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La próxima gran erupción del Ruiz sería 13 veces más grande que la de 1985
La última vez que hizo erupción, solo botó 0,1km³ de magma; aún tiene dentro 1,3km³ según expertos.
Existen dos categorías para los volcanes activos: una es apagado y otra es encendido. Cuando un volcán está encendido, las entidades encargadas de su estudio lo clasifican en tres niveles de actividad: amarilla (no hay riesgo de erupción inminente), naranja (hay alerta por posible erupción), y roja (habrá una erupción en cualquier momento). En el caso del volcán Nevado del Ruiz, ese nivel de actividades amarillo.
Según explica el Servicio Geológico Colombiano, “en este nivel pueden presentarse fenómenos como sismos, algunos de ellos sentidos, emisiones de ceniza, lahares (flujo de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas), cambios morfológicos, ruidos y olores de gases volcánicos, entre otros, que pueden alterar la calidad de vida de las poblaciones en la zona de influencia volcánica”.
La entidad destaca que si bien la inestabilidad del volcán se ha prolongado por once años, “es de vital importancia no acostumbrarse a su comportamiento” y estar atentos a las recomendaciones que entregan las entidades encargadas de su estudio y gestión del riesgo en caso de emergencias.
Esa visión, concuerda con la del profesor Gonzalo Duque, de la facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales, quien desde 1983 ha realizado estudios sobre el volcán, conocido también como el 'león dormido'.
Según Duque, no puede subestimarse la posibilidad de que el volcán entre en erupción, pues aunque no se puede predecir cuándo lo hará, según los datos actuales y el comportamiento histórico del Ruiz, se puede pronosticar que es probable que suceda en los próximos años.
Durante las últimas horas han continuado las emisiones de ceniza en el volcán Nevado del Ruiz, como ésta registrada hoy a las 09:03 (cámara en el Paramillo del Cisne). La dirección preferencial de viento ha estado hacia el occidente - suroccidente.#SGCVolcanespic.twitter.com/l2HqZ3Fcf0
Para explicarlo, Duque destaca que existen registros de tres erupciones del volcán Nevado del Ruiz. Uno en 1595, cuando erupcionó 1km³ de magma y causó 60 víctimas mortales. La siguiente 250 años después, en 1845, cuando erupcionó 2km³ de magma, causando más de mil víctimas mortales en un lugar donde posteriormente se asentaría el pueblo de Armero. Según los registros, en esa ocasión se registró el mayor de los deslizamientos de lodo que se han dado en una emergencia tras una erupción del Ruiz.
El volcán está cargado y si es un volcán lo natural es que erupcione. Lo cierto es que lo más probable es que erupcione pero no sabemos cuándo
Mientras que el último, que se dio 140 años después, es quizás el más recordado, por su violencia al llevarse por completo el pueblo de Armero, y tomar las vidas de al menos 25.000 personas. Aquel miércoles 13 de noviembre de 1985 el volcán erupcionó apenas 0,1 km³ de magma. Por lo que según Duque, lo más probable es que en sus adentros existan al menos 1,3km³ de magma que deberán salir en algún momento.
“No sabemos cómo el Ruiz se va a liberar de ese magma. La única erupción grande fue en 1985, pero botó apenas una décima de kilómetro cúbico. Pero el volcán está cargado y si es un volcán lo natural es que erupcione. Lo cierto es que lo más probable es que erupcione pero no sabemos cuándo”, puntualiza.
Duque destaca que en lo últimos años y tras la tragedia de Armero se han venido realizando trabajos importantes en el estudio, análisis y alertas al respecto del volcán, como las emitidas semanalmente por el Servicio Geológico Colombiano donde se da cuenta del nivel de actividad del Ruiz, y otros volcanes activos del país, y de su comportamiento.
Además, en 2015, para conmemorar los 30 años de la tragedia de Armero, se presentó la tercera edición del Mapa de Amenazas Volcánicas del Volcán Nevado del Ruiz, donde se establecen los riesgos, poblaciones afectadas y rutas por donde podrían pasar “corrientes de densidad piroclástica (flujos y oleadas piroclásticas), proyectiles balísticos, lahares, flujos de lava, avalanchas de escombros, onda de choque, gases volcánicos y cenizas”, emitidas por el volcán.
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“Si el Ruiz tiene una erupción como la de 1595, de un kilómetro cúbico, que es la esperamos, ¿qué puede ocurrir? Lo primero es que creemos que se repiten los flujos de lodo sobre Armero, por los lados de Chinchiná, por Mariquita. Y como los flujos de 1985 ya fueron conocidos, y no está Armero, ni un barrio que en Chinchiná existía, porque se los volvería a llevar. También habría un flujo de lodo por el río Recio, que no hubo en 1985 porque la erupción fue pequeña”, puntualiza Duque.
Para Duque, sin embargo, lo importante es reconocer que hoy el Mapa de Amenazas Volcánicas contempla esas situaciones, y las entidades tienen conocimiento científico y detallado de lo que podría pasar en un probable caso futuro de emergencia. “Es un mapa muy bien concebido. Que ha sido por gente de todo el mundo que ha interactuado con los muchachos de acá y es gente con mucha experiencia”, destaca.
