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Informe: Sudamérica necesita medidas urgentes ante efectos del clima en la salud
Un estudio alerta sobre los graves riesgos que tiene el cambio climático en la salud de la región.
Las máscaras faciales son uno de los objetos para prevenir respirar aire contaminante. Foto: iStock
La salud de los sudamericanos está siendo gravemente afectada por el cambio climático, y en el futuro esto podría empeorar. Esa es tan solo una de las grandes conclusiones que entrega el informe ‘Lancet Countdown Sudamérica sobre salud y cambio climático’. El documento, que se presentó por primera vez el pasado 28 de marzo, analiza 12 países con 25 indicadores, y fue desarrollado por 28 investigadores que pertenecen a 21 instituciones académicas y agencias de la ONU, incluida la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y, además, hacen parte de la iniciativa dirigida por el Centro de Excelencia en Cambio Climático y Salud (Clima).
De acuerdo con el informe, el “aumento de las desigualdades sociales y la vulnerabilidad, la deforestación, la degradación de la tierra y las variabilidades climáticas globales en la temperatura del mar pueden conducir potencialmente a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, magnificando los efectos negativos del cambio climático sobre la salud”.
Frente a los resultados, los investigadores llegan a cuatro conclusiones clave. La primera es que es necesario que los gobiernos tomen medidas inmediatas. La segunda es que la región debe aumentar su preparación para proteger a la población de los impactos en salud de la crisis climática. La tercera es que se debe acelerar la transición hacia economías de cero emisiones de carbono. Y, finalmente, que se requieren compromisos financieros para responder ante las amenazas que suponen estas problemáticas.
‘Hora de actuar’
Según explicó durante el lanzamiento del informe Stella Hartinger, directora de Lancet Countdown Sudamérica, en la región no se suele pensar en cómo el cambio climático impacta la salud, cuando la relación entre ambos conceptos es casi intrínseca. En ese sentido, de acuerdo con la doctora en Epidemiología de la Universidad de Basilea, “los efectos adversos del cambio climático se están acelerando y van a afectar de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables”.
Entre los datos que encuentra el informe está que las altas temperaturas están limitando, cada vez más, la productividad de los trabajadores, socavando los medios de subsistencia de las personas y agravando los efectos de la crisis económica que afecta actualmente a muchos de los 12 países analizados. De hecho, la pérdida potencial de ingresos regionales asociada a la reducción de la productividad laboral por el calor en 2021 fue de 22.000 millones de dólares, siendo los sectores de construcción y agricultura los más gravemente afectados, con un 68 por ciento de las pérdidas totales.
Por otro lado, la exposición de la población al peligro de incendios forestales ha aumentado en la última década debido a las altas temperaturas y a la mayor incidencia de sequías en muchas zonas. “La exposición de la población a un peligro de incendio forestal muy alto o extremadamente alto en la región ha aumentado en nueve de los 12 países, con un aumento medio de siete días más en 2018-2021 en comparación con la línea de base referencial”, destaca el texto.
Pérdida de ingresos por olas de calor en Sudamérica. Foto:Lancet Countdown Sudamérica 2022
Además, señala el documento, “las condiciones medioambientales cambiantes también están afectando a la distribución geográfica de las enfermedades infecciosas. La región es endémica para el dengue, responsable de una elevada carga de morbilidad y de frecuentes ciclos epidémicos en toda Sudamérica. La idoneidad climática para la transmisión del dengue alcanzó su nivel más alto en los últimos años, con un aumento del 35,3 por ciento en 2012-2021 en comparación con la línea de base de referencia de 1951-1960”.
Ante ello, explica Leonardo Briceño, jefe de Salud Pública de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, es clave que en la región se empiece a hablar de estos temas dado que va a ser uno de los grandes problemas que tendrán que enfrentar los gobiernos y Estados en el futuro. En ese sentido, resalta el trabajo de los investigadores por ser pioneros en un estudio tan amplio y a la vez tan necesario.
Artículos científicos que estudian salud y clima en Suramérica. Foto:Lancet Countdown Sudamérica 2022
Según él, actualmente se están desarrollando iniciativas para medir y enfrentar esta problemática en la región, que si bien son “interesantes”, aún continúan siendo “insuficientes”.
Briceño asegura que en ese sentido hay que ponerle especial atención a la disponibilidad del recurso hídrico, como se está viendo en países como Uruguay y México. También en las alteraciones de la biodiversidad, y cómo la deforestación en regiones selváticas como el Amazonas puede generar el esparcimiento de enfermedades zoonóticas, como la que produjo en 2019 el covid-19. Sumado a ello hace hincapié en cómo la crisis climática tiene efectos en el hábitat humano, como lo que se ha visto en Perú o Colombia con los deslizamientos.
