Se ha elevado en los últimos cuatro años como “la abuela fit” de las redes sociales; Erika Rischko, una ciudadana alemana de 84 años es vista por la comunidad en línea no solo como una fuente de inspiración sino también como una experta o 'influencer' en el ámbito del fitness y la longevidad.
Rompe los límites físicos y también las expectativas convencionales sobre la edad y la vitalidad. Su presencia en el mundo del fitness trasciende fronteras y ha servido como una fuente de inspiración para innumerables personas mayores que buscan una vida activa y saludable, sin importar la etapa de la vida en la que se encuentren.
En una cultura donde la idea de mantenerse en forma a una edad avanzada a menudo se considera una utopía inalcanzable, el caso de Rischko es un recordatorio contundente de la importancia de no subestimar el poder del movimiento y el entrenamiento regular en cualquier etapa de la vida.
La alemana demuestra cómo el compromiso con la actividad física puede no sólo prolongar la vitalidad, sino también mejorar el bienestar emocional y mental, resultando en una calidad de vida envidiable.
Dedicó toda su vida a ser ama de casa, a la crianza de sus hijos y, durante su adultez, tuvo como principal función cuidar de su padre mientras estuvo enfermo.
En su juventud no era una entusiasta de los deportes ni del ejercicio; nunca había hecho actividad física con regularidad hasta sus 50 años, edad en la cual su hija la inscribió en un gimnasio local.
“Como mis dos hijos estaban fuera de casa por primera vez, me sentía sola”, reveló Rischko en una entrevista. “Los primeros cinco años no fui nada ‘adicta’. Fue de a poco que comencé a hacer más e incluso me uní a desafíos de clases de spinning y competencias de remo de tres a cuatro horas de duración”, contó.
Pero la vida no siempre le sonrió. En 2017, comenzó a experimentar dolor de espalda crónico. Intentó mantenerse activa, pero el dolor la sumió en una espiral descendente de malestar.
“Me sentaba en mi habitación y me preguntaba qué estaba haciendo mal”, relató. “No podía estar tan activa como quería e incluso los paseos por la ciudad eran tan agotadores que tenía que detenerme cada pocos pasos”. Luego de motivarse con diversas terapias para tratar el dolor, contó a sus seguidores: “Ahora vivo mi vida como a mí me gusta: activa, junto a mi familia y en forma”.
Ningún obstáculo la pudo detener. En Instagram cuenta con más de 100 mil seguidores y en Tik Tok, la cuenta que la llevó a la fama, casi dos millones de seguidores. Allí sube videos bailando y comparte algunas de sus rutinas de entrenamiento.
Planchas, flexiones, ejercicios de resistencia y desafíos de baile… La llamada “gurú senior” del fitness contagia de vitalidad y ganas de entrenar a sus millones de seguidores, pero sobre todo entusiasma a su marido a compartir esta afición con ella. En la actualidad, el dúo de abuelos deleita a los s de redes sociales con bailes y series de ejercicios.
“Me siento honrada de que la gente se sienta inspirada por mí”, expresó Rischko al programa televisivo Good Morning America. “Si puedo cambiar un poco el estereotipo de que las personas mayores son aburridas o no son activas, eso me hace muy feliz”, enfatizó.
Según comparte en sus redes, sus objetivos de entrenamiento son variados y una de sus claves es no repetir siempre lo mismo; “Mezclo todo el tiempo para obtener una intensidad y/o duración diferente. Es importante cambiar la rutina de ejercicios para fortalecerte y no perder el tiempo”, le respondió a un seguidor hace poco.
Rischko asegura constantemente que el entrenamiento funcional y el de fuerza la ayudan a mejorar su equilibrio y prevenir caídas y lesiones.
“Me encantan los comentarios que me dejan y dicen cosas como: ‘Sos inspiradora, sos un ejemplo de vida, ambos son metas de pareja o ¿pueden ser mis abuelos?’”, dijo.
Javier Furman (M.N. 11873), kinesiólogo y fisioterapeuta, comenta sobre este caso que, a partir de los 50 años, las personas comienzan a experimentar sarcopenia, que es la pérdida de masa, fuerza y función muscular en los adultos mayores.
“Por eso el ejercicio se vuelve tan crucial, es esencial para evitar que esta condición se intensifique o empeore”, señala.
El especialista menciona que es bastante común que este grupo de edad evite el ejercicio físico por miedo a empeorar su estado con fracturas o debilitamiento de las articulaciones y huesos.
“Es un error decirle a alguien que no haga ejercicio para evitar impactos fuertes en el cuerpo. Para fracturar un hueso osteoporótico durante el entrenamiento, se tendría que hacer un movimiento muy violento, como saltar desde un cajón de un metro de altura o algo similar”, explica.
Asegura que la única manera de que los minerales lleguen a los huesos y mantenerlos en buen estado es mediante el estímulo biomecánico del impacto que se produce durante el ejercicio.
“No solo no es peligroso, sino que además es necesario para mantener la masa ósea”, afirma.
En cuanto a los ejercicios que realiza Rischko, si se revisa su feed, se la puede ver pedaleando con alpinistas, bailando con su esposo y sosteniendo planchas con peso durante 30 segundos. En varias ocasiones ha mencionado que su objetivo es mantener su fuerza y recordar a sus seguidores que “cada movimiento cuenta”.
Cuando se le preguntó qué consejo le daría a alguien que quiere empezar a entrenar, pero no se anima, la alemana fue contundente: “No hacer nada extremo, no es necesario, y empezar poco a poco”. Añadió que es importante personalizar la rutina.
“Se debe encontrar una actividad deportiva que se disfrute porque de lo contrario se pierde la motivación”, dijo. Además, sugirió que, para aquellos que no son tan disciplinados como ella, podría ser útil encontrar un compañero de entrenamiento, ya que esto dificulta cancelar las sesiones de ejercicio fácilmente.
En relación a lo comentado, Furman señala que, aunque la disciplina de Rischko es extraordinaria, no es común en personas de esa edad.
“A partir de los 50 años, es vital seguir moviendo el cuerpo para evitar la pérdida de masa muscular y el deterioro. Sin embargo, no recomiendo a nadie mayor de 70 años que entrene con el mismo nivel de intensidad que esta señora, que cuenta con ayuda profesional y claramente encuentra una pasión en el ejercicio, porque probablemente se lastimen o les haga daño”, advierte.
Además del estilo de vida activo que lleva, Rischko atribuye su buen estado de salud a su alimentación. Consume alimentos frescos, casi no bebe alcohol y no fuma desde hace 30 años.
Su enfoque y mentalidad trascienden las fronteras generacionales y culturales, sirviendo como un recordatorio social de que el ejercicio no es solo una tarea para los jóvenes en busca de un físico perfecto, sino un estilo de vida que puede nutrir el alma y el cuerpo a cualquier edad.
¿Un último mensaje?: “Sólo desearía haber empezado a entrenar antes”.
Victoria Vera Ziccardi.
La Nación.
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación Argentina (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.