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Noticia
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‘La escuela debe ser un centro de dinamización social en la comunidad’: coordinador general de Fe y Alegría Internacional
Daniel Villanueva habló con EL TIEMPO sobre la educación popular y el impacto de sus iniciativas.
Fe y Alegría es una red de 22 países federados, que en el 2023 incluía a 1.783 centros educativos. Foto: Cortesía.
Paulo Freire, un reconocido pedagogo brasileño del siglo XX, propuso la teoría dialógica para la educación, asegurando que esta última es un proceso de diálogo y reflexión crítica en el que no solo el estudiante, sino también el maestro aprende.
“La alfabetización no puede hacerse desde arriba hacia abajo, como una donación o una imposición, sino desde adentro hacia fuera, por el propio analfabeto, y con la simple colaboración del educador”, decía Freire.
Freire planteaba una educación para la vida y eso es lo que fundamenta las iniciativas de educación popular de Fe y Alegría, una red de 22 países federados, que en el 2023 incluía a 1.783 centros educativos, 98 institutos radiofónicos y 31 emisoras de radio. Ese año, su propuesta educativa impactó a 785.115 estudiantes en todo el mundo. Del total, 552.857 fueron en educación formal; 193.652 en educación no formal; 28.193 en educación formal en otras modalidades y 10.413 en educación formal radiofónica.
Daniel Villanueva, coordinador general de Fe y Alegría Internacional, define la educación popular como un proceso que tiene una intencionalidad transformadora.
“Es una educación que tiene una opción ética; una posición junto a los más vulnerables. También tiene una opción política, que es el deseo de transformación tanto a nivel comunitario, como de las políticas públicas para que lo que estamos defendiendo sea universal. Y que en el fondo la defensa del derecho a la calidad educativa sea para todas y todos, no solo para nuestros alumnos”.
En la sede de Colombia hay un total de 92 centros educativos, que impactaron a 131.039 estudiantes, con 2.808 docentes y colaboradores durante el 2023. Asimismo, la federación tiene incidencia en otros países como Madagascar, Camboya, Chad, Italia, Haití, Perú, Panamá, entre otros.
“En todas esas realidades, Fe y Alegría nace con una misma sed de justicia y transformación, y con una convicción compartida: la educación popular es el camino hacia el empoderamiento y el protagonismo de las comunidades y las personas en un proyecto humanizador para nuestras sociedades”, aseguró Villanueva en la Memoria Federativa 2023, que destaca los logros e iniciativas más importantes de la entidad.
EL TIEMPO conversó con Villanueva sobre las iniciativas de educación popular, el origen de la federación y el impacto que ha tenido en los 22 países en los que tiene presencia.
Daniel Villanueva, coordinador general de Fe y Alegría Internacional. Foto:Sergio Acero Yate. CEET
¿Cómo nació Fe y Alegría?
Fe y Alegría nació en 1955 en Venezuela por iniciativa de un jesuita, José María Vélaz, fruto de la indignación que él vivió ante la injusticia social y educativa de los barrios más vulnerables y populares de Caracas. Él soñaba con una propuesta de educación pública de calidad disponible masivamente como un gran instrumento de cambio y de transformación. La primera escuela fue en uno de los barrios de Caracas, en una pequeña casa que donó una pareja que se llamaba Abraham y Patricia Reyes, a quienes también consideramos nuestros grandes aliados en el comienzo. Luego, en los años 60 y 70, esto se multiplicó en Latinoamérica porque muchas comunidades vieron en Fe y Alegría un paraguas en el que poner su trabajo para la inclusión y el empoderamiento de las clases populares.
¿De qué manera llegan a las comunidades?
El modo de proceder es siempre el mismo. Nuestro punto de partida es coordinar con las comunidades que demandan educación de calidad para sus niños y niñas. Fe y Alegría pacta con el Estado la asunción de costos como el salario, la contratación de los profesores y profesoras y trabajamos junto a la comunidad para construir el centro y llevar adelante el proyecto educativo. Hoy en día Fe y Alegría es una federación internacional de educación popular y de promoción social que está en 22 países. Estuvo muy influenciada por la pedagogía de Paulo Freire; por las teologías de la liberación. Somos una red internacional de comunidades demandando su derecho a la educación. No somos una institución, no somos una multinacional, somos una organización muy distinta porque, de alguna manera, nuestro peso está totalmente a nivel local, en las comunidades con las que trabajamos y luego, de manera funcional, nos hemos ido coordinando primero a nivel nacional y luego a nivel internacional. Somos federación, es decir, los 22 países son organizaciones independientes que se coordinan internacionalmente.
¿A quiénes han impactado las iniciativas de Fe y Alegría?