En ese sentido, señala, hay que empezar a prepararse desde lo más básico. Por ejemplo, mejorando las infraestructuras en salud incluso desde la visión de dónde se construyen. Según él, un hospital o un centro médico no puede quedar en una zona que esté expuesta a riesgo y debe ser de las infraestructuras más resistentes ante desastres naturales, para que no ocurran situaciones como la isla de Providencia, que tras el huracán Iota se quedó varios años sin un hospital.
Hospital de Providencia destruido un año después de Iota. Foto:Juan Pablo Rueda / Enviado especial de EL TIEMPO
Más preparación
Briceño enfatiza en que esas acciones deben tomarse con prontitud, dado que la crisis climática ya está presente y está generando impactos sobre la población.
Al respecto, el informe señala también que “es esencial mejorar la capacidad y la resiliencia del sistema sanitario, ya que los riesgos para la salud asociados al cambio climático aumentan y las necesidades sanitarias de la población también. Las infraestructuras sanitarias también deben reforzarse para hacer frente a los efectos cada vez mayores de los fenómenos meteorológicos extremos y ser bastiones seguros durante las emergencias relacionadas con el clima”.
📰Ya es de libre 📰
Informe de 2022 de Lancet Countdown Sudamérica sobre salud y cambio climático: confíe en la ciencia. Ahora que sabemos, debemos de actuar
— Lancet Countdown Sudamérica (@LCSudamerica) March 28, 2023
Sobre ello, Carlos Trillos, epidemiólogo y profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, dice que, si bien las acciones que se están tomando en la región son heterogéneas, Colombia sí ha tomado durante los últimos años una delantera en la creación de política pública.
Por ejemplo, dice que en Bogotá se tiene el Plan de Acción Climática 2020-2050, que en las acciones de adaptación contempla la articulación de la gestión del cambio climático con el Sistema Distrital de Salud.
“En Colombia, desde hace varios años se ha observado una preocupación creciente por la protección del medioambiente y el control de cambio climático en los diferentes sectores con articulación con el de salud. Se han implementado acciones de mitigación, que han evolucionado, con iniciativas en varios sectores. El Plan de Desarrollo 2018-2022 en el ‘Pacto por la Sostenibilidad’ incluye implementación de acciones para adaptarse al cambio climático; y el Plan de Desarrollo 2022-2026, que igualmente tiene un componente ambiental importante, incluye salud y agua potable bajo un enfoque preventivo y predictivo. Esto, más todas las iniciativas enfocadas con la reducción de gases de efecto invernadero y otros contaminantes, incluido el control de la minería ilegal”, resalta el experto.
Cero emisiones
En cuanto a las emisiones, el documento puntualiza que si bien Sudamérica solo es responsable del 6 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, “debe sumarse a los esfuerzos para reducirlas y, lo que es más importante, para garantizar que no se queda atrás en la transformación mundial hacia un sistema con cero emisiones netas”.
De acuerdo con el texto, “el cambio a combustibles limpios también puede reducir significativamente la exposición a la contaminación atmosférica doméstica y disminuir las desigualdades sanitarias entre las zonas urbanas y rurales. A pesar del casi universal a la electricidad en los hogares sudamericanos, solo la mitad se genera a partir de fuentes limpias como solar, eólica o hidroeléctrica”.
Los gobiernos no están haciendo lo suficiente para cumplir con los objetivos planteados por el Acuerdo de París en el 2015. Foto:Efe
Financiamiento
Finalmente, el documento de Lancet Countdown Sudamérica resalta que a pesar de la urgente necesidad de proteger la salud de las poblaciones locales frente al rápido aumento de los peligros para la salud, la adaptación sanitaria está “lamentablemente infrafinanciada en Sudamérica”, con solo el 10 por ciento (36 millones de dólares) de la financiación aprobada relacionada con la adaptación dedicada a la salud en 2021.
Si bien hay un proceso en curso en Latinoamérica, se requiere mayor articulación internacional y una gestión regional más homogénea, que debe ir acompañada de mayor inversión
“Sin embargo, las grandes sumas de dinero destinadas a subvencionar los combustibles fósiles demuestran que, en general, hay fondos disponibles, pero que no se están destinando a actividades que permitirían un futuro seguro y saludable”, resalta el texto.
Ante ello, señala Trillos, si bien durante los últimos años los países de la región han venido mostrando medidas y acciones en este tema, lo cierto es que se debe fortalecer desde la salud pública con colaboración de todos los sectores, con un enfoque hacia la reducción de las disparidades entre las comunidades rurales y urbanas, con énfasis en los grupos vulnerables; y eso requiere, entre otras cosas, inversión.
“Si bien hay un proceso en curso en Latinoamérica, se requiere mayor articulación internacional y una gestión regional más homogénea, que debe ir acompañada de mayor inversión, investigación, educación y participación de los diferentes sectores y la sociedad en general, que requiere un respaldo de políticas públicas sólidas, con una gestión que no se debe politizar, que debe incluir un equilibrio entre lo técnico, lo social y lo económico, con transiciones organizadas, sin improvisación”, finaliza Carlos Trillos.