¿Por qué los derrumbes han sido el desastre que más se ha visto en 2023?

En lo que va de 2023 se han producido 27 eventos de desastres relacionados con el clima en el país; de estos, 19 han sido movimientos en masa. Lo anterior, según datos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) con corte al 10 de enero. De hecho, actualmente hay más de 50 municipios con algún tipo de alerta (entre baja, moderada y alta) por posibles deslizamientos, según el boletín más reciente del Ideam.

Colombia es un país altamente propenso a los deslizamientos y este año empezó marcado por ellos, pues cada día se presentaron en promedio casi dos derrumbes, pero ¿por qué? 

Son varias las razones que lo explican: la mala planificación en la conformación de núcleos urbanos, las fuertes lluvias que se han venido acumulando durante los últimos meses y que mantienen amplias zonas con los terrenos saturados, además de los impactos que también puede estar teniendo la deforestación en zonas de montaña. 

Para empezar, el 80 por ciento de la población de Colombia corre un riesgo alto o muy alto de ser afectada por derrumbes, según datos del ‘Mapa nacional de amenaza relativa por movimientos en masa’. Dicho documento, realizado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC), analizó en 2015 el territorio nacional y categorizó los riesgos que pueden correr las personas al habitar en zonas altamente proclives a verse afectadas por deslizamientos de suelo, roca o madera. La gran mayoría de personas en Colombia vive en ciudades ubicadas encima o a las faldas de las tres cordilleras, áreas geológicas aún en formación que se mueven constantemente, generando cambios en la disposición de la tierra. 

Sumado a ello, la gran cantidad de lluvias que ha caído durante las últimas semanas mantiene los suelos saturados, sobre todo en las regiones Andina y Pacífico. Esto, teniendo en cuenta que en gran parte del país se encuentra en temporada seca. Sin embargo, según informó el Ideam, seguiremos viendo fuertes lluvias al menos hasta febrero debido a la presencia del fenómeno de la Niña y a la entrada de humedad desde el sur del continente. 

Y finalmente, un factor que también ha contribuido al agravamiento de la problemática son las altas tasas de deforestación. Diversos estudios han mostrado que la presencia de árboles en las montañas ayuda a disminuir los riesgos de deslizamiento; sin embargo, la remoción de árboles en montañas para crear zonas para ganadería o agricultura estaría impactando no solo en el ecosistema, sino también en la seguridad de quienes lo habitan, que, en muchos casos, se asientan en zonas en las que no se debería vivir por el alto riesgo de derrumbe. 

Un ejemplo de ello es que Cundinamarca y Antioquia son dos de los departamentos con más habitantes del país, pero también lideran en la lista de aquellos en los que hay más porcentaje de amenaza por posibles deslizamientos, según el ‘Mapa de amenazas’ del SGC. Además, ambos departamentos lideran en el número de municipios con alertas de deslizamientos publicado por el Ideam. 

“Históricamente, el país desarrolló su territorio sin incluir de manera determinante la gestión del riesgo de desastres. Desde ese escenario, muchos municipios se encuentran en zonas que pueden ser consideradas convenientes desde el punto de vista económico o estratégico; sin embargo, desde la gestión del riesgo de desastres pueden ser zonas inadecuadas y/o de alto riesgo”, asegura la UNGRD. 

¿Qué hacer ante ello? Según le explicaron a EL TIEMPO Allen Bateman, experto en inundaciones, sequía y flujos de avalanchas, y Vicente de Medina Iglesias, especialista en modelación numérica y en flujo de avalanchas e inundaciones; Colombia es un país que sabe mucho a nivel teórico de movimientos de masa y que ha avanzado durante los últimos años en el conocimiento técnico de estos temas; no obstante, falta aún aplicar esos conocimientos. 

Los investigadores españoles, que estuvieron visitando Colombia el año pasado, dicen que contenidos como el ‘Mapa de amenazas’ del SGC y otros documentos técnicos le entregan al país las herramientas necesarias para poder resolver o mitigar las amenazas que hoy representan los movimientos en masa, pero lograrlo toma tiempo y no se puede hacer de un día para otro, por lo que implica en temas de organización territorial. 

“Hay que hacer leyes e implementar muchas metodologías para poder trabajar en ello. Y yo creo que ya pueden empezar, porque ya tienen suficientes mecanismos para generar planes de riesgo”, puntualizó Bateman sobre al respecto. 

EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE

@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde