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¿Ropa de muerto o malas energías?, los mitos sobre comprar ropa segunda mano
Ferias, tiendas, aplicaciones giran en torno a un cambio sostenible en el consumo de moda.
La venta de ropa de segunda en línea se ha popularizado en Colombia. Foto: iStock
Diana Lunareja, consultora de marketing y tendencias de moda, explica que estas creencias se deben a la relación que existía en el siglo pasado con la ropa.
"En el pasado las prendas eran creadas para una mayor durabilidad, entonces la relación de las personas mayores con la ropa era más aspiracional y las prendas nuevas eran vistas como estatus, mientras que la ropa de segunda estaba ligada a cuestiones monetarias y las personas de escasos recursos eran quienes la compraban", menciona.
Sin embargo, las generaciones más jóvenes han modificado estas creencias motivadas por la sostenibilidad ambiental, pues la industria textil es una de las más contaminantes.
"En la última década, las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria han crecido hasta significar el 10% de las emisiones mundiales, situándose por encima del transporte aéreo y marítimo. A su vez, es también responsable del desperdicio del 20 % del agua a nivel mundial e incluso hasta hace poco se habló sobre el desierto de Atacama en Chile, un vertedero de ropa que pone en riesgo la fauna y la flora del lugar", señaló Camila Ortiz, investigadora y directora del Observatorio de Moda RADDAR – Inexmoda en un artículo titulado ‘¿Qué ha pasado con la moda?’.
Por eso, la premisa de extender la vida útil de las prendas a través de un nuevo ciclo de uso en el clóset de otra persona es visto con buenos ojos por millennials y ‘gen Z’.
Un nuevo enfoque sobre la ropa usada
En la Antiferia diferentes tiendas de ropa de segunda ofrecen a los compradores prendas curadas e intervenidas. Foto:Cortesía Antiferia
En Colombia son varias las opciones que existen para quienes desean comprar ropa de segunda mano. Una de ellas es la Antiferia, un espacio para emprendimientos sostenibles enfocado en la moda circular.
Annie Agredo, una de las organizadoras, conoce de primera mano este mercado y explica que es todo un mundo que va más allá de la compra y venta, lo que representa el verdadero cambio con respecto a las dinámicas que siempre han existido en lo que respecta a la ropa usada.
“En los últimos 20 años el consumo de moda ha crecido un 200 %. Pasamos de que nuestras abuelitas comprara ropa una vez al año, a gente que lo compra cada ocho días y sin ningún propósito. Por eso, hacer una correcta disposición de las prendas es algo que no solo te genera una ganancia, sino que es una responsabilidad ambiental, así como ahorra agua, reciclar, no contaminar”, afirma.
Para Agredo la venta hace parte de dicha responsabilidad, pues prácticas comunes como regalar la ropa a otras personas resulta, en muchos casos, en la disposición incorrecta de las prendas.
Por ejemplo, "una persona le regala todas las prendas a quien los ayuda en la casa, pero si algo no le gusta, puede que termine botándola en una esquina apenas salga". Frente a esto, su recomendación es que antes de regalar, se le dé a esas personas la opción de elegir lo que les gusta.
Otra de las críticas frecuentes a la venta de ropa usada es que muchos todavía consideran que venderla no es correcto, menos por precios que califican como elevados.
"Es un bien que tenemos, como vender un carro usado, un sofá, una cama. Yo creo que es un mito que se relaciona con que la ropa usada es para gente sin dinero, pero muchas veces lo hacen por sostenibilidad, por estilo. La venta es algo completamente válido y sostenible", responde.
Parte del valor también viene de los procesos de intervención y de reparación que hay detrás, sumado a que muchas de las prendas antiguas están hechas con telas y procesos que garantizan una calidad casi inexistente en el mercado actual.
“Mi recomendación con el público es que busquen tiendas que les gusten, que se ajusten los precios a lo que buscan y que si ven que alguna se sale, no tienen la obligación de comprar ahí”.
En Instagram este emprendimiento puede encontrarse como segundashistorias. /Fotos: Jaiver Nieto Álvarez. EL TIEMPO Foto:Jaiver Nieto
GoTrendier, la plataforma más grande de compra y venta de ropa de segunda mano en el país, es una de las alternativas que existen para ofrecer esas prendas que ya no usa y obtener una ganancia de ello.
Alejandra Dangond es una de las vendedoras con mejor calificaciones en la plataforma. La joven próxima a recibir su título como a de empresas ha encontrado en la venta de su clóset un segundo ingreso.
"En general, si es un buen mes, me estoy haciendo entre $ 400.000 y $ 500.000 pesos", revela Dangond.
Su secreto está en tomar las fotos adecuadamente y detallar el estado de la prenda de la forma más específica posible. Además de resaltar los atributos que ha identificado como preciados por la comunidad.
"La última prenda que subí fue un short deportivo de Nike, lo elegí porque está en muy buen estado. Tiene una marca reconocida, que sé que va a ser competitiva. También me fijo que sea una talla atractiva. Las que más salen son la S y M, más grandes y más chiquitas no se venden tanto", señala.
En su paso a paso, Alejandra toma fotos por enfrente, por detrás y a la etiqueta de la marca y si tiene algún defecto o mancha, enfatiza en ese detalle para que las personas puedan verlo.
“Le pongo nombre atractivo y medidas de cintura, cadera y tiro en la descripción. Yo trato de ser muy específica para que la venta sea rápida”, dice.
Desde que inició en el 2018 ha visto como la comunidad crece y además de ser vendedora también es compradora.
“Definitivamente lo recomiendo. Es importantísimo que transitemos a unas prácticas más sostenibles de consumo, revisando desde qué ámbito puedes aportar tú. Cuando tomo la decisión de comprar por otras plataformas me doy cuenta de que estoy extendiendo su ciclo de vida, le estoy dando un nuevo uso y a la larga se siente muy bien tomando esas decisiones que resultan impactando en nuestro estilo de vida”, apunta.
"El ciclo de consumo se ha acelerado de una manera en la que no estamos ayudando a que las prendas se queden el mayor tiempo posible en nuestros closets, sino a venderlas como prendas de segunda"
Con una creciente presión al sector de la moda, la industria ha prestado atención a revender, alquilar, reparar y rehacer como nuevas líneas de negocio rentables.
Incluso se proyecta que las plataformas dedicas a esto tienen un potencial de crecer del 3,5 % al 23 % para el 2030, convirtiéndose en una oportunidad de 700.000 millones de dólares, según el informe ‘Redefinir el crecimiento para una industria de la moda’ de la Fundación Ellen MacArthur.
Pero por el lado de los consumidores, Diana Lunareja asegura que no se puede comprobar que sus acciones realmente reducen el impacto ambiental que la industria ha generado por décadas.
"Las empresas de fast fashion se han encargado en producir volúmenes que superan por mucho lo que necesitamos consumir. El ciclo de consumo se ha acelerado de una manera en la que no estamos ayudando a que las prendas se queden el mayor tiempo posible en nuestros closets, sino a venderlas como prendas de segunda para que luego sean desechadas", asegura.
Según dice, solo basta con fijarse en que muchas de las prendas que se revenden son de colecciones anteriores, pero pertenecen a estas marcas de moda rápida.
"Antes cuando se compraba ropa de segunda se encontraban joyas rescatas del siglo pasado y hoy en día lamentablemente lo que nos estamos encontrando es ropa que nunca se vendió. La gente compra contenedores enteros de ropa en Estados Unidos que llegan llenos de cosas entre limpias, sucias, nuevas y rotas. La diferencia es mínima con las montañas de basura en el desierto de Atacama y el impacto ambiental es muy poco", señala.
A esto le suma que a pesar de que estas prácticas sostenibles se han popularizado bajo un nuevo discurso, no son una novedad en Latinoamérica, pues la tradición de remendar o utilizar una prenda "hasta que se convierte en una pijama o un trapo" es común en esta región.
Para reducir el impacto ambiental realmente, lo que recomienda la experta es comprar menos productos en general. "Sean de segunda mano o nuevos. Pero si van a comprar ropa de segunda no busquen prendas de tendencia, sino diseños que se puedan usar varios años o que se puedan modificar", concluye.