Todo jefe de hogar tiene que asegurar que sus finanzas domésticas estén equilibradas: sus gastos tienen que acomodarse a sus ingresos; de lo contrario, se quiebra. Para empezar, debe sincerar sus ingresos y no hacerse pajaritos en el aire, a partir de una planeación realista de las rentas que podrá obtener, con los pies en la tierra. Definidos sus ingresos, habrá de priorizar sus egresos, sin dar cabida a gastos que no se acomodan a la realidad de su bolsillo.
Es el mismo ejercicio que debe hacer anualmente el jefe de la Casa Colombia, con ocasión del trámite del presupuesto anual de la Nación, que en esta ocasión se entregó desfinanciado al Congreso. El Gobierno estima que en el 2025, su último año fiscal completo, podrá ejecutar un presupuesto de $ 523 billones, aunque le faltan $ 12 billones para alcanzar esa cifra.
Para tapar este déficit, el Gobierno ha anunciado que propondrá otra reformita tributaria. Como quien dice, los contribuyentes seremos los paganinis de la política gubernamental de mantener un ritmo insostenible de gastos, frente al comportamiento de los ingresos corrientes, no obstante que la tasa de tributación en nuestro país ha desanimado la inversión, Colombia tiene la tasa fiscal corporativa más alta entre los países de la Ocde e, inclusive, los impuestos a la propiedad equivalen al 7,8 del PIB, más del doble del promedio de América Latina, a pesar de lo cual se planea aumentar el impuesto de ganancia ocasional y se insiste en el de patrimonio.
El problema está en el desempeño de los ingresos corrientes. Por eso, el presupuesto acepta que todos ellos caerán en un 3,7 % el año próximo y, en particular, se proyecta una disminución del aforo del impuesto de renta del 9 % y del 28 % en el impuesto al patrimonio. No podría ser de otra manera, vista la caída del recaudo de este año, el pobre crecimiento de la economía y la triste realidad de que la reforma del 2022 espantó el capital, al punto de que sus titulares optaron por cambiar de residencia fiscal.
Los recursos de capital también se ven afectados como resultado de la caprichosa política de hidrocarburos y de la crisis de Ecopetrol. Si otra fuera la historia, en el 2025 no se caerían los excedentes financieros en $ 8,3 billones, producto de menores dividendos provenientes de la petrolera estatal.
Sería de esperar una política de austeridad gubernamental. Pero no. Mientras se prevé que el recaudo de los ingresos tributarios caerá un 3,7 % el año próximo, los gastos de la burocracia crecerán el 9 %
Frente a este panorama de los ingresos, sería de esperar que la política de austeridad gubernamental fuera una realidad. Pero no. El colombiano del común advierte que sus impuestos se van en corrupción, en burocracia, en viáticos y hasta en los honorarios del masajista palaciego, que, según ‘Semana’, ya llegan a los $ 176 millones. Lo más grave es que, en medio de la sequía, los gastos de funcionamiento en general crecen al 6,2 % y los de personal se proyectan con un crecimiento del 9,3 %, cuatro puntos por encima de la inflación prevista para este año y seis puntos excedentarios frente a la inflación estimada del 2025. Esto no es, exactamente, un modelo de prudencia fiscal.
La estrechez financiera que se tiene tampoco debería dar lugar al delirio. Es imposible constitucionalmente asignar gasto al Banco de la República, por plausible que sea. Este solo puede emitir contra activos en su balance, tales como créditos al sector financiero, compra de reservas o, excepcionalmente, créditos al Gobierno, con el voto unánime de los de la junta del Emisor. La impresión de billetes inflacionaria, siempre populista, no tiene cabida entre nosotros, a partir de la Constitución del 91.
Tiene un gran reto el Congreso con el presupuesto que estudia. No solo por los ingresos. Será esencial que mire la calidad del gasto y la asignación sectorial de este. Por ejemplo, las partidas presupuestales caen 31 % en cultura y deporte; 12 % en vivienda, a pesar de sus dificultades; 11 % en minas y energía, en medio de sus actuales retos, y 45 % en agricultura, pese a las necesidades de la reforma agraria, ¿acaso gracias a la expropiación exprés?
Taponazo. ¿Por qué ahora prefieren que sea China la que capacite a los organismos de inteligencia?
NÉSTOR HUMBERTO MARTÍNEZ NEIRA