Varias veces se ha planteado desde estos renglones que el actual sistema democrático del país ofrece suficientes herramientas y caminos para generar transformaciones y así responder a las demandas y necesidades de la gente.
Esto a propósito de las elecciones de los consejos municipales, distritales y locales de juventud que se efectuarán en todo el país el próximo domingo, por primera vez. En ellas podrán votar los jóvenes entre los 14 y los 28 años que se inscribieron en las registradurías locales para conformar estas nuevas instancias llamadas a ser interlocutoras ante las istraciones locales en relación con temas que atañen a la juventud. Así mismo, les corresponde impulsar proyectos y llevar a cabo tareas de concertación, vigilancia y control, de nuevo, sobre cualquier asunto que impacte a esta población.
Sin duda, la actual coyuntura, sumada a hechos recientes, le da a esta cita en las urnas un valor especial. Dejando de lado el vandalismo y otras acciones violentas de unos pocos, que serán siempre reprochables, es claro que en los últimos tiempos el país ha sido testigo de una movilización pacífica, legítima y vital de los jóvenes reunidos por causas que los afectan directamente, que van desde el a la educación hasta el futuro del planeta. Y lo han hecho, como se ha destacado desde este espacio, de formas novedosas, dejando claro que es hora de cuestionar ese lugar común que por años se instaló en las conversaciones respecto a la apatía de este grupo etario en relación con los asuntos colectivos.
Es clave que así como la cantidad de candidatos inscritos fue notable, también lo sea la de los jóvenes que acudan a
las urnas.
Es cierto que estos consejos no son una instancia única o privilegiada, que la democracia y el Estado de derecho siguen brindando múltiples escenarios y formas para que las reivindicaciones no se queden en el aire, pero es verdad también que les corresponde a los y a las jóvenes aprovechar este nuevo espacio que se abre para que su voz sea escuchada. En este sentido fue alentador saber que el número de inscritos superó los 41.000. Ahora el reto está en que la presencia en las urnas también sobrepase las expectativas. Si bien es fundamental que todos los jóvenes con una historia previa de interés y participación en asuntos sociales y políticos participen, no menos necesario es que aquellos que empiezan a interesarse por la cosa pública –y que previamente se hayan inscrito– también lo hagan.
No sobra decir que el reto de ir constituyendo los consejos de juventud como instancias legítimas, deliberantes y diversas no termina cuando se conozcan los resultados de los comicios del domingo. Este es apenas un primer paso. Tienen por delante muchos desafíos; uno de ellos, mantener a raya los vicios y las malas prácticas que, por desgracia, afectan a otras instancias de representación. Evitando, entre otros, la milimetría política y mostrando una disposición permanente a rendir cuentas a los electores. En cuanto al voto, también hay que recalcar la importancia de que la decisión que lo anteceda sea responsable, autónoma e informada.
Así, pues, todo está dado para que, por la vía de una participación notable, el domingo se dé un paso decisivo en la senda de revitalizar una democracia que exige nuevos aires.
EDITORIAL