Hace cuatro días, el pasado 16 de septiembre, María Isabel Plata murió dejando un inmenso legado histórico a las mujeres colombianas. Bogotana, de origen santandereana, María Isabel nació en 1952. Era sobrina del médico Fernando Tamayo Ogliastri, quien en 1965 fundó la Organización Probienestar de la Familia Colombiana, hoy conocida como Profamilia.
No obstante la tradición de esta región, el doctor Tamayo no dudo en ir contra la corriente y romper los esquemas que ataban la maternidad como único destino para las mujeres colombianas. En 1994 nombra a su sobrina María Isabel Plata como directora de Profamilia.
Es entonces cuando ella, preocupada por el número de embarazos adolescentes y en general de embarazos no deseados en el país, lanza un proyecto pionero de planificación familiar, hoy nombrada como anticoncepción. Este proyecto fue acompañado de servicios jurídicos y de la distribución gratuita de las píldoras anticonceptivas a todo lo largo y ancho del país, lo que, por supuesto, despertó un rechazo contundente de la Iglesia.
También y casi al mismo tiempo y aún más revolucionario para la época, se lanza el programa de la ligadura de trompas y de la vasectomía. El primero requería la firma obligatoria del marido; en cambio, para ellos había plena autonomía. Años más tarde, María Isabel se centra en la anticoncepción de emergencia, también conocida como la píldora del día después, convirtiendo a Profamilia en la primera organización que la implementaría en Colombia.
Ella, preocupada por el número de embarazos adolescentes y en general de embarazos no deseados en el país, lanza un proyecto pionero de planificación familiar.
Por supuesto, junto con la socióloga feminista Magdalena León, María Isabel participó como parte de la delegación del Gobierno colombiano en las grandes conferencias internacionales de la década como en la Cuarta Conferencia Mundial que se celebró en 1995 en Beijing, convirtiéndose así en una de las figuras más importantes del país en materia de salud sexual y reproductiva.
Es en ese momento que conozco a María Isabel, cuando, con otras organizaciones de mujeres, se iniciaron reuniones mensuales en ese recordado salón azul de Profamilia para debatir, entre otras cosas, la posibilidad de legalizar el aborto ya en el marco de lo que entonces se llamaba Derechos Sexuales y Reproductivos. Sabíamos que el tema no iba a ser fácil, pero con el acompañamiento de esa gran abogada –que ya había librado más de una lucha difícil, sin nunca dar un solo paso atrás– no lo dudamos ni un solo momento.
Es así como, en esa famosa casa blanca de la calle 34 con carrera 15, nace en 1998 la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, reconocida hoy conjuntamente con Causa Justa por el logro relacionado con el derecho a interrumpir el embarazo. Pero ya María Isabel, después de 17 años de estar al frente de Profamilia y capotear un sinfín de temas polémicos, se había retirado para disfrutar de un merecido descanso.
María Isabel, una mujer grande y al mismo tiempo dulce y generosa, sembró sin dudarlo un solo instante la semilla de lo que hoy reconocemos y nombramos como derechos sexuales y derechos reproductivos y queremos decirle que, ante las luchas pendientes, la extrañaremos mucho.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad