tenían a asistencia técnica”, asegura Tobón. 

Para él, la solución para convertir a Colombia en una potencia agrícola mundial con capacidad de exportar y convertirse en “despensa del mundo”, como la ha señalado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) va de la mano del apoyo político y estatal que hoy no ha logrado solucionar las grandes problemáticas que afronta el campo del país. 

“Yo creo que Colombia tiene todas las condiciones: suelos, área, disponibilidad de tierra, variabilidad climática, diversidad regional, diversidad productiva, de biodiversidad. Todo eso lo tiene. Lo que no tiene y no se ha resuelto hasta ahora es la voluntad política de los sectores que han estado al frente del destino del país”, enfatiza el experto. Según él es necesario que distintos actores como el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y hasta el Ministerio de Transporte, mejoren el a tecnologías, información y otros factores que son claves para mejorar la capacidad que tiene el país de producir. 

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Al respecto destaca Felipe Fonseca Fino, director general de la Upra, en los últimos años se ha venido avanzando con tecnologías disponibles para los agricultores, como SIPRA, geovisor desarrollado por la organización donde se puede consultar la aptitud del suelo para 50 alternativas productivas en cualquier punto de interés, por matrícula inmobiliaria o cédula catastral de predios rurales en el país. 

“En cuanto a los rendimientos agropecuarios, estos están en función de los factores de producción como las vías, el riego, insumos certificados, buenas prácticas y gestión de riesgos: agroclimaticos, sanitarios, financieros y de mercado, entre otros. Colombia presenta brechas positivas y negativas en términos de rendimientos frente a países de referencia en los que la adopción de mejores paquetes tecnológicos nos ha permitido mejorar cada vez más. Por otra parte, cada vez más intermediarios financieros consultan las zonas aptas agropecuarias para orientar la inversión en proyectos productivos agropecuarios ya que se otorgan mejores condiciones de crédito o estímulos en zonas de mejor aptitud”, destaca el directivo.

Y es que en el país, hay ejemplos de optimización con el uso de tecnologías como es el caso del sector arrocero, según explica Rafael Hernández, director de la Federación Nacional del Arroz (Fedearroz). Ellos han venido utilizando un modelo denominado Adopción Masiva de Tecnología (AMTEC), un sistema que es viable a partir de las 20 hectáreas sembradas y con el cual han mejorado el rendimiento de los cultivos, disminuyendo en 50 por ciento el uso de semillas, 42 por ciento el uso de agua, 25 por ciento el uso de fertilizantes y han aumentado la producción en media y hasta una tonelada extra por hectárea. 

“Lo primero que se hace es una buena nivelación del suelo con equipos que usan láser o GPS conectados a satélites. Se hace una nivelación casi a 0 en el lote. Segundo, se utiliza un sistema de caballoneo con Taipa, que es un caballoneo casi perfecto. Sobre esos caballones se puede sembrar usando una sembradora neumática de precisión donde en vez de utilizar 250 kilos por hectárea de semillas a mano, se están utilizando 150, y en algunos casos hasta 100 kilos, de semilla por hectárea”, enfatiza Hernández. 

Para él, no es que Colombia sea improductiva, es que se están usando mal las tierras y se tiene muy poco a lo que se requiere para mejorarlas. En el caso de la producción de arroz, dice el experto, Colombia sería mucho más productiva si en zonas como los Llanos orientales se tuviese a distritos de riego, claves para mejorar la productividad. 

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Hoy lo que pasa es que en Colombia se siembra arroz en dos sistemas, uno que se llama secano (donde el arroz se alimenta solo de aguas lluvias o de canales de drenaje) y el otro es riego (donde se utilizan sistemas de riego inundables para proveer el agua). El país produce hoy entre 30 y 40 por ciento de su arroz en sistema de riego y entre 60 y 70 en sistema de secano. 

Según él, los sistemas de riego, utilizados a un 100 por ciento en países altamente tecnificados, podrían dar mejores rendimientos de productividad al arroz colombiano, lo que podría ponerlo a competir con grandes potencias en el mundo. Sin embargo, los distritos de riego son otra infraestructura a la que los agricultores tienen aún muy poco . Como a varias otras tecnologías.

Rodolfo Zea: Durante el Gobierno del presidente Iván Duque, desde el Ministerio de Agricultura, adelantamos un proceso de formulación de planes de ordenamiento productivo para las cadenas priorizadas de arroz, maíz, papa, a leche y carne, con el propósito de contribuir a la formulación de políticas a corto, mediano y largo plazo para el desarrollo competitivo de la agricultura colombiana.

Estos instrumentos de planificación estratégica están llamados a convertirse la hoja de ruta para cada uno de los subsectores que conforman el sector agropecuario, permitiendo, con el actuar público y privado en el largo plazo, cambios estructurales en las cadenas, logrando que sean competitivas y sostenibles.

Desde los Fondos parafiscales se vienen fomentando programas dirigidos a la investigación, apoyo a la comercialización, al consumo y acompañamiento a los productores en la adopción de nuevas tecnologías y en el fortalecimiento asociativo.

Además, en las regiones estamos construyendo la política pública en el marco de los comités regionales de las cadenas priorizadas por los departamentos y el MinAgricultura, lo cual ha permitido la construcción del acuerdo de competitividad enfocados en aspectos como mejora de la competitividad, vinculación de los pequeños productores, desarrollo de alianzas estratégicas, mejora de la conectividad, investigación aplicada a las necesidades de la cadena entre otros aspectos. 

RZ: A través del Sistema de Información para la Planificación Rural Agropecuaria-SIPRA, geovisor desarrollado por la Upra, se puede consultar la aptitud del suelo para 50 alternativas productivas en cualquier punto de interés del país, por matrícula inmobiliaria o cédula catastral de predios rurales. Este es un sistema que permite a los agricultores tomar decisiones con información confiable y verificada como sustento. Se puede consultar en Sipra.upra.gov.co.

Además, venimos desarrollando una serie de pilotos para diferentes cadenas productivas como el proyecto de inteligencia artificial con la cadena de la papa en alianza con Fedepapa y Mintic; o el proyecto de blockchain que desarrollamos en alianza con Fedea, Grupo Sabra y Mintic para conocer en detalles la trazabilidad de los precios de la pandela. De igual forma, desarrollamos otras herramientas de gestión de información como las Evaluaciones Agropecuarias Municipales y los tableros de control que actualizamos de manera periódica; todos estos recursos son de libre para el público y están disponibles en nuestra página web en todo momento.

Ahora bien, en el marco del Sistema Nacional Unificado de Información Rural y Agropecuaria (Snuira), el ecosistema digital que busca ordenar, gestionar y gobernar la información sectorial, con el propósito de optimizar su aprovechamiento y propiciar una mejor toma de decisiones; venimos desarrollando una serie de proyectos a fin de incentivar la interoperabilidad sectorial, entre estos, diversos talleres de libre para capacitar a los colombianos en gestión de geoservicios, big data, ciencia de datos, entre otros. 

RZ: Desde el Ministerio de Agricultura venimos diseñando con Finagro un instrumento para la reconversión productiva que permite estimular al productor a una migración o diversificación gradual de la actividad a una que, si sea apta y que, de esta manera, el mercado le brinde buenas utilidades.

También estamos adaptando modelos de producción eficientes como sistemas agrosilvopastoriles. Esto nos ha permitido mejorar la genética para un mayor rendimiento en menores áreas.

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EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE

@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde