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Los niños que comieron mal en su niñez son adultos con dietas poco saludables
Estudio señala que ser quisquilloso de niño impacta en la dieta que se lleva más adelante.
Los niños que comieron mal en su niñez son adultos con dietas poco saludables Foto: iStock
La alimentación de los niños puede ser un dolor de cabeza para los padres. Hay ciertas comidas que no les llaman la atención y solo disfrutan de una lista limitada de productos. Sus menús son particulares, pues ciertas texturas y sabores no suelen ser agradables para todos desde pequeños.
No obstante, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maastricht apunta a que ser quisquilloso con la comida entre los 4 y los 5 años puede impactar en etapas posteriores de la vida.
De hecho, según explica la Organización Mundial de la Salud, una mala alimentación en la primera infancia constituye uno de los principales factores de riesgo para padecer enfermedades crónicas a lo largo de la vida.
Pero, además de patologías físicas, esto acarrea también efectos colaterales que a corto, mediano o largo plazo, pueden afectar la vida del niño en aspectos como el rendimiento escolar, la productividad y la capacidad de socialización.
En esa misma línea, un equipo de la universidad de Países Bajos, liderado por Josine Pereboom, tomó como muestra a 2.046 mujeres con hijos de entre 4 y 5 años y realizó un análisis de los datos alimenticios de los pequeños.
14 años después realizaron un nuevo estudio a 926 de las madres y 880 de sus hijos, que ya habían cumplido la mayoría de edad.
Los resultados extraídos confirmaron que los niños que fueron caprichosos con la comida en su infancia en la actualidad consumían alimentos menos saludables.
Las deficiencias en la alimentación, sobre todo de hierro, hace que los menores de edad sean más propensos a sufrir de anemia. Foto:Foto: iStock
Fue así como identificaron que aquellos que no consumían fruta, verdura, pescado y lácteos entre los 4 y 5 años, no lo hacían tampoco entre los 17 y los 20 años, lo que no sucedía con alimentos como aperitivos, carne, huevos y bebidas dulces.
"Por lo tanto, parece que algunos comportamientos nutricionales comunes en los jóvenes quisquillosos con la comida pueden seguir presentes años más tarde", apuntan en el artículo.
Su recomendación es que los padres tengan esto en cuenta para que intervengan a tiempo y puedan mejorar los patrones dietéticos actuales y futuros de los niños.
En ese mismo sentido, Unicef señaló en un informe de 2019 que las malas prácticas alimentarias comienzan desde los primeros días de la vida de un niño.
Un ejemplo es que, cuando los niños comienzan a consumir alimentos blandos o sólidos cuando cumplen seis meses, a muchos de ellos se les suministra el tipo incorrecto de dieta. En todo el mundo, cerca del 45 % de los niños de entre seis meses y dos años de edad no reciben ninguna fruta o verdura. Cerca del 60 % no come huevos, productos lácteos, pescado o carne.
A esto se le suma que, a medida que los niños crecen, su exposición a los alimentos poco saludables es mayor, debido a factores como la abundancia de alimentos ultraprocesados y bebidas edulcoradas tanto en las ciudades como también en zonas remotas.
Por ejemplo, el informe muestra que el 42 % de los adolescentes que van al colegio en los países de bajos y medianos ingresos consumen bebidas gaseosas azucaradas por lo menos una vez al día y el 46 % ingieren comida rápida por lo menos una vez a la semana. Esas tasas ascienden al 62 % y al 49 %, respectivamente, en el caso de los adolescentes de los países de altos ingresos.
La dieta adecuada varía dependiendo de la etapa en la que se encuentra el niño. Por ejemplo, los niños en edad escolar, es decir, que tienen entre 6 y 12 años, deben comer cuatro o cinco veces al día, y precisan de alimentos saludables y nutritivos.
En estas edades, la tasa de crecimiento es lenta, pero constante, y se forman buena parte de los gustos y las aversiones en cuanto a alimentación, como demuestra el estudio mencionado.
Por ello, es esencial que los padres tomen nota de recomendaciones como las siguientes para que ayuden a sus hijos a desarrollar buenos hábitos que se mantengan en el tiempo:
- Incluya frutas y verduras en la dieta diaria de sus hijos, además de alimentos ricos en fibra, como cereales integrales y legumbres.
- Es importante tomarse el tiempo necesario para preparar un desayuno saludable y nutritivo que los niños puedan consumir sin prisa.
- Al llegar del colegio, los niños suelen sentir mucha hambre. Aproveche esa circunstancia para serviles un almuerzo balanceado y con todos los nutrientes necesarios.
- Hacer pedagogía es importante. Tómese el tiempo para explicarles a sus hijos cuáles alimentos son saludables y cuáles no.
- El ejemplo lo es todo. Siga buenos hábitos alimenticios en compañía de sus hijos. Así, ellos los interiorizarán por el resto de sus vidas.
- Involucre a sus hijos tanto como pueda en la planificación y la preparación de las comidas.
- Evite que sigan hábitos nocivos, como comer demasiada comida rápida.
- También es recomendable evitar alimentos como las golosinas y las bebidas artificiales.