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Las quemas de bosque en la Amazonía afectan la salud de todos
Las partículas finas (PM2,5) producto de los incendios son un contaminante atmosférico peligroso.
El fin de semana bajaron los niveles de contaminación del aire en Bogotá, pero no los incendios que afectan a la ciudad. Foto: César Melgarejo / EL TIEMPO
El humo que emanan los incendios es dañino porque está compuesto de una mezcla de gases y partículas finas que se producen cuando se queman la leña y otros materiales orgánicos.
Son las llamadas partículas finas (PM2,5), uno de los contaminantes atmosféricos más peligrosos: una mezcla compleja de partículas extremadamente pequeñas y gotas líquidas que pueden ser emitidas directamente por fuentes naturales, como los incendios forestales, o cuando los gases emitidos por las centrales eléctricas, las industrias y los automóviles reaccionan en el aire.
"Estas partículas microscópicas pueden penetrar profundo en los pulmones. Pueden provocar una serie de problemas de salud, desde irritación en los ojos y goteo nasal, hasta enfermedades cardíacas y pulmonares crónicas. La exposición a la contaminación por partículas incluso se relaciona con la muerte prematura", dice un comunicado de la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
Las PM2.5 son partículas en el aire con un diámetro inferior a 2,5 um. Normalmente se cree que la parte de carbono negro de las PM2,5 es la más perjudicial. Sin embargo, el análisis de datos realizado por el equipo en 210 ciudades de 16 países entre 1999 y 2017 reveló que los riesgos para la salud humana derivados de la contaminación atmosférica varían en función de la proporción de los distintos componentes de las PM2,5.
Uno de los componentes más peligrosos es el amonio (NH4+). El riesgo de exceso de mortalidad por PM2.5 aumentó aproximadamente del 0,6 al 1 por ciento cuando la proporción de amonio aumentó del 1 al 20 por ciento en la mezcla.
Este hallazgo procede del mayor análisis mundial de este tipo, realizado por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido) en el marco de la Red de Investigación Colaborativa Multi-City Multi-Country (MCC, por sus siglas en inglés), estudio publicado en la revista 'Epidemiology'.
Los investigadores apuntan que medidas específicas en los sectores agrícola y ganadero podría acelerar la reducción de los efectos negativos de la contaminación atmosférica sobre la salud.
Más 86.000 hectáreas de bosques se han visto afectadas por incendios. Foto:Karen Salamanca. Ministerio De Defensa
Las partículas son un importante factor de riesgo ambiental al que la Carga Global de Enfermedades atribuyó entre 4,1 y 5 millones de muertes en todo el mundo en 2017.
"Sabemos que el carbono negro presente en las partículas finas es un importante problema de salud pública. Sin embargo, se sabe menos sobre el amonio, que se crea por reacción química del amoníaco en la atmósfera y se origina principalmente en las prácticas agrícolas y ganaderas. Mediante la aplicación de técnicas estadísticas avanzadas para desentrañar el efecto relativo de cada componente, hemos revelado, que el amonio puede ser más peligroso que otros componentes conocidos de las PM2,5", explica Pierre Masselot, director del estudio.
Las partículas son un importante factor de riesgo ambiental al que la Carga Global de Enfermedades atribuyó entre 4,1 y 5 millones de muertes en todo el mundo en 2017. Las pruebas sobre las asociaciones a corto plazo entre la exposición a las partículas finas y la mortalidad total y por causas específicas están bien establecidas, aunque el riesgo varía según el lugar.
Para ayudar a revelar por qué se produce esta variación, el estudio explora el papel de los principales componentes químicos de las PM2,5 en esta heterogeneidad. Analizaron los principales componentes como el sulfato, el nitrato, el amonio, el carbono negro, el carbono orgánico, el polvo mineral y la sal marina, y los combinó con información sobre la edad de las personas, el PIB, el índice de pobreza, la temperatura y los espacios verdes, incluidos los árboles de las calles y los jardines.
Se comprobó que los riesgos para la salud asociados a las PM2,5 no dependían de la proporción de carbono negro y carbono orgánico y que había incertidumbre sobre el papel del sulfato. Se estimó que los riesgos para la salud asociados a las PM2,5 eran menores en los países en los que los nitratos tenían una alta concentración, como Reino Unido, Alemania y los países escandinavos.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) explica que es especialmente importante que preste atención a los informes locales sobre la calidad del aire durante un incendio si:
- Es una persona que padece una enfermedad cardíaca o pulmonar, como insuficiencia cardíaca, angina de pecho, enfermedad cardíaca isquémica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfisema o asma.
- Es un adulto mayor, que es más propenso a padecer enfermedades cardíacas o pulmonares que las personas más jóvenes.
- Usted cuida de niños, incluidos los adolescentes, debido a que sus sistemas respiratorios todavía están en desarrollo, respiran más aire (y contaminación aérea) por kilo de peso corporal que los adultos, son más propensos a tener actividades al aire libre, y a padecer asma.
- Tiene diabetes, ya que es más propenso a padecer enfermedad cardiovascular subyacente.
- Está embarazada, debido a que pueden existir potenciales efectos sobre la salud tanto para usted como para el feto en crecimiento.
Cómo darse cuenta de que el humo está afectándolo
Las altas concentraciones de humo pueden desencadenar una serie de síntomas.
Cualquiera puede experimentar ardor en los ojos, goteo nasal, tos, flema, sibilancia y dificultad para respirar.
Si padece enfermedad cardíaca o pulmonar, el humo puede empeorar los síntomas.
Las personas con enfermedades cardíacas pueden experimentar dolor en el pecho, palpitaciones, falta de aire o fatiga.
Las personas con enfermedades pulmonares puede que no puedan respirar tan profunda o vigorosamente como de costumbre y pueden experimentar síntomas como tos, flema, molestia en el pecho, sibilancia y dificultad para respirar.
Con información de Europa Press y La Agencia de Protección Ambiental (EPA).