La clave son los 785.000 estudiantes en los 22 países. Diría que el 70 por ciento es educación formal, pero hay una gran parte del movimiento que está basada en otro tipo de modalidades. Por ejemplo, la educación radial es muy importante en nuestro movimiento. Tenemos casi 1.800 centros educativos y unos 98 institutos radiofónicos. Lo primero que diría es que nuestro impacto va directamente a comunidades vulnerables, principalmente en Latinoamérica, aunque ya estamos en tres países de África y dos de Europa. Si bien trabajamos en proyectos de educación clásica formal, también hacemos mucho énfasis en la formación para el trabajo, el acompañamiento a la inserción laboral; la educación inclusiva; y la educación intercultural bilingüe. La segunda cifra clave son las 40.000 personas de profesorado y equipos de trabajo. Uno de nuestros grandes objetivos es la formación y la capacitación de nuestros educadores y educadoras. El impacto, además, no es solo a nivel de estudiantes. Nos gusta creer que la escuela es un centro de dinamización social dentro de la comunidad. Nuestras propuestas educativas tienen como objetivo la formación en el conocimiento, en el ejercicio de los derechos, en la formación en ciudadanía, valores y en temas que tienen incidencia pública. Nuestra propuesta tiene que ver con ser ciudadanos y promover el cambio social. Hay mucho en nuestro trabajo que va más allá de lo que ocurre dentro del aula.
Mencionó el énfasis de Fe y Alegría en la capacitación del profesorado, pues no es lo mismo trabajar en ciudades, que trabajar con comunidades en condiciones de pobreza o vulnerabilidad. ¿Cómo es ese proceso?
Cuando hablamos de educación de calidad, insisto, no solamente hablamos de educación en el aula, sino que también hay propuestas como la formación para el trabajo, ciudadanía, ecología, e inclusión que apuntan a objetivos de desarrollo social y comunitario. En el marco de educación popular, el proyecto educativo tiene que ser contextualizado. No tenemos una metodología educativa que se aplica en 22 países, sino que nuestra dinámica arranca desde el empoderamiento de las comunidades con sus proyectos educativos adaptados a los contextos de cada una. Entonces, la propuesta educativa tiene que partir del análisis de la realidad en la que se da. Freire hablaba de una educación para la vida y eso es lo que está debajo de nuestros planteamientos, que parten siempre de un análisis de contexto y de un análisis de la potencialidad y de las necesidades. Estas, de alguna forma, son las que hacen que la estrategia educativa pueda generar aprendizajes que sean inclusivos, que sean significativos, que sean de calidad. Todo esto es importante porque el profesorado es el principal instrumento de contextualización de la propuesta. Nuestro énfasis fundamental en la formación del profesorado es proveer las herramientas y metodologías que los capaciten para que hagan una propuesta pedagógica adaptada y eliminen en lo posible las barreras al aprendizaje y las dificultades de participación. La calidad educativa de un sistema nunca va a ser mayor que la de los docentes y, por lo tanto, llama la atención que en la mayoría de los países ser docente sea una profesión desprestigiada, que no es bien paga. El Banco Mundial ha hecho un llamado de atención a este problema, asegurando que en el año 2030 harán falta 44 millones de docentes en el mundo.
En los últimos años, la deserción escolar y universitaria ha sido uno de los principales problemas en el sector. ¿Qué estrategias ha implementado Fe y Alegría para hacer que este inconveniente esté disminuyendo incluso en zonas de difícil ?
Nuestro planteamiento de la escuela como un espacio de transformación personal está más cerca a la realidad del alumnado. Eso es lo que al final permite una mayor retención. Si el alumno encuentra que lo que recibe en la escuela no responde a las necesidades que va identificando en su vida y en la proyección en su vida laboral, con la cantidad de cambios que están viendo ahora y la velocidad de la de la disrupción tecnológica que está ocurriendo, tanto en el mundo educativo como en el mundo laboral, se hará preguntas sobre la utilidad laboral de la formación. En el caso Fe y Alegría, nuestra propuesta no se basa únicamente en un espacio en el que uno adquiere conocimientos para el futuro laboral. La escuela es un lugar básico de relacionamiento, donde uno aprende conceptos como el de amistad o el de comunidad, que forman parte clave del desarrollo socioemocional de la persona. Además, trabajamos para que la escuela sea segura; sea un espacio de protección. Está más que probado que cada año que una niña permanece en secundaria, cae en seis puntos porcentuales las probabilidades de que sea obligada a casarse antes de los 18 años.
¿Qué sucede con algunas iniciativas públicas de educación?
El gran problema muchas veces de las propuestas educativas a nivel nacional es que tienden a una homogeneización. También ocurre que, por las caídas demográficas que hay en casi todos los países, el envejecimiento de la población, la migración; en el caso de Colombia los desplazamientos, hay cierres de predios escolares. Eso es un tema de preocupación a nivel macro, ¿no? Que las políticas públicas educativas tengan en mente la importancia, por ejemplo, de las escuelas en zonas rurales o en zonas de conflicto. Otro de los grandes datos de la Unesco que nos escandaliza en este momento es la pobreza de aprendizaje. Hoy en día se está hablando de que un 70 por ciento de los niños de 10 años en países de ingresos medios y bajos no saben entender un texto básico al leerlo. Es decir que no basta con ir a la escuela. Por eso es tan importante no hablar solo de , sino hablar de calidad. Y calidad incluye todas estas otras dimensiones de las que hemos hablado previamente.
