Estudiado 'Satanás' (2002) y vista la película (2007) correspondiente, había chuleado a Mario Mendoza como escritor leído, entendido y resuelto, pero, su protagonismo en la pasada Feria del Libro de Bogotá, junto a Harry Potter y las negritudes, omnipresentes en videos, vitrinas y salas de conferencias, revivió mi interés por su obra.
Fans
La presencia de Mendoza en uno de los auditorios, precedida de inusitada vigilancia y control, y el entusiasmo de sus fans invitaban a indagar a qué se debía semejante acogida. Mendoza es pródigo en la palabra. No niega una conferencia a estudiantes de bachillerato o a de un club de lectores. Se apropia del micrófono con gesto serio y ceño fruncido, y habla con solvencia de los males que aquejan este mundo y en especial a Ciudad Gótica, es decir, a Bogotá. En la FilBo tenía otra cara. Felicidad total y sonrisa abierta. Estaba lanzando la película 'Los iniciados', basada en el mundo que ha creado en sus novelas con sus personajes. Su público estaba compuesto de lectores y iradores que chiflaban y aplaudían a cada una de las figuras involucradas en la producción cinematográfica.
Molina
Fue cuando me propuse retomar su obra, solo que no sabía que es enorme: 17 novelas, sin contar producciones juveniles y narraciones ilustradas. Le está pisando los talones a Jordi Sierra i Fabra, por no decir que a Corín Tellado. Por lo pronto, comencé con las cuatro novelas del pack del detective Frank Molina, en edición de lujo, pasta dura y nuevas portadas de Planeta. Molina, Frank Molina, como se suele presentar, a lo James Bond, me atrapó en 'Lady Masacre' (2015) y en 'Akelarre' (2021), pero apenas vi cinco asomos suyos en el 'Diario del fin del mund'o (2018), y dos, en una especie de cameo a lo Hitchcock, en 'La melancolía de los feos' (2016). Alguien que haya tenido mi misma experiencia podría alegar que en las dos últimas novelas aparece solo por exigencias del mercado, pero no porque su presencia tenga peso en la narración.
Ciudad Gótica
En sus novelas, Mendoza se apropia de Bogotá. Sus principales escenarios son el parque de la calle 42 con Octava, La Candelaria, el barrio Santa Fe y la Zona Rosa nocturna. Por sus calles oscuras pasan el Caballero de la Noche, la Dama de la Noche, los neonazis, los posesos, los extraterrestres, Batman sin Robin, los buenos y los malos. Le gusta expresar las ideas de manera repetitiva, y acude especialmente a iteraciones triples, “terminé en la cana, en Punta Cana, en las playas de Cancún” (p. 160, Lady); “el mundo será tomado por el abatimiento, la desesperanza y la melancolía” (p. 227, fin del mundo); “los monstruos somos fabricados, hechos, construidos por manos ajenas” (p. 334, Akelarre), “espero ayudar, colaborar, ser útil a los demás” (p. 197, los feos).
Los colegios se debaten entre incluir en el Plan Lector a Mendoza y no hacerlo. Algunos personajes son la bondad en pasta, gente ejemplar, por su sentido de la amistad y de la solidaridad, pero otros, la mayoría, son violadores, asesinos irredentos, sacrílegos y blasfemos. En todo caso, sus lectores lo aman y lo leen con verdadero deleite.
FERNANDO ÁVILA*
*Experto en redacción y creación literaria
@fernandoav
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