La Navidad, una época donde se juntan varios sentimientos de alegrías y tristezas, de emociones y esperanzas, en fin; cada uno en su entorno lo celebra según sus tradiciones, convicciones y estado de ánimo.
Debo y quiero comenzar con el doloroso fallecimiento de Juan Cárdenas, artista multifacético a quien conocí y iré profundamente. Él fue un creador completo. Comienza su carrera como caricaturista, camino que abandona luego de varios episodios censurados y con cárcel incluida. Terminó su ciclo como crítico de la realidad en los periódicos, a comienzos de los 70s, encerrándose en su estudio, para entregarnos uno de los mejores capítulos de la plástica colombiana.
Sus obras tienen un origen y un sentido diverso, ya que a veces son conceptuales y a veces se enfocan en el cuerpo humano y en la naturaleza, como es el caso de sus paisajes. En una época para resaltar, se obsesionó con los autorretratos, haciendo que varios de ellos mostrasen una perspectiva distorsionada, que parecían ser vistos a través de una lente gran angular.
La perspectiva fue otra obstinación, mostrando, creo yo, que en varios de sus trabajos había un efecto, como el de Las Meninas, en donde Velázquez nos enseña un cuadro en el que el artista pinta a alguien pintando, siendo él mismo. ¡Qué magnífico juego de planos, perspectivas y reflejos! Los artistas crean sobre lo que ven y en buena parte de sus obras, Cárdenas veía su propio estudio. Esta reivindicación del estudio del artista como prisma de la realidad, como juego de espejos de lo que pasa en el mundo, es, sin duda, parte importante de sus aportes.
Los invito a ver sus obras, algunas de las cuales están en la colección del Banco de la República y muchas otras en diversas galerías.
Un dato adicional que muestra la gran versatilidad que poseía el Maestro Juan: dejó para la historia de la numismática el diseño de los billetes de $ 5.000 (con la imagen de José Asunción Silva) y los de $ 20.000 (con la imagen de Julio Garavito). Es así como millones de personas han tenido un Cárdenas en sus manos. El arte colombiano llora su pérdida.
Qué alegría por Beatriz, toda una titán del arte colombiano y que goza de una universalidad digna siempre de alto honor.
Al mismo tiempo, nos llenan de regocijo dos noticias que han ocurrido recientemente. Dos logros en el exterior de reconocidas mujeres artistas, oriundas de nuestro país.
La primera 'buena nueva' se trata del galardón que recibió Doris Salcedo: el Praemium Imperiale de Japón, por sus obras con las que denuncia la violencia en Colombia y con las que se compromete con las víctimas.
El comité encargado de la nominación a partir del cual se escogen los galardonados en este premio está conformado por personas del Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón e Italia: así que se trata de un reconocimiento internacional de mucha importancia.
Salcedo es una colombiana realmente universal y que desde hace rato está en la cumbre de las artes plásticas mundiales. Es un verdadero orgullo saber todo lo que ha logrado, y desde hace rato es una de las más grandes creadoras colombianas.
Otra noticia positiva es el reconocimiento, más que merecido, que recibió la maestra Beatriz González. Se trata del China International Award for Public Art 2024. Recibió este premio por Auras anónimas, un trabajo bellísimo e impactante que realizó la artista en las bóvedas del Cementerio Central de Bogotá y que nos recuerda la historia violenta que ha vivido el país, un capítulo que los colombianos no hemos finalizado aún.
Qué alegría por Beatriz, toda una titán del arte colombiano y que goza de una universalidad digna siempre de alto honor.
Coletilla: Esta es mi última columna del año. Les deseo a todos mis lectores, desde el corazón, que en el año que viene sigamos con fortaleza, tengamos ilusiones y no perdamos las esperanzas de un 2025 con menos enfrentamientos y un acercamiento a la cordialidad. Que el arte y la cultura nos acompañen siempre, y siempre agradecida por tener este espacio de opinión.