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¿Por qué se disparó migración de colombianos a EE. UU. en 2023 y qué esperar en 2024?
EL TIEMPO habló con Diego Cháves, director para América Latina del Migration Policy Institute.
Migrantes llegan a la frontera entre México y Estados Unidos por Ciudad Juárez. Foto: AFP
Aunque la guerra entre Rusia y Ucrania y el conflicto en Oriente Próximo acapararon la mayoría de los titulares, a lo largo de este 2023, Estados Unidos tuvo que lidiar con otra crisis igual de mayúscula, pero más silenciosa.
Una que explotó en su propia puerta de entrada y cuyo impacto, al menos en política doméstica, fue quizás más grave. En los 12 meses del año fiscal (entre octubre de 2022 y septiembre de 2023) las autoridades reportaron cifras récord de detenciones de migrantes en las fronteras del país, especialmente en la sur, que comparte con México.
En total, según estadísticas del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por su sigla en inglés), fueron arrestadas más de 3’200.000 personas, un 20 por ciento más que el 2022, un año en el que ya de por sí se habían batido todas las marcas anteriores.
Si bien un porcentaje de ellos fueron deportados de manera expedita y otros llevados a centros de detención mientras avanzan sus procesos migratorios, a la mayoría se les permitió ingresar al país generando una enorme tensión, no solo en los estados fronterizos, sino en centros urbanos como Nueva York y Chicago, a donde fueron reubicados.
Y aunque esta marea de migrantes estuvo compuesta por ciudadanos de todo el mundo, más del 80 por ciento tuvo su origen en algún país del Hemisferio Occidental, entre ellos Colombia.
Caravana de migrantes que avanza hacia la frontera con Estados Unidos. Foto:AFP
Si bien los connacionales solo representaron una fracción de ese total (el 7 por ciento, aproximadamente), el incremento comparado con años anteriores fue notable e histórico.
Para ponerlo en contexto, en el año 2021 –el registro previo más alto– Estados Unidos solo registró el arresto de unos 10.000 colombianos. Ese número pasó a 130.000 en 2022 y a casi 170.000 en 2023.
Lo delicado para Washington es que la tendencia en este 2024 no parece estar cambiando. En lo que va de este año fiscal (octubre y noviembre del presente), ya se han detenido a más de 600.000 personas, 30.000 de ellos connacionales.
Cifras que, de mantenerse a lo largo de los próximos 10 meses, volverían a batir todos los récords previos.
Diego Chávez-González, director sénior para América Latina y el Caribe en el Migration Policy Institute (MPI).
Foto:Migration Policy Institute
Para entender este fenómeno y su proyección a futuro, EL TIEMPO conversó con Diego Cháves-González, director sénior para América Latina y el Caribe en el Migration Policy Institute (MPI).
Cháves-González, de origen colombiano, lleva años estudiando los movimientos migratorios en la región al igual que esta diáspora en Estados Unidos.
¿Qué explica el enorme flujo migratorio de colombianos hacia Estados Unidos, que batió récord en el 2023?
El incremento en la migración colombiana hacia Estados Unidos es multifacético. Comparativamente, el patrón migratorio de colombianos y venezolanos muestra similitudes, lo que sugiere un posible ‘efecto de arrastre’ donde las familias colombianas podrían estar replicando las rutas migratorias de la población venezolana.
¿Qué factores influyen en eso?
Factores de expulsión como la violencia y la escasez de oportunidades en Colombia, junto con los atractivos de estabilidad y seguridad en Estados Unidos, son relevantes. Además, la migración venezolana ha estado en curso durante varios años en Colombia, lo que indica una posible reconfiguración de la estructura familiar con la unión de colombianos y venezolanos, afectando las estadísticas de migración.
Los registros migratorios, que a menudo se basan en el jefe de familia, pueden no reflejar la complejidad de las familias mixtas, contribuyendo a una percepción distorsionada.
