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Noticia
De tu lado con Álex: ¡Qué jartera ser mártir!
Ser mamá o tener pareja no puede ser una excusa para dejar de lado nuestra esencia ni nuestros anhelos y/o sueños.
Hay infinitos ejemplos de mujeres que saben que la armonía de sus hogares no depende de que la comida esté perfecta, ni que los uniformes siempre estén bien planchados, depende de que ellas mismas sean felices. Foto: Getty Images/iStockphoto
¿Estarían de acuerdo conmigo en que a muchas mujeres nos encanta ser mártires? ¿Quién no les ha dicho a sus hijos: “Después de todo lo que me he sacrificado por ti, mira cómo me contestas”? Cuántas no le han reclamado a su pareja: “Yo que dejé todos mis sueños a un lado para seguirte en la vida y ahora ni me volteas a mirar”.
O las que les resaltan a sus amigas: “Yo que he trabajado toda la vida y nunca me he dado ni un gusto por dárselo todo a mi familia”... ¿Será que pensamos que en el cielo nos van a dar un trofeo que diga: “Para la más cansada, más aburrida y más sacrificada”?
Cuando nos quejamos por todo lo que hemos dejado, sacrificado y sufrido, qué es lo que esperamos que pase a continuación... Que todos se boten a darnos besos y abrazos y griten: “¡Gracias!, eres la más fantástica mamá, esposa, amante, amiga del planeta”, o ¿será que simplemente nos quejamos para sentirnos importantes e indispensables?
Una buena pareja (hago énfasis en buena) jamás nos pediría que dejemos de ser plenos para que él/ella lo sea. Foto:Getty Images
Hace muchos años me estaba quejando con una amiga sicóloga porque consideraba que yo vivía en función de mi hijita pequeña, y que aun cuando lo hacía con todo el amor del caso, había una parte de mí que sentía que ella no apreciaba la “supermamá” que tenía.
Mi amiga me respondió con una verdad sin anestesia: “Lo único que estás buscando con su aprobación es que ella, una niña, valide tu vida o, peor aún, tu existencia. La trajiste al mundo y estás haciendo lo que debe hacer una buena mamá. Ella no te ha pedido nada, la que está mal eres tú, no ella”.
Y si dejamos de lado nuestras ilusiones y nuestras realizaciones para que todo el mundo, menos nosotras, sean felices, asumamos la decisión y no culpemos a nadie más.
¡Uffff! ¡Qué duro me dio! Me hizo cuestionar: ¿será que es más fácil victimizarse ante el desagradecimiento y la falta de oportunidades que sentirse fracasada por no haber intentado buscar la felicidad propia, o será que preferimos vivir la vida a través de nuestras parejas y nuestros hijos para no afrontar el reto de vivir nuestros propios sueños? Porque dudo que alguien que nos quiera de verdad nos pida que nos “sacrifiquemos” por ellos.
Los niños no vienen al mundo para chuparnos la sangre como vampiros. Es más, nosotros como adultos somos los que decidimos traerlos al mundo. Una buena pareja (hago énfasis en buena) jamás nos pediría que dejemos de ser plenos para que él/ella lo sea.
Ser mamá o tener pareja no puede ser una excusa para dejar de lado nuestra esencia ni nuestros anhelos y/o sueños. Afortunadamente hay infinitos ejemplos de mujeres que saben que la armonía de sus hogares no depende de que la comida esté perfecta, ni que los uniformes siempre estén bien planchados, depende de que ellas mismas sean felices, tengan amor propio y se sientan plenas con las decisiones que han tomado.
Y si dejamos de lado nuestras ilusiones y nuestras realizaciones para que todo el mundo, menos nosotras, sean felices, asumamos la decisión y no culpemos a nadie más. Ni mucho menos quedémonos esperando calcomanías de caritas felices al final de cada día por actuar como hemos decidido hacerlo. La realidad es que ser mártir ya pasó de moda.