Los debates recientes sobre las herencias económicas de la istración Duque hacen conveniente una revisión de los últimos cinco años, a partir de la pandemia, un claro punto de corte debido a la fuerte recesión mundial que generó. En el caso colombiano la recuperación de 2021 fue muy positiva. Sin embargo, como en casi todos los países, la pandemia generó fuertes déficits fiscales y aumentos de la deuda pública, que en Colombia alcanzó en 2020 uno de los niveles más altos de la historia.
Frente a la situación fiscal, el grueso de los países comenzó a hacer ajustes en sus cuentas públicas. Colombia fue una excepción, ya que mantuvo en 2022 un déficit fiscal alto. Más aún, la decisión de aplazar los ajustes de los precios de la gasolina y el diésel, frente al fuerte aumento que tuvieron en febrero a nivel mundial o como resultado de la invasión de Rusia a Ucrania, generó un déficit fiscal adicional de 37 billones de pesos. Si se estima con el déficit causado del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (no el pagado, que tiene un año de rezago), el déficit del Gobierno Nacional fue 6,6 % del PIB, uno de los más altos de la historia.
A ello se agregó el altísimo déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que es la diferencia entre la demanda y la producción nacional: alcanzó un 6,1 %. El único nivel similar en las últimas décadas fue el del 2015, pero entonces con bajos precios del petróleo, en tanto que en 2022 estaban en auge, por lo cual ese desequilibrio debió haber sido bajo.
La pandemia generó fuertes déficits fiscales y aumentos de la deuda pública, que en Colombia alcanzó en 2020 uno de los niveles más altos de la historia
El recalentamiento de la economía era, por lo tanto, evidente cuando se inició el gobierno actual. El ajuste de las finanzas públicas en 2023 fue importante, incluyendo el del precio de la gasolina, aunque no el del diésel (que debería haberse iniciado en julio). Calculado nuevamente con los datos de causación del fondo de combustibles, el total del Gobierno se redujo al 3,9 % del PIB. Aún más fuerte fue la reducción del déficit en cuenta corriente: a 2,5 %. El ajuste fiscal y el aumento de las tasas de interés para frenar la inflación contribuyeron así a poner fin al recalentamiento de la economía. El costo fue la fuerte desaceleración del crecimiento, a 0,6 %, con una caída sustancial de la inversión. El empleo también se afectó, aunque en forma moderada. La inflación, alimentada también por la invasión a Ucrania, también fue alta, pero tocó techo en marzo.
El año actual pinta mejor. Hay síntomas de reactivación desde el último trimestre de 2023, incluso en ausencia de un plan de reactivación. Refleja, por lo tanto, el dinamismo propio de la economía. El crecimiento del 2,1 % en el segundo trimestre es un signo claro. Ajustados por estacionalidad, tanto la inversión como el empleo muestran ligeros aumentos. Además, el déficit en cuenta corriente sigue siendo bajo y la inflación tiene una tendencia descendente. Los elementos preocupantes son la contracción que todavía muestran algunos sectores, especialmente el manufacturero, y, sobre todo, el nuevo aumento del déficit fiscal, aunque sigue siendo menor que el de 2022 (4,9 %), si lo estimamos con los datos de causación del Fondo de Combustibles. Más aún, sería más bajo si se consideraran como ingresos tributarios de 2024 los enormes anticipos del impuesto de renta pagados en 2023.
Por lo tanto, aunque con algunos problemas, la economía está de nuevo creciendo y el Gobierno ha mantenido el compromiso de cumplir la regla fiscal. Lo que se requiere ahora es un verdadero plan de reactivación, apenas uno de cuyos elementos ha sido acordado: el Pacto por el Crédito. La reducción gradual de las tasas de interés es otro factor favorable. Por su parte, el ajuste fiscal, que incluye el aumento del precio del diésel, debe recaer más sobre los gastos de funcionamiento y menos sobre la inversión, en tanto que los aumentos de impuestos pueden afectar la reactivación y tienen poca probabilidad de ser aprobados por el Congreso.
JOSÉ ANTONIO OCAMPO