Un tercer factor es la pandemia y la subsiguiente falta de oportunidades, incitando a las familias de clase media, muchas con conexiones familiares en Estados Unidos, a emigrar. Además, la selva del Darién simboliza la migración irregular, y localidades como Necoclí se han convertido en centros de economías locales que facilitan la movilidad humana.
Por último, la disminución de los recursos y la voluntad política para integrar a los migrantes, y el aislamiento de la agenda migratoria de los objetivos nacionales más amplios, pueden estar incentivando tanto a migrantes como a comunidades receptoras a considerar la migración como una opción viable.
Un migrante va con su bebé por la selva del Darién, cerca de Bajo Chiquito, primer puerto fronterizo con Panamá. Foto:AFP
¿Podemos esperar números iguales o superiores en 2024?
Es plausible, aunque con ciertas reservas. La era actual se caracteriza por una movilidad humana sin precedentes, con millones de personas en tránsito en todo el hemisferio. En Colombia, el aumento de la población migrante ha sido notable, y la salida de colombianos podría verse influenciada por políticas de acogida y los beneficios percibidos por las comunidades receptoras. Si persiste la sensación de parálisis institucional, la migración probablemente continuará.
Hay esfuerzos en curso para regularizar a la población migrante, lo que podría disuadir la migración, particularmente en familias mixtas. Factores económicos como altas tasas de interés, inflación y la pérdida de confianza en el sector privado también jugarán un papel. La reactivación de sectores económicos por parte del gobierno y la adopción de medidas pragmáticas y desde la moderación del discurso, podrían mitigar algunos de estos flujos migratorios, aunque esto último no debe ser tomado como una cita directa.
¿Qué se puede esperar en Estados Unidos donde el tema se ha vuelto explosivo y lo será más este año por las elecciones legislativas y presidenciales de noviembre?
Lo que pienso que puede suceder este año es que se va a regresar a una modalidad de Título 42 (expulsiones sin el trámite migratorio regular) relativamente impuesta por la Casa Blanca, pero más bien forzada por los republicanos y supeditada a la aprobación del presupuesto para Ucrania y de Israel que pidió la Casa Blanca. Entonces, yo creo que eso va a hacer que de alguna manera en estos seis meses se refuercen las medidas de control en Estados Unidos. Ya hay algunos indicios muy fuertes de una nueva oleada de medidas restrictivas en donde las autoridades tendrían el poder para detener a las personas y devolverlas sin la necesidad de hacer ningún tipo de proceso, muy a la manera como se hizo bajo el título 42 en la era Trump.
El presidente estadounidense Joe Biden habla sobre la liberación de rehenes de Gaza. Foto:AFP
El expresidente Trump, que usted menciona, usó el tema migratorio como eje de su campaña en el 2016 y lo está convirtiendo en epicentro de su nuevo esfuerzo por llegar a la Casa Blanca. ¿Qué ve pasando en este frente si regresa al poder?
Es algo que va a continuar haciendo tanto en la campaña como si regresa a la Casa Blanca. Sin embargo, pienso que las políticas migratorias en los Estados Unidos tienen que atravesar por una reforma. Y esa reforma tiene que ser aprobada por el Congreso. En este momento, sin embargo, no hay espacio para mover ningún tipo de reforma y yo creo que si Trump llega a la Casa Blanca tampoco va a existir espacio para empujar los cambios que requiere el sistema migratorio de Estados Unidos.
Terminarán siendo medidas paliativas desde la istración para tratar de frenar los flujos. Entre los republicanos me parece que hay más miopía con respecto a la migración. Ellos creen que el problema migratorio es algo que empieza y se resuelve en la frontera suroeste. Entre los demócratas sí hay un poco más de apertura para entender que la migración se origina de algún lugar y que la solución es multifacética. No obstante, bajo la istración de Trump, hubo programas como el de Usaid en Colombia, como el de Usaid en otras partes en Centroamérica que fueron útiles.
Es decir, a pesar de las medidas y anuncios restrictivos, hay algunos sectores que permiten trabajar el tema de la migración, no solamente desde lo que sucede en la frontera suroeste, sino también desde los procesos de integración que tienen los otros países.