Este lunes, 24 de febrero, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) anunció la declaratoria del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) “Corredor de los Felinos del Río Negro”, una nueva área protegida que abarca los municipios de Yacopí y Caparrapí.
Esta zona cuenta con una extensión de 50.354 hectáreas; de esta manera, este sector se convierte en el más grande dentro de la jurisdicción de la CAR y representa un hito en la protección de la biodiversidad regional. La declaratoria de esta nueva área protegida responde a la necesidad de conservar ecosistemas estratégicos y garantizar la protección de especies clave para el equilibrio ambiental.
En particular, el Corredor de los Felinos del Río Negro servirá como hábitat seguro para cinco especies de felinos: jaguar (Panthera onca), puma (Puma concolor), ocelote (Leopardus pardalis), margay (Leopardus wiedii) y yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi). Estos depredadores desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas, controlando poblaciones de presas y contribuyendo a la salud de los hábitats naturales.
Frente a esto, el director general de la CAR, Alfred Ignacio Ballesteros, destacó la importancia de este paso en la conservación ambiental de la región: “Desde la CAR Cundinamarca lideramos el ordenamiento ambiental del territorio desde una visión integral, que permita la protección y defensa de especies emblemáticas como los felinos y garantice el equilibrio y sostenibilidad de la riqueza natural de estas áreas”.
Medidas de conservación y regulaciones ambientales
Como parte del Plan de Acción Cuatrienal (PAC) 2024-2027, la CAR implementará un conjunto de medidas destinadas a la protección del DRMI. Entre estas acciones, se destacan:
Creación de corredores biológicos: se establecerán vías naturales de conectividad entre el Distrito de Manejo Integrado (DMI) Cuchilla de San Antonio, la Laguna El Coco y el Parque Natural Regional Serranía de las Quinchas, bajo la jurisdicción de Corpoboyacá.
Protección de afluentes hídricos: se conservarán los ríos Negro, Cáceres, Terán, Guaguaquí y Terama, garantizando la prestación de servicios ecosistémicos esenciales para la flora y fauna de la región.
Restricción de actividades humanas nocivas: se prohíben la cacería de fauna silvestre, la explotación de recursos naturales no renovables, la tala no autorizada, el vertimiento de contaminantes y la alteración de las señales de delimitación. También se restringen las licencias urbanísticas, las quemas y las nivelaciones topográficas, salvo en casos específicos de restauración y gestión ambiental.
Implicaciones para la comunidad local
A pesar de la declaratoria de área protegida, la CAR enfatizó que esta medida no afecta los derechos de propiedad de los habitantes de la región. “Es importante que la comunidad sepa que este corredor ecosistémico no genera restricciones en el uso y dominio de los predios. No estamos generando una afectación a los propietarios de los predios de este polígono que hace parte del área protegida. Las personas que están allí siguen siendo dueños de sus predios y pueden seguir solicitando créditos a las entidades bancarias para las actividades permitidas en este corredor”, explicó Ballesteros.
Los municipios de Yacopí y Caparrapí deberán armonizar sus Planes de Ordenamiento Territorial (POT) con las disposiciones del DRMI, asignando recursos y desarrollando proyectos alineados con su plan de manejo. Esto implica que las istraciones locales tendrán un papel clave en la garantía de la conservación efectiva del área y en el fomento de actividades sostenibles.
El Corredor de los Felinos del Río Negro se suma a una lista de iniciativas de conservación que buscan salvaguardar el patrimonio natural de Colombia. La integración de este espacio con otras áreas protegidas fortalece la red de conectividad ecológica y sienta un precedente en la gestión ambiental del país.
Con la implementación de esta declaratoria, la CAR refuerza su compromiso con la protección del medio ambiente y la biodiversidad, asegurando que las generaciones futuras puedan disfrutar de estos ecosistemas en su estado natural. Sin duda, este es un paso fundamental para la conservación de la vida silvestre y el desarrollo sostenible en la región.
Laura Valeria López Guzmán
En X: @Lauravaleriolo
Redacción Bogotá
EL TIEMPO
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