Una de las áreas del Gobierno donde el remezón del gabinete de arranque del año se sintió con más fuerza fue en las carteras económicas, comenzando por la inesperada salida de Diego Guevara y la llegada de Germán Ávila a la silla de ministro de Hacienda. A eso se suman las renuncias del director de la Dian, del jefe del Departamento de Planeación Nacional (DNP) y la vacante en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit).
Ya es de conocimiento público que el relevo en el Ministerio de Hacienda fue motivado por la intención del exministro Guevara de continuar con drásticas y responsables reducciones del gasto público. El entrante ministro Ávila ya dio declaraciones en torno a que no será un “contradictor” de la Casa de Nariño y que continuará con el deseo del Gobierno Nacional de intentar, por tercera, vez impulsar una reforma tributaria en el Congreso de la República.
Quedó claro de la crisis ministerial de principios de este 2025 que el presidente Gustavo Petro busca cerrar el último tramo de su cuatrienio con personas de su mayor confianza, leales a su proyecto político y sincronizadas en la anticipación de la campaña electoral de 2026. No obstante, las semanas pasan y cabezas cruciales del equipo económico del Gobierno no han sido nombradas en forma o están en encargos que ameritarían confirmación.
Uno de los retos más complejos que enfrentan las cuentas públicas en este 2025 es la mejora del recaudo tributario, cuyo rezago con respecto a las proyecciones es un componente clave en el delicado panorama fiscal del país. El director de la Unidad de Información y Análisis Financiero (Uiaf), Luis Eduardo Llinás, asumió en encargo a finales de enero pasado la dirección de la Dian, bajo la tarea de “liderar el proyecto de modernización de la entidad e implementar estrategias efectivas de fiscalización tributaria”. La gestión de los impuestos será fundamental para mitigar el billonario ‘hueco’ de las finanzas públicas.
Se debe disipar lo más pronto la percepción de que estos cargos están sobre la mesa para arreglos y coaliciones políticas
Otra entidad económica que necesita definiciones en su liderazgo es Planeación Nacional. El DNP contribuye al seguimiento de la implementación del Plan Nacional de Desarrollo y la coordinación y priorización de los recursos de inversión, entre otras funciones, indispensables para una istración en su etapa de cierre y con urgencia de mostrar resultados y ejecución. El llamado “tanque de pensamiento” del Gobierno constituye una importante pieza en el aparato económico del Ejecutivo.
El Ministerio de Comercio –cuyo titular dejó el cargo con denuncias y señalamientos de clientelismo y de presión por nombramientos– se halla en encargo a la exsuperintendente de Industria Cielo Rusinque. Esta entidad juega un rol destacado dentro de los esfuerzos para que los sectores industriales, comerciales y turísticos aporten con dinamismo a la ruta de la recuperación de la economía colombiana. Se debe disipar lo más pronto posible la percepción de que estos cargos están sobre la mesa para arreglos y coaliciones políticas.
La consolidación de un equipo económico en forma, estable y sincronizado, se hace aún más urgente ante la magnitud de los retos económicos, fiscales y sectoriales y la necesidad de mejor gestión y mayor ejecución en la recta final de la istración Petro.
EDITORIAL