Elizabeth (58) era de las que no concebía trabajar sin ir a la oficina. Dormía poco, gastaba muchas horas en transporte y veía menos de lo que quería a sus hijos. Aún así, esta bogotana no había pensado nunca en la posibilidad de poder liderar el área de recursos humanos de su empresa desde casa hasta que la pandemia del covid-19 le impuso el teletrabajo de forma obligatoria.
Hoy, pasados dos años de este experimento, se resiste a volver a la oficina. Ha encontrado la manera perfecta de compaginar su vida laboral y familiar. No pierde tiempo ni dinero en desplazamientos. Se cuida más, duerme más y disfruta de cada momento al tiempo que sigue dando el 100 por ciento en su trabajo.
“El estar guardados nos enseñó que la familia va primero, nos volvió a reunir en el seno del hogar”, dice.
Otra que seguirá con la modalidad a distancia es Juliana (27). Esta ingeniera electrónica lleva trabajando en casa desde que empezó la pandemia y no tiene la menor duda de que ahora es más productiva porque maneja mejor su tiempo.
Antes gastaba mínimo 3 horas diarias de transporte para desplazarse en Bogotá y actualmente ese tiempo lo dedica a hacer ejercicio, cocinar y adelantar proyectos personales, entre otros.
“Le encuentro muchas ventajas a trabajar desde la casa como el ahorro del tiempo y dinero de transporte, la posibilidad de almorzar comida recién hecha, descansar más y tener más tiempo para proyectos y relaciones personales”, señala la joven.
Lo único -asegura- es que las relaciones interpersonales con los compañeros de trabajo se ven afectadas por la virtualidad. “Al no verlos y convivir en un mismo ambiente no se logra establecer los vínculos que permiten tener equipos más sólidos”, reconoce.
Estos son solo dos ejemplos de cómo la pandemia obligó a muchos empleados a adaptarse a nuevas modalidades de trabajo lo que, a su vez, trajo muchos interrogantes tanto para las empresas como para ellos. ¿Debo notificar a mi empresa si estaré por fuera de mi domicilio habitual? ¿Me deben facilitar las herramientas de trabajo si estoy en casa? ¿Me dan incapacidad si me enfermo de covid-19 y estoy en mi hogar? ¿Qué pasa si no quiero regresar a la oficina porque me da miedo contagiarme?
Las modalidades del trabajo surgidas a raíz de la pandemia
En la actualidad, existe el teletrabajo, el trabajo en casa y está próximo a reglamentarse el trabajo remoto. En adelante, cuando se acabe la emergencia sanitaria que se prorrogó hasta el 30 de abril del 2022, las empresas deberán ir estableciendo los esquemas de trabajo que más les convengan.
Ante el encierro por la pandemia, lo primero que se incentivó fue el teletrabajo. Sin embargo, esta modalidad está definida desde hace más de 10 años en la Ley 1221 de 2008. Se trata de una forma de organización laboral en la que el empleado presta sus servicios utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación para el o con su empleador. El trabajador puede hacer sus labores desde cualquier lugar y es siempre voluntario.
Hay varias modalidades de teletrabajo. Está la del teletrabajador autónomo cuando este utiliza su propio domicilio o un lugar escogido para desarrollar su actividad profesional. En este tipo se encuentran las personas que trabajan siempre fuera de la empresa y solo acuden a la oficina en algunas ocasiones.
También está el teletrabajador móvil que son aquellos que no tienen un lugar de trabajo establecido y cuyas herramientas primordiales para desarrollar sus actividades profesionales son las Tecnologías de la Información y la Comunicación, en dispositivos móviles. Y, por último, la modalidad de suplementarios que es cuando el empleado trabaja dos o tres días a la semana en su casa y el resto del tiempo lo hacen en una oficina.
Según un estudio divulgado por el Ministerio de las TIC, en el 2020 con el inicio de la pandemia 209.173 empleados se convirtieron en teletrabajadores, un 71 por ciento más de los que había en el 2018. Principalmente, estos estaban en Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali y Bucaramanga.
Además, el 91 por ciento de las compañías encuestadas respondió que adoptó el trabajo a distancia pues fue la única opción durante la emergencia sanitaria causada por el covid-19.
Sin embargo, debido a la emergencia ocasionada por la pandemia, el Gobierno buscó la manera de proteger el empleo en el marco de situaciones de contingencia como la que se vivió y el año pasado el trabajo en casa se convirtió en ley (Ley 2088 del 2021).
“Hace un año no existía ninguna normatividad que dijera cómo proteger los temas laborales y los puestos de empleo ante circunstancias excepcionales, por esta razón propusimos crear la figura de trabajo en casa, para que de aquí en adelante tengamos las herramientas para salvaguardar el empleo”, dijo el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera.
Diana Zuleta, socia del área laboral de DLA Piper Martínez Beltrán, afirmó que a diferencia del teletrabajo esta se trata de una práctica que es temporal y prorrogable en el tiempo hasta que desaparezcan las circunstancias que lo ocasionaron.
“Se debe notificar por escrito a los trabajadores señalando la duración. Aplica para situaciones excepcionales y puede ser hasta por 6 meses, a menos que las circunstancias subsistan. En este caso, el trabajador puede tener sus propia herramientas”, explica Zuleta.
Además, en esta ley se estipuló que los trabajadores que devenguen hasta dos salarios mínimos y que se les reconozca el auxilio de transporte, recibirán este pago a título de auxilio de conectividad digital durante el tiempo que presten sus servicios bajo la habilitación de trabajo en casa. En este caso, los dos incentivos económicos no serán acumulables.
Y, más allá de la pandemia, también surgió la idea del trabajo remoto. Se creó la Ley 2121 del 2021 y está próxima a reglamentarse a través de un decreto que prepara el Ministerio de Trabajo.
En este caso, según el decreto, toda la relación laboral, desde su inicio hasta su terminación, se debe realizar de manera remota y el empleador y trabajador no interactúan físicamente a lo largo de la vinculación. De este modo, no se itirá la semipresencialidad y, por ende, se trata de algo irreversible.
“No se podría cambiar de modalidad. Requiere pactos con los trabajadores y las as de Riesgos Laborales (ARL) para verificar donde va a trabajar el empleado. Además, el empleador le debe suministrar también las herramientas de trabajo”, explica la abogada de la firma DLA Piper Martínez Beltrán.
Este tipo de contrato solo aplica a nivel nacional, por lo que no se podría utilizar esta modalidad cuando el empleado esté desde el exterior.
El derecho a desconectarse del trabajo
Un frecuente reproche de los trabajadores en estos tiempos de pandemia, sobre todo al inicio, fue que tuvieron que hacer frente a mayores cargas de trabajo porque al estar desde sus casas no podían desconectarse y sus jefes les seguían mandando correos o whatsapps en todo momento.
Ante esta situación, en el Congreso se aprobó el año pasado la ley de desconexión laboral que busca asegurar que se respete el límite de la jornada laboral diaria para que los trabajadores puedan disfrutar de sus horas de descanso.
De este modo, estos ya tienen derecho por ley a no recibir llamadas, mensajes de whatsapp, correos electrónicos o cualquier otro tipo de comunicación por fuera del horario laboral y, en el caso de que sí las reciban, podrán no responder hasta el inicio de la siguiente jornada laboral. Todo ello, para velar por la salud física y mental de los empleados.