Estamos a menos de una semana de iniciar la COP16, un hecho histórico para el país, que nos llama a unirnos como anfitriones del evento más importante sobre biodiversidad en el mundo. Vamos a abrir nuestras puertas a más de 190 países para mostrar la gran riqueza natural que nos representa y para seguir posicionando el liderazgo que hemos alcanzado en los últimos años con propuestas de fondo frente a las problemáticas que afectan al planeta.
En esta cumbre buscamos incidir en las decisiones políticas y financieras internacionales para ubicar la conservación de la biodiversidad al mismo nivel de importancia de la descarbonización y la transición energética.
Desde esta perspectiva, la COP16 se convierte en una plataforma clave para mover la cooperación internacional y los compromisos financieros hacia la implementación de estrategias que permitan frenar la pérdida de biodiversidad. Por eso, esta será una de las banderas que impulsaremos en las negociaciones.
Hace dos años, en la COP15, lideramos la propuesta para la creación de un fondo para el cumplimiento de las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming Montreal, a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial - GEF, con el objetivo de dirigir recursos de todas las fuentes como un compromiso entre los países en desarrollo y los países desarrollados.
Dicho fondo se materializó en la Asamblea del GEF, sin embargo, el nivel de recaudo de recursos proveniente de países desarrollados solo alcanzó cerca del 5 %, es por esto que Colombia está planteando diferentes mecanismos estructurales relacionados con la reforma del sistema financiero internacional y el establecimiento de instrumentos innovadores que permitan abrir el espacio fiscal para invertir de manera sistémica en la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.
La COP16 se convierte en una plataforma clave para mover la cooperación internacional y los compromisos financieros hacia la implementación de estrategias que permitan frenar la pérdida de biodiversidad
En esa lógica, vemos el financiamiento, desde la geopolítica y la situación económica de los países, como una discusión global que tiene que ver con los niveles de endeudamiento y la capacidad real de acceder a financiamiento, pues el elevado costo de a capital y el impacto de las calificadoras de riesgo, entre otros aspectos, nos generan una gran desventaja para la transición.
Por lo tanto, nuestra apuesta es que en la COP16 se empiece a negociar un marco de financiamiento que tome en cuenta esas realidades y no se supedite solo a las contribuciones de los países desarrollados. Si bien es necesario mantener esta fuente de ingreso, debe ampliarse hacia un financiamiento que nos ayude a elevar nuestra capacidad de conservación y hacer uso sostenible de la biodiversidad y al mismo tiempo dignificar a nuestras comunidades.
Lo que proponemos como parte de esta discusión es un mecanismo que ayude a que los países encuentren la financiación correcta para implementar proyectos. Esta financiación debe estar alineada con los objetivos del Marco Global de Biodiversidad, enfatizar en las soluciones basadas en la naturaleza con beneficios económicos y articular mecanismos que integren los fondos del clima y la biodiversidad, asegurando una mayor escalabilidad, a capital, así como eficiencia y eficacia en la ejecución de recursos en los territorios.
Colombia ya lanzó un portafolio para la transición socioecológica y la acción climática que cuenta con inversión pública para motivar y articular recursos del sector privado y la cooperación internacional. Sin embargo, tenemos una brecha de financiamiento que debemos cubrir con recursos de todas las fuentes y diversos mecanismos financieros que le den sostenibilidad en el largo plazo a dichas inversiones.
La COP16 es el ‘momentum’ para abordar la realidad del financiamiento y avanzar hacia una transición socioecológica justa basada en el cuidado y la protección de la biodiversidad mundial.
SUSANA MUHAMAD
Ministra de Ambiente