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Análisis
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Los escenarios de Bogotá con la inimaginada crisis por la escasez de agua que amenaza con mayor racionamiento y altas tarifas al exceso en el consumo
A pesar del ahorro logrado en cerca de 6 meses de restricción, la ciudad sigue sufriendo por las pocas lluvias, las altas temperaturas y los bajos niveles de los embalses, en particular en Chingaza. Desde la Alcaldía de Bogotá y la CRA se alistan nuevas medidas.
Embalse de Chuza es uno de los dos que conforman el Sistema Chingaza Foto: Empresa de Acueducto de Bogotá
El próximo 21 de septiembre el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, tomará la decisión de si cambia o no el actual esquema de racionamiento de día de por medio, en turnos cada 18 días, a turnos diarios cada 9 días, como fue al principio de la restricción...
Desde el principio, el racionamiento ha estado sobre la mesa. Incluso, desde cuando estábamos en todos los días, si la situación se ponía más crítica, teníamos la posibilidad de endurecer más las medidas
Esto dependerá de si la actual situación de menos lluvias, altas temperaturas y bajos niveles de los embalses continúa, como ha sido desde julio y agosto pasados, y que han creado una coyuntura crítica para Bogotá y los municipios de la Sabana a los cuales la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) les vende agua directamente o en bloque.
De hecho, este es el mes de agosto más seco que se ha registrado en los últimos 55 años en la zona de Chingaza, que es de donde la ciudad ha captado históricamente el 70 por ciento del líquido que consume.
A principios de ese mes, Chingaza estaba en promedio por encima del 52 por ciento, pero a hoy ha descendido a un poco más del 46 por ciento.
La gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá, Natasha Avendaño, en conversación con EL TIEMPO dijo que “el clima ha estado muy errático y muy distinto a lo que teóricamente estábamos acostumbrados” y que solo en mayo y junio hubo precipitaciones considerables y que el resto fueron deficitarios, y por eso se tienen que tomar medidas.
“Desde el principio, el racionamiento ha estado sobre la mesa. Incluso, desde cuando estábamos en todos los días, si la situación se ponía más crítica, teníamos la posibilidad de endurecer más las medidas”, señaló Avendaño, quien recordó que el ahorro de las personas le han permitido tener al sistema Chingaza casi 19 millones de m³ cumulados (un 21,6 % de la capacidad) que no estarían si no hubiese sido así.
El embalse de Chuza continúa siendo crítico. Foto:Mauricio Moreno
No obstante, según las proyecciones de la Comisión de Regulación de Agua Potable (CRA), en diciembre ese sistema podría estar en alrededor de 22 millones de m³ (menos de la mitad de lo que se encuentra hoy) y las lluvias pueden aparecer hasta abril del próximo año.
Es de resaltar que con el racionamiento se redujo el consumo en la ciudad de 18 m³/seg en promedio al día a 15 m3/seg hace seis meses, cuando inició la restricción.
Pero en los últimos meses ha vuelto a aumentar sobre 17 m³/seg e incluso se ha acercado a los 18 m³ 7seg, como estaba antes del racionamiento diario.
No hay que olvidar que además de la restricción, la EAAB ha trabajado en campañas de ahorro, trayendo a la ciudad más agua de la planta Tibitoc (se aumentó en el doble, de 4,5 m³/seg a 7,4 m³/seg) y reguló las presiones en la tubería.
Cabe recordar que además la CRA está contemplado reducir de manera drástica los topes de consumo para todos los estratos residenciales, en especial el 5 y 6 que, en opinión de su directora, Ruth Maritza Quevedo Fique, han sido los “más derrochones” por persona en la ciudad.
La idea del organismo regulatorio es castigar el mayor consumo que las personas suelen tener en sus actividades diarias con un sobre cobro para cada m³ que supere el tope permitido. Hoy el límite está en 22 m³ al mes (44 m³ bimestrales) y se reducirá a 12 m³ para los estratos del 1 al 4 y a 10 m³ para el 5 y 6.
El sistema Chingaza es el más importante para la ciudad por su capacidad de almacenamiento. Es integrado por los embalses de Chuza y San Rafael. El primero con capacidad para 220 millones de m³ y el segundo con 70 millones de m³.
Esas aguas del páramo que lleva el mismo nombre son casi puras y llegan a la planta de tratamiento de Wiesner, en el municipio de La Calera (Cundinamarca), a través de túneles.