“En el caso de que en el Ruiz pongan alerta naranja, lo que hay que hacer es atender el Mapa de Amenazas Volcánicas que dice ojo con las avalanchas, no puede haber nadie en los ríos, y que se le avise a la gente con las alarmas que se instalaron, que estén activas y que suenen y que la gente las identifique. Porque después de 30 años usted le puede preguntar a un campesino, ¿usted sabe cómo suena la alarma? Y le responde no, yo nunca la he oído. Y eso no se puede”, agrega Duque.
Al respecto, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) destaca que el pasado 18 de noviembre, se realizó un segundo Puesto de Mando Unificado para monitorear la actividad del volcán.
En el PMU el Servicio Geológico Colombiano presentó el seguimiento al comportamiento del volcán durante el último mes, “y se resalta que el nivel de actividad actual se mantiene en amarillo, continúa presentando inestabilidad en su comportamiento y no se descarta una aceleración del proceso volcánico y en consecuencia cambios en el nivel de actividad del volcán”.
Después de 30 años usted le puede preguntar a un campesino, ¿usted sabe cómo suena la alarma? Y le responde no, yo nunca la he oído. Y eso no se puede
En ese sentido, la UNGRD destaca que presentó “las acciones de gestión del riesgo volcánico que se han realizado en conjunto con las entidades del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD), dentro de las que se resaltan la socialización e implementación de la Estrategia de Comunicación del Riesgo: 'Volcán, Riesgo y Territorio', la publicación del boletín La Erupción Volcánica es Real, los simulacros nacionales, seguimiento continuo desde la Sala de Crisis Nacional, la implementación de la sala permanente de riesgo volcánico en el Parque Omaira Sánchez en Armero, Guayabal, y la emisión de la Circular No. 43 del 16 de noviembre de 2021”.
Además, la entidad también destacó que se realizarán cinco PMUs descentralizados en los departamentos del área de influencia del volcán, con el fin de revisar los instrumentos con los que se cuentan para actuar en caso de ser necesario.
Cenizas del volcán, un fenómeno 'normal'
La alerta de entidades ha sido causada, sobre todo, porque en los últimos meses el Ruiz ha tenido constantes emisiones de cenizas volcánicas. Un fenómeno con el que conviven a diario la gran mayoría de personas que habitan en poblaciones cercanas al volcán, y que para muchos caldenses y tolimenses ya es normal.
Según explica Wolfgang Sánchez, habitante del Líbano (Tolima) y quien vivió a los 6 años la tragedia de Armero, ver cenizas emitidas por el volcán ya es algo cotidiano. “Ya a la gente no le da susto ese proceso. Incluso genera más alarma que el nevado no emita ceniza, porque indica que hay algún tipo de obstrucción en el cráter”, agrega.
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Hbitantes de Libano (Tolima).
Sánchez, quien asegura ser una persona que constantemente se está informando sobre el estado de alarma y las alertas emitidas por el el Servicio Geológico Colombiano, comenta que bajo su visión hoy las poblaciones cercanas al volcán no están preparadas para un cambio en la alerta por su actividad. “La población no está suficientemente preparada, pero no es culpa del Servicio Geológico sino que la gente no está atenta del proceso que está sucediendo con el volcán”, destaca.
Al respecto, según asegura el profesor Duque, lo cierto es que las cenizas del Ruiz responden a un nivel normal según el estado actual de actividad. Según el experto, cada año las cenizas se mueven dependiendo de la estación climática y los vientos que le corresponden, por lo que en verano, las cenizas van hacia el norte y llegan a poblaciones como Manizales, y en invierno, cuando los vientos cambian, las cenizas se dirigen al occidente, a poblaciones como el Líbano.
“Esos problemas de ceniza en general son más críticos en las comunidades más cercanas. Cuando hay exposición prolongada a esas cenizas hay problemas para las personas que tienen bronquitis crónica, enfermedades cardiopulmonares, asma prexistente e incomodidad para las mucosas y la vista”, destaca Duque.
En ese sentido, según señala, María Alejandra Izquierdo, médica hospitalaria del servicio de neumología de la Red Hospitalaria Mederi, en el caso de las personas que residen en las zonas afectadas por la emisión de ceniza del volcán, lo recomendable es utilizar mascarilla (tapabocas) que cubra nariz y boca.
“Además, se debe proteger las viviendas para minimizar la entrada de las cenizas. Para esto se recomienda mantener puertas y ventanas cerradas. Se pueden colocar toallas húmedas en las rendijas de las puertas de las casas que ayudarán a evitar la entrada de la ceniza por este lugar. En cualquier caso, siempre se deben seguir las recomendaciones dadas por los organismos de socorro que se encuentran atentos a posibles cambios en la situación”, destaca.
Mientras tanto, los habitantes que conviven y aprecian a lo lejos al ‘león dormido’, observan y esperan, sin prisa y con respeto, cuándo habrá de despertar el Ruiz, y qué pasará ese día.