En Fe y Alegría hicieron una campaña que se llamó ‘La Luz de las Niñas’ para la prevención de violencia basada en género, ¿cuál fue su impacto a nivel regional?
Como Federación Internacional trabajamos en proyectos comunes y en las grandes líneas estratégicas que consideramos claves. Una de ellas tiene que ver con el trabajo con mujeres y niñas. Desde el principio nos dimos cuenta de la especial vulnerabilidad en la que viven las niñas en nuestros contextos. ‘La Luz de las Niñas’, que nace en el 2012, la trabajamos no solamente en Fe y Alegría, sino también junto al Servicio Jesuita de Refugiados y se lidera desde nuestra organización en España, que se llama Entreculturas. Desde el año 2012 hemos trabajado con más de 70.000 niñas en unos 20 países. En Latinoamérica estamos trabajando principalmente en Perú, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Salvador y Haití. La campaña no solo intenta visibilizar lo que está ocurriendo: a mucha gente le cuesta entender que hay 150 millones de niñas que han sufrido violencia sexual o que cada año hay 12 millones de niñas que están siendo obligadas a casarse antes de los 18 años. Además, hay un componente de incidencia pública. Parte de nuestros objetivos es incidir en las políticas públicas para asegurar que se defienden los derechos de estas niñas.
¿Qué otras dimensiones abordan respecto a temas relacionados con género?
Una de ellas es trabajar en acompañamiento y disminución de los impactos de la violencia sexual. Esto tiene que ver con la detección, el acompañamiento socioemocional, la denuncia de los casos y el seguimiento de ello. Luego, hay otra rama muy fuerte que es la parte de prevención en la que trabajamos tanto en el aula como con los profesores, padres, madres y con la comunidad para crear contextos seguros en los que no se dé lugar a la violencia sexual. Hacemos también formación en temas sexuales y reproductivos en los colegios para que se comprenda lo que es permisible, y lo que es abuso. Y, por último, está toda la dimensión de fomentar la permanencia de las niñas en la escuela, que es una de las grandes estrategias de protección.
Otra de sus iniciativas se enfoca en la ecología integral, ¿por qué empezar a ahondar en estos temas en la educación?
Creemos también que la crisis medioambiental es clave en el futuro de la humanidad. Sería absurdo que la educación no integrara las grandes problemáticas y cuestiones sociales de nuestra era. Tenemos unas 90 escuelas en el bioma amazónico. Desde Brasil, Ecuador, Perú y Bolivia, esas 90 escuelitas son nuestra fuente de aprendizaje y de dinamización de la ecología integral a todo el movimiento. Tenemos un marco integral de ecología, que en el fondo es una especie de herramienta para educadores populares que propone formas de aterrizar el cuidado de la casa común y la justicia socioambiental en los centros educativos. Hay dimensiones de dinamización de los propios alumnos y también de las comunidades que incluyen la gestión escolar en relación a la energía, al reciclaje, a la forma de relacionarse con la comunidad, incluso en temas de alimentación escolar, al uso de huertas escolares, entre otros. En Colombia, por ejemplo, estamos lanzando un diplomado que tiene que ver con ecología integral y justicia socioambiental con la Javeriana, orientado a actores educativos en los territorios.
Por último, ¿cuáles son las iniciativas que tienen para este 2025?
Nosotros no cerramos el 2024 y de golpe empezamos con nuevas iniciativas, sino que esto tiene una dimensión procesual. Lo más importante del 2025 es que cumplimos 70 años y que tenemos una oportunidad preciosa para visibilizar y poner en valor el trabajo comunitario y colaborativo que Fe y Alegría lleva haciendo desde el año 55. Vamos a tener una asamblea en Dominicana en la que vamos a celebrar y, durante todo el año, vamos a ir publicando reportes e investigaciones, para intentar visibilizar nuestro camino. El segundo punto es que estamos terminando en este 2025 la certificación de protección en todas nuestras escuelas a nivel mundial. Es un ejercicio que llevamos ya unos años intentando asegurar y con el que podremos decir que Fe y Alegría cuenta con una red de escuelas seguras, certificadas en estándares internacionales. En tercer lugar, una de las dimensiones que más está cogiendo fuerza, aunque todavía está por eclosionar, es la coordinación o el empoderamiento de las juventudes a nivel nacional. La mayoría de las direcciones nacionales de Fe y Alegría tienen redes de juventudes que trabajan en paralelo, tanto en edad escolar como posterior, en el abordaje de problemáticas locales y regionales para intentar buscar soluciones como agentes de cambio. Si me preguntas a nivel programático, las grandes apuestas de Fe y Alegría en este 2025 en el nivel internacional serán las juventudes, la infancia temprana y la educación inclusiva. Por último, nuestra gran apuesta en incidencia pública será la campaña por el Derecho al Aprendizaje que lanzamos en noviembre e implementaremos en todo este 2025 con movilizaciones y trabajo en todos nuestros países.