Mariposas en la panza: qué hay detrás de esta sensación involuntaria

Desde muy joven, Lucía Báez Romano, psicóloga y sexóloga del Centro Argentino de Urología (CAU), experimentó una extraña sensación en el estómago que más tarde reconocería como “mariposas en la panza”. 

Recuerda que, mientras veía televisión en su casa, la imagen de un jugador de fútbol captó su atención, provocando una reacción física que, en su niñez, la llevó a esconderse debajo de la mesa para evitar que los demás notaran lo que le ocurría. 

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Con el tiempo, entendió que aquella reacción física correspondía a la emoción que sentía al ver a alguien que le atraía.

La sensación de cosquilleo en el estómago, comúnmente descrita como "mariposas en la panza", es una reacción habitual frente a situaciones emocionales como el interés por alguien, una primera cita o el simple hecho de ver pasar a una persona atractiva.

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Aunque popularmente se asocia con emociones románticas, esta sensación tiene una explicación científica y biológica que responde a reacciones del cuerpo frente a ciertos estímulos emocionales. 

"Cuando aparecen las famosas mariposas en el estómago, hablamos de una respuesta fisiológica a las emociones intensas, como por ejemplo, amor, ansiedad, miedo, la anticipación a una cita", comentó Marianela Ducca, especialista en psicología cognitivo-conductual.

Ella señaló que esto generalmente ocurre cuando enfrentamos una experiencia nueva: "No es lo mismo la cascada emocional ante la novedad que cuando algo ya es repetitivo", aclara la psicóloga.

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Por su parte, Sol Buscio, licenciada en Psicología, menciona que está relacionada con una activación en el cerebro "que viene a tomar poder de nuestros comportamientos y pensamientos y que nos preparan para afrontar distintas situaciones donde nos podemos llegar a ver amenazados o con una descarga de excitación tal como cuando conocemos a alguien".

De acuerdo con la Universidad de Harvard, esta sensación está asociada a la comunicación entre el cerebro y el sistema digestivo: "El tracto gastrointestinal es sensible a las emociones. Los síntomas de enojo, ansiedad, tristeza y amor, entre tantas otros, se pueden desencadenar en el intestino". 

Estos dos órganos están interconectados a través del nervio vago, lo que significa que lo que ocurre en uno afecta al otro de inmediato. Ducca lo confirma: "Nuestro sistema nervioso está conectado con nuestro sistema digestivo, entonces cada estímulo nos puede activar distintos tipos de conexiones que repercuten en el abdomen".

Sin duda, la ciencia y el amor están estrechamente relacionados. Esta particular sensación es el resultado de un proceso biológico que ocurre en el cuerpo al comienzo de una relación amorosa, debido a la liberación de adrenalina: "Cuando conocemos a alguien se activa el sistema nervioso simpático, el mismo que se enciende durante una situación de miedo", explica Ducca.

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Al suceder esto, el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran, y el flujo sanguíneo se concentra en los músculos de las extremidades, preparándolos para una posible reacción de defensa o escape. Como consecuencia, el sistema digestivo se ve privado de irrigación sanguínea, generando la sensación inusual en el estómago conocida como mariposas.

Durante el enamoramiento repentino, se liberan varias sustancias "que generan todas estas respuestas fisiológicas en el cuerpo", comenta Ducca. 

En este contexto, aclara que el cerebro libera una serie de hormonas que impactan el sistema digestivo y causan la sensación de mariposas. Entre ellas se encuentra la oxitocina, responsable del placer y la atracción hacia la otra persona; la serotonina, que induce felicidad simplemente al ver o estar cerca de quien se siente atracción; y la dopamina, un neurotransmisor que alimenta el deseo de compartir más tiempo con esa persona.

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Buscio también señala algo interesante: "Ante esta explosión de emociones, intentamos agradar al otro, mostrando nuestro mejor lado". 

Durante la experiencia de este cosquilleo en el estómago, Báez Romano señala que, sin darse cuenta, se altera el comportamiento, surgen titubeos y aceleración del pulso. Sin embargo, la especialista aclara que esto solo sucede en las primeras fases del enamoramiento, particularmente cuando hay incertidumbre. 

A medida que se va conociendo mejor a la otra persona o se está en una situación predecible, "ya no se liberan todas estas sustancias, entonces no aparece la sensación de hormigueo en el estómago".

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Cuando esta etapa inicial del enamoramiento termina, se entra en una nueva fase: "Empieza a aparecer el lado B de la otra persona. Afloran cuestiones relacionadas a conocer sus gustos, valores y comportamientos que quizás nos dejan de atraer. En ese momento entramos en una etapa de negociación con nosotros mismos y con el otro: ¿Conectamos? ¿Nos iramos?", detalló Buscio.

En muchas ocasiones, las emociones pueden desbordarse y es complicado mantener el equilibrio, pero existen técnicas para lograrlo. 

Para reducir la sensación de mariposas en el estómago, Ducca recomienda emplear ejercicios de respiración consciente, que ayudan a pasar del sistema nervioso simpático, caracterizado por una respiración agitada, al sistema nervioso parasimpático, asociado con un estado de calma emocional. 

No obstante, la psicóloga señala que "tener un poquito de estrés está bueno porque te hace más operativo y te mantiene en estado de alerta". 

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La primera técnica que menciona se llama "respiración en caja". Su aplicación es bastante simple: "Se inhala en cuatro tiempos, se sostiene el aire durante otros cuatro segundos, se exhala nuevamente en cuatro y se mantiene una apnea por otros cuatro tiempos", explicó la experta. 

No obstante, llevarla a cabo puede requerir algunos minutos, lo que a veces impide utilizarla en situaciones de urgencia. Por ello, Ducca propone otra estrategia llamada "suspiro fisiológico", que es más rápida y discreta: "Se inhala profundamente y luego se exhala de manera suave", añade la especialista.

Al ser consultada sobre la duración de esta sensación y si se manifiesta de igual manera en todas las personas, Ducca señala que algunos individuos están más conectados con su fisiología y son más conscientes de su cuerpo, mientras que otros tienden a no percibirlo tanto. 

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En cuanto al enamoramiento, especifica que "las mariposas pueden durar entre seis meses y dos años". Como reflexión final, la psicóloga concluye: "Somos seres integrales y debemos buscar un equilibrio total: ni todo intestino, ni todo mente, ni todo corazón". 

La Nación Argentina / GDA.