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Robo con escopolamina, una vieja práctica que asusta en el país
Desde octubre de 2021 se han reportado 542 casos de intoxicación. En Bogotá los casos se duplicaron.
A comienzos de este mes fueron capturadas dos mujeres señaladas de drogar –en el barrio Andalucía, sector de Kennedy, en el sur de Bogotá– a dos diseñadores gráficos de 28 y 25 años. La dueña de la casa donde vivía una de las víctimas vio salir a las mujeres del lugar con una maleta y avisó a la Policía.
En el sitio fueron encontrados dos hombres, uno de ellos estaba convulsionando. Rápidamente fueron llevados a un centro asistencial, donde fueron atendidos y estabilizados.
Unos días antes, circuló en redes sociales el clamor de una familia que pedía información de un ser querido que había desaparecido luego de salir de un reconocido restaurante en el sector de Chapinero, en el norte de Bogotá.
Luego de dos días desde su desaparición, fue encontrado el cuerpo sin vida del ejecutivo Hernán Mejía. No presentaba heridas ni golpes y las hipótesis apuntan a que habría muerto por el efecto de la escopolamina.
Esos son apenas dos de los casos que se han reportado este año sobre una vieja modalidad de robo en la que se pone en grave riesgo la vida e integridad de la víctima y que ha generado zozobra entre la comunidad de Bogotá y otras ciudades del país.
Según cifras del Instituto Nacional de Salud entre octubre del 2021 y abril de este año se han “notificado 145 casos de intoxicaciones por escopolamina reportados"
“Fueron sometidos a tratos crueles e inhumanos”. Así describe una sentencia judicial el trato que una red delincuencial daba a sus víctimas, a las cuales suministraba sustancias depresoras al sistema nervioso y luego, a punta de golpes, les sacaban las claves de sus tarjetas.
La alerta que dio un vigilante, que dijo que “no soportó más” ver el sufrimiento al que eran sometidos dos hombres, permitió desplegar un operativo en el segundo piso de un bar ubicado en el sur de Bogotá, donde fueron encontradas dos personas que, por el efecto de la droga que les habían suministrado, no podían hablar.
Estaban amarradas con cables y escondidas debajo de tablas de madera y un colchón. Los hechos que generaron alarma e indignación en el país se registraron en febrero de 2010 y llevaron a la captura de 12 personas vinculadas a una red criminal cuyos recibieron condenas de hasta 50 años de prisión.
Más de una década después, ‘las tomaseras’, como se conoce popularmente a las bandas que acuden a drogas para quebrar la voluntad y desaparecer los recuerdos de sus víctimas y luego robarlas, no son cosa del pasado y siguen en actividad especialmente en las grandes ciudades del país, llegando incluso a cobrar la vida de algunas personas a las que se les pasó la mano en el suministro de las sustancias usadas, o tuvieron alguna reacción alérgica a la misma.
Las redes criminales no solo usan la escopolamina, sino que acuden a medicamentos, algunos de ellos de venta controlada en farmacias y de uso neurológico o psiquiátrico
Según cifras del Instituto Nacional de Salud (INS) consultadas por EL TIEMPO, entre octubre del 2021 y abril de este año se han “notificado 145 casos de intoxicaciones por escopolamina reportados con tipo de exposición delictiva y desconocida”.
El pico más alto se registró en la última semana de noviembre del año pasado, con 13 casos, y la primera de diciembre, con 12. Eso coincide con el pago de primas y el ambiente en general de fiesta que se vive en el país en la temporada de fin de año. Le sigue la primera semana de febrero y la segunda de marzo de este año, con 10 casos cada una.
Las redes criminales no solo usan la escopolamina, a la que en el pasado se le llamaba burundanga, y que fue el primer alcaloide utilizado por las redes criminales que ahora acuden a medicamentos, algunos de ellos de venta controlada en farmacias y de uso neurológico o psiquiátrico.
El INS señaló que en el mismo periodo de tiempo se han notificado 397 casos precisamente de uso de ese tipo de sustancias distintas a la escopolamina. La segunda y tercera semana de diciembre del año pasado, con 29 casos cada una, registran el mayor número de hechos, seguido por febrero de este año, con 24.
La situación se ha venido agravando hasta el punto de que incluso el Gobierno de Estados Unidos, a finales del año pasado, advirtió a sus ciudadanos tener precaución al visitar la ciudad de Cartagena, por el riesgo de ser víctimas de robos con escopolamina.
“Las intoxicaciones de este tipo pretenden buscar en la víctima un estado de máxima vulnerabilidad, que permita someter por completo la voluntad de la persona y cometer delitos que incluyen diferentes tipos de violencia, principalmente robos y delitos sexuales”, alertó el INS, que indicó que en las cifras puede existir un subregistro, pues algunas víctimas no van a urgencias o acuden a médicos particulares, y otras que perdieron la vida pasaron directamente a conocimiento de la Policía, el CTI de la Fiscalía o al Instituto Nacional de Medicina Legal.
Fuentes de esta última entidad señalaron que el rastro de la escopolamina desaparece rápidamente de la sangre, por lo que si las muestras se demoran en llegar es difícil detectarla.
Investigadores de la Policía le dijeron a este diario que, además, hay víctimas que no denuncian para evitar que se haga pública la forma o el lugar en el que fueron drogadas y que, incluso, hay casos de algunos ciudadanos que han denunciado falsamente que fueron atacados para intentar justificar ausencias prolongadas de sus casas u oficinas.
