La noticia de este diario ayer, ‘Héroes que ofrendaron sus vidas’, es dolorosa. Pero es una realidad que no se puede desconocer. Al contrario, el país y el mundo deben saber, o mejor, ser conscientes de que aquí día a día se libra una batalla feroz contra la amenaza de los grupos irregulares, en la que nuestras Fuerzas Armadas luchan por defender el orden y las instituciones.
Las cifras, por fortuna no las de otras épocas, conmueven. No es fácil ver que 90 uniformados del Ejército y Policía, según el Ministerio de Defensa, entre enero y noviembre de este año hayan ofrendado sus vidas en el cumplimiento de su deber. Esto es, por proteger las de los demás colombianos. Además de ellos, otros 450 uniformados resultaron heridos.
El país y el mundo deben saber, o mejor, ser conscientes de que aquí día a día se libra una batalla feroz contra la amenaza de los grupos irregulares, en la que nuestras Fuerzas Armadas luchan por defender el orden y las instituciones
“Esta es una tragedia con muchas aristas lamentables. Porque las que se han perdido no son una cifra, son vidas promisorias y valiosas. Ojalá el saber los héroes nacionales que su sacrificio es digno de gratitud y iración, les dé fortaleza y alivio a sus familias.
Esta mirada a lo que se vive en varias regiones, en especial en los departamentos de Cauca, Arauca y Norte de Santander –claro, zonas donde tiene fuerza el narcotráfico– debe servir también para recalcar en que estamos ante unos enemigos cada vez más brutales y menos fiables, que abusan de la zanahoria en la búsqueda de la paz, y, arteros, combinan modalidades de ataque sin pensar en los derechos humanos.
Por ello se necesita que nuestras Fuerzas Armadas tengan pleno respaldo del jefe del Estado y de la sociedad, que se evite el debilitamiento de sus capacidades logísticas y de inteligencia, que se les estimule moralmente y se fortaleza la estrategia para que intensifiquen su ofensiva, que se sepan combinar las tácticas de los ejércitos modernos y se entienda que la tarea conjunta entre fuerzas de aire, mar y tierra es indispensable. Mientras tanto, estamos seguros, la inmensa mayoría de los colombianos está del lado de sus soldados y policías.
EDITORIAL