Un buen gobierno sienta las bases para acabar la pobreza y la corrupción, y el de Petro es la antítesis de lo que un país espera de un buen gobierno. Ya no le cabe un escándalo más de corrupción y sus políticas están dirigidas a destruir la clase media, necesita una ciudadanía pobre y sumisa que dependa de ayuda estatal para sobrevivir. No existe otra razón para destruir la salud, la educación y ahora la vivienda social.
Mi Casa Ya ha sido uno de los programas de vivienda más exitosos en América Latina. Gracias a él, miles de familias de escasos recursos han obtenido un subsidio para facilitar la compra de viviendas de interés social. Se han beneficiado más de 358.000 hogares que hoy tienen vivienda propia y con ello han logrado salir de la pobreza.
Además de reducir el déficit cuantitativo a menos de la mitad entre 2009 y 2022, pasando de cerca del 8 % al 3,4 % en 2022, se generó un impacto sin precedentes en la producción de vivienda.
Antes de Mi Casa Ya, menos del 50 % de las ventas eran de VIS, cuyo volumen apenas alcanzaba las 69.000 viviendas. Para 2021, las ventas de VIS sumaron casi 180.000 unidades, multiplicando este mercado por 3 e incrementando su participación al 70 % del total de las ventas. Le dimos la vuelta al mercado lo que se traduce en más vivienda para los hogares de menores ingresos que representan la mayor proporción de la población en Colombia.
Para que un hogar de bajos ingresos entre al mercado de vivienda se necesita articular el crédito y el subsidio para lograr minimizar la necesidad de ahorro, que es una de las carencias por definición de las familias pobres y vulnerables. Esta fórmula tan elemental es la que hoy desconoce el Ministerio, con una drástica reducción de uno de los beneficios que pone en jaque el al crédito.
Para 2025 cerca de 40.000 hogares se levantaron con el trago amargo de la nefasta decisión de acabar con la cobertura a la tasa de interés. En el futuro lo serán los más de 1,2 millones de hogares que aún continúan en condición de déficit habitacional.
Hoy el Gobierno les da una bofetada a los hogares de menores recursos que confiaron en el Cambio, que hace 1 o 2 años iniciaron un proceso para adquirir una vivienda, y que ‘ad portas’ de recibirla van a tener que desistir de ese sueño, pues Petro vuelve a atacar a quienes más lo necesitan. Una mentira más de campaña que puede materializar por el discurso de odio que tiene contra los constructores y cualquier manifestación de persona honesta que trabaje y genere empresa y empleo en el país.
Hoy el Gobierno les da una bofetada a los hogares de menores recursos que confiaron en el Cambio, que hace 1 o 2 años iniciaron un proceso para adquirir una vivienda, y que ‘ad portas’ de recibirla van a tener que desistir de ese sueño
El Presidente responsabiliza de todos los males de la vivienda y el país al hundimiento de la ley de financiamiento, con lo cual nuevamente miente. Este año el Ministerio contaba con la apropiación presupuestal de $ 4,4 billones, de los cuales ha pagado $ 1,3 billones: una ejecución del 30 % a menos de un mes de acabar el año. Mientras las arcas están llenas con plata no ejecutada, derrocha en fiestas, comprando congresistas y contratos.
Esta medida trasciende lo social y tendrá un impacto directo sobre el crecimiento de la economía. La construcción de vivienda genera más de un millón y medio de empleos y jalona más de la mitad del aparato productivo del país.
Acabar con Mi Casa Ya es una traición a los vulnerables. Destruirlo es un acto irresponsable que sacrifica el bienestar de miles de familias por simple ideología. El legado de este gobierno será el fracaso de la izquierda colombiana, que prefirió la corrupción y género más pobreza, un populista que evoca al pueblo cada vez que se toma un trago fuerte, pero que al levantarse inventa un golpe blando y las consecuencias del guayabo del desgobierno les produce gastritis a los más pobres.
P. D.: Solidaridad con el Consejo de Estado ante los graves, sistemáticos e irrespetuosos ataques a la autonomía e independencia judicial.
LUIS FELIPE HENAO