Panorama de intoxicaciones en Bogotá 2021-2022 Foto:EL TIEMPO
Bogotá duplica casos
En Bogotá se han registrado 23 casos por escopolamina, frente a 12 de 2021 año en el que se reportaron 58 en total
EL TIEMPO consultó a la Secretaría de Salud de Bogotá y se estableció que, con corte al 30 de abril de este año, se han notificado 23 casos de intoxicación con escopolamina en el sistema de vigilancia en salud pública (Sivigila). Los hombres, con 15 casos, fueron las principales víctimas, y la vía pública o parque ha sido el lugar de exposición más común, seguido de bares, tabernas y discotecas.
Para el mismo período del año pasado se habían registrado 12 casos de intoxicación con esta sustancia, es decir, 11 menos que este año. En todo el 2021 hay reportes en la ciudad de 58 intoxicaciones: 46 de las víctimas eran hombres.
Por su parte, el general Eliécer Camacho Jiménez, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, dijo que estima que en lo que va del año son casi 300 casos reportados por intoxicación con alguna sustancia. Sin embargo, insistió en que no existe un registro único de esos casos.
Adriana Plata, directora ejecutiva nacional de Asobares, señaló que cada zona de rumba en Bogotá es distinta y que se viene trabajando con los empresarios y las autoridades para enfrentar este tipo de delitos. Igualmente, dijo Plata, se busca promover la prevención y el autocuidado, al considerar que no se podrá avanzar si los establecimientos tienen mayores condiciones de seguridad, pero los ciudadanos salen a deambular por la calle o a tomar transporte en la vía pública sobre el que no hay trazabilidad.
Indicó que los establecimientos ya están, con la Secretaría de Seguridad de Bogotá, “haciendo una revisión técnica de sus cámaras de vigilancia para integrarlas al C4 de la Policía, reforzarles la capacitación a los equipos de logística y, de fondo, fortaleciendo todas las áreas”.
En Medellín, el año pasado ese delito se disparó, llegando a 552 casos cuando en 2020, en plena época de aislamiento por la pandemia, fueron 314.
En Medellín, según el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (Sied), en lo corrido de este año se han reportado 168 casos.
El año pasado ese delito se disparó, llegando a 552 casos cuando en 2020, en plena época de aislamiento por la pandemia, fueron 314. En el 2019 aparecen 569 en los reportes oficiales.
Y en Cali, de acuerdo con datos de la Policía Metropolitana de la ciudad, en lo que va de este 2022 van 19 denuncias de robos a personas que han sido intoxicadas con escopolamina. El año pasado esa cifra fue de 35 casos y en 2020, de 24.
En la capital vallecaucana se observa un comportamiento estable de ese delito, pues, según la Policía, hubo un promedio anual, entre 2016 y 2018, de 34 reportes.
Una de las principales modalidades de los delincuentes es poner la droga en las bebidas de las víctimas a las que han abordado en sitios de rumba. Foto:Getty Images-iStockphoto
Esta es una modalidad que también está presente en los servicios de transporte. Allí, la víctima es abordada mediante una servilleta o algún elemento de servicio
César Augusto Hernández, investigador y perfilador criminal de la Universidad Manuela Beltrán, dijo que esta es una modalidad que mayoritariamente se da en bares y discotecas, donde los victimarios aplican sustancias especialmente en las bebidas de las víctimas, aunque también puede ser puesta en la comida.
Añadió que la escopolamina es una sustancia incolora e insípida, que puede ser suministrada de forma oral o cutánea. La mayor parte de los casos están asociados con la participación de mujeres, que entablan charla con las víctimas y les coquetean para lograr su confianza y, en un descuido, poner la droga. Sin embargo, no es la única modalidad, ni los bares son los únicos sitios en los que se corre riesgo.
“Esta es una modalidad que también está presente en los servicios de transporte. Allí, la víctima es abordada mediante una servilleta o algún elemento de servicio”, dijo Hernández.
Aunque sobre el uso de la escopolamina también se han tejido mitos sobre el suministro de la droga a través de cigarrillos o por vía del o con la piel, reconocidos toxicólogos señalaron que las drogas usadas son sustancias que se caracterizan por ser absorbidas fácilmente al ser istradas por vía oral y que si se intentara otro mecanismo para drogar a la víctima se necesitarían mayores dosis y un mayor tiempo para que hicieran efecto, lo que jugaría en contra de las intenciones de los delincuentes.
Las drogas usadas son sustancias que se caracterizan por ser absorbidas fácilmente al ser istradas por vía oral y que si se intentara otro mecanismo se necesitarían mayores dosis
Santiago Pabón, toxicólogo de la Universidad Javeriana, indicó que aunque en la mayoría de los casos la droga “hace que los sujetos empiecen a obedecer órdenes sin oposición y de forma automática, la persona puede entrar en un estado de agitación que el criminal no pueda controlar”. Eso podría generar un peligro adicional para la víctima, que podría quedar expuesta a actos de violencia por parte de sus agresores para mantener el control de la situación.
Voceros de la Sijín de Bogotá indicaron que los ciudadanos deben estar alertas a lo que pasa a su alrededor, evitar salir solos a sitios públicos. “Se recomienda no llevar elementos visibles y llamativos como los relojes de alta gama, rios de lujo o altas sumas de dinero, porque eso los convierte en potenciales candidatos para un hurto”, dijo uno de los investigadores.
Además de moverse en transporte pedido por plataformas para tener un rastro de sus movimientos, recomendaron contar con seguros bancarios y mecanismos de protección para bloquear las transacciones sospechosas que se realicen dentro de un determinado tiempo y denunciar a pesar de la complejidad personal en la que se dieron los hechos para poder avanzar en la judicialización de los responsables de esos delitos.