Desde que comenzó el racionamiento el 11 de abril, el mejor momento de llenado que tuvo el embalse de Chuza fue en la primera semana de agosto, hace más de un mes, pero desde ahí empezó un constante descenso, hasta ubicarse cerca del 36 por ciento, como indica la gerente del Acueducto, y con tendencia a la baja. San Rafael, por su parte, se encuentra sobre el 76 por ciento y con un comportamiento descendente.
Así se ve cómo ha bajado el nivel del embalse de Chuza Foto:Empresa de Acueducto de Bogotá
Otro 25 por ciento del agua que consume la capital se obtiene del río Bogotá, o mejor, del llamado Agregado Norte, conformado por los embalses de Neusa, Sisga y Tominé, y la planta de tratamiento de Tibitoc, en el municipio de Tocancipá.
Pero estos están en un nivel promedio del 55 por ciento y con una tendencia de muchos días descendentes, de acuerdo con el reporte de la CAR.
El 5 por ciento restante del agua que llega a Bogotá proviene del Agregado Sur, conformado por Chisacá y Regadera. Ambos tienen un 87 por ciento de la capacidad total y presentan condiciones estables.
De este sistema hace parte la planta de tratamiento El Dorado, que abastece al sur de la capital, en especial a la zona de Usme, la cual no se encuentra dentro de las nueve zonas de racionamiento en que fue dividida la ciudad.
La situación del clima venía crítica desde 2023, con motivo del fenómeno de El Niño, que se prolongó más allá de los pronósticos y terminó afectando las lluvias en la cuenca de la región de la Orinoquia, donde se encuentra el embalse de Chuza que, si bien es clave para el abastecimiento de la ciudad, tiene la desventaja de que solo llueve una vez al año, entre mediados de junio y mediados de septiembre.
Planta de Tibitoc Foto:Acueducto de Bogotá
Se espera una Niña débil, si se llega a presentar en el último trimestre del año
A la afectación generada con El Niño se le agregó también que las proyecciones de La Niña, que se había anunciado fuerte y luego las probabilidades se fueron debilitando, ahora son incluso inciertas y con ello también la posibilidad de que haya más precipitaciones.
El Ideam indicó esta semana que hay condiciones neutrales –uno de los fenómenos de la variabilidad climática– y que “se espera una Niña débil, si se llega a presentar en el último trimestre del año”.
Así las cosas, las opciones de que los reservorios vuelvan a recuperar parte de su capacidad en octubre próximo –la alcaldía esperaba que para el décimo mes del año estuvieran en un 70 por ciento para garantizar el suministro de agua incluso en 2025– también se volvieron una incertidumbre.
Y si bien se proyecta que regresen las lluvias en lo que resta de 2024 en la segunda temporada húmeda que tiene la región Andina, estas ya no le servirán al principal y más clave embalse que tiene la ciudad, como lo es Chuza, aunque sí a San Rafael, que apenas cuenta con una tercera parte de la capacidad del anterior.
Hoy por hoy, la ciudad ha logrado aumentar en Tibitoc el volumen de 4 m³/seg a 7,4 m³/seg en promedio, de acuerdo con la Empresa de Acueducto, en un intento de incrementar la captación del río Bogotá con el fin de invertir la dependencia del sistema Chingaza de 70 por ciento a 30 por ciento. Su planta Wiesner bajó de 10,5 m³/seg en promedio a 8,3 m³/seg.
Pero aunque las precipitaciones pueden favorecer al altiplano, donde se encuentran los embalses del Agregado Norte, la captación que tiene autorizada la EAAB por la corporación ambiental es hasta 8 m³/seg.
De hecho, la alcaldía y la Empresa de Acueducto han concentrado su atención en la ampliación y modernización de la planta Tibitoc –que trata esas aguas con mayor contaminación– y esperan incrementar de manera gradual el tratamiento en los próximos meses, incluso a 10,5 m³/seg y hasta 12 m³/seg en situaciones críticas. Esta planta estaría operando en su totalidad en el segundo trimestre de 2025.
Pero, además, surge otro hecho y es que exigirá al Acueducto tramitar ante la CAR Cundinamarca una autorización para elevar el volumen, lo cual tampoco es claro que se pueda sin afectar, según le dijo la autoridad ambiental a este diario, también a otros municipios y zonas rurales que se surten del mismo afluente.