Más allá del discurso político o diplomático, la poesía arenga las razones intrínsecas de los acontecimientos humanos. Muestra con dolorosa sencillez la vida de inocentes desconocidos, víctimas de un lado u otro, que pueden ser tu madre, tu hijo, y cómo la maquinaria de la guerra cada hora, cada día, destroza en una espeluznante impunidad. Lo que ocurre en Gaza es un síntoma de la degradación a la que hemos llegado. Los horrores de la estadística minimizan la humanidad.
Mosab Abu Toha, nacido en Gaza, 1991, es un escritor, profesor y bibliotecario, fundador de la biblioteca pública Edward Said. El 19 de noviembre de 2023 fue detenido junto con su familia, al intentar huir del norte de Gaza por un corredor “humanitario”. El 23 de noviembre fue liberado, después de ser ultrajado por sus carceleros. El poeta y editor colombiano Santiago López tradujo del inglés algunos poemas aparecidos en el libro Cosas que podrías encontrar escondidas en el oído, y publicado por la editorial G.U.R.R.E.
En el poema Mi abuelo era terrorista, con sabia ironía Mosab describe la cotidianidad de su abuelo que “cuidaba de su parcela, / regaba los rosales del patio, / fumaba cigarrillo con la abuela / sobre la playa amarilla, yaciendo allí / como una alfombra para orar”. En pocos versos ilustra el oprobio de un país que ha sido reducido a sus mínimos contornos. “Cuyo lujo era tener una carpa, / con una bandera de la ONU ondeando / sobre el poste oxidado / en la playa junto a un cementerio”. Un día al abuelo se lo comió la tierra y el poeta busca su tumba en vano, “acaso están seguros de que te enterraron aquí / o te convertiste en un árbol / o quizá volaste con un pájaro hacia la nada”. En Amamos lo que tenemos aparece la mujer, esparciendo sus poderosas semillas: “Pronto este edificio se sostendrá por sí mismo, mientras nosotras seremos los árboles que lo protegen de la ferocidad / del viento / los árboles que les darán sombra / a las niñas que duermen dentro o juegan en los columpios”. El poeta se hace sujeto de la historia y en unas pinceladas esboza los abismos y dichas terrenales. Los relatos personales universalizan la magnitud de la tragedia: “Amamos lo que tenemos, sin importar cuán poco, porque de lo contrario todo se habrá perdido”, hondos versos agrietados en un solar del universo. Gritos que retumban en el silencio de cada uno, de todos. Voces como cuchillos que alumbran las mañanas de sol, sangre y esperanza.
ALFONSO CARVAJAL