La entidad, que ha prestado asistencia médico-humanitaria en las principales crisis y conflictos de los últimos 52 años, afirma que su denuncia se documenta en “numerosos casos en los que los Estados costeros europeos ponen, conscientemente, en peligro la vida de las personas al retrasar, no coordinar eficazmente los rescates y/o al facilitar las devoluciones a lugares inseguros”.
“Mientras nuestros equipos en el Mediterráneo siguen siendo testigos de devoluciones forzosas a Libia, los nuevos acuerdos con terceros países, como Túnez y, más recientemente, con Albania, son los últimos y preocupantes intentos en Europa de desviarse de las obligaciones de los Estados de asistir a las personas que buscan protección”, sostiene MSF.
Menciona, entre otras cosas, que el Gobierno italiano adoptó a principios de 2023 nuevas normas que obstruyen las actividades de salvamento de las ONG en el mar, lo que limita “gravemente la asistencia humanitaria y amplía el vacío en las operaciones de rescate en el Mediterráneo Central”.
La Unión Europea y sus Estados no solo son indiferentes al inmenso sufrimiento que se está produciendo a sus puertas sino que “han seguido invirtiendo en políticas, leyes y prácticas migratorias perjudiciales que muestran poca o ninguna consideración por el costo humano que tienen”, denuncia.
La acusación de MSF se respalda no solo en los datos médicos sino en los informes de los equipos a bordo del Geo Barents, su buque de rescate que opera desde mayo de 2021 y que se viene utilizando para recuperar a los migrantes en peligro, dar asistencia médica de urgencia a los que la necesiten y amplificar las voces de los sobrevivientes en la que considera como “la travesía marítima más letal del mundo”.
La entidad lleva trabajando en el Mediterráneo Central casi una década y ha rescatado a más de 90.000 personas.
En lo que va del 2024 ya son 100 los migrantes muertos y desaparecidos en el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que ite que la situación podría empeorar aún más y romper las estadísticas de 2023, hasta ahora el año con más muertes en la zona desde 2016. “¿Cuántas muertes más necesitan los Estados europeos para detener su enfoque hostil e inhumano?”, se pregunta Juan Matías Gil, coordinador de las operaciones de búsqueda y rescate de MSF en el Mediterráneo.
El informe
En Nadie vino a rescatarnos, título del más reciente informe de MSF sobre el tema, se afirma que el número de migrantes que llegó a las costas italianas a través de la ruta del Mediterráneo Central se disparó en 2023. “Se ha más que duplicado en comparación al 2022”.
Túnez superó a Libia como punto principal de partida de los migrantes y ese aumento significativo de salidas, sumado a la falta de capacidades y recursos estatales de salvamento incrementó las embarcaciones en peligro y los náufragos, sostiene.
“Los acuerdos europeos con Túnez o Libia, donde los migrantes son sometidos a tratos inhumanos, torturas, extorsión, esclavitud y otras variadas formas de violencia, se han ido ampliando con el único objetivo de reducir las llegadas de embarcaciones”, escribió Jairo Vargas Martín en Público, diario digital español.
Lo que sucede hoy en el Mediterráneo es, además, “una gigantesca violación de los derechos humanos”, denuncia MSF.
Explica que, a bordo de su buque de rescate Geo Barents, han sido testigos de flagrantes violaciones “en las que Italia y Malta no coordinaron los rescates ni garantizaron la asistencia a las personas en riesgo de ahogamiento, lo que provocó retrasos en los rescates o que no se produjera ningún salvamento”.
“En varias ocasiones, las autoridades italianas han ordenado a los buques de las ONG (como Médicos sin Fronteras), que no presten asistencia a embarcaciones en peligro y las han obligado a dirigirse a puerto inmediatamente”, resalta MSF.
Con respecto a Malta afirma que se ha desentendido de los rescates en los últimos años y que las autoridades han ignorado los llamados de socorro, pese a los convenios y reglamentos existentes y a la propia legislación maltesa, “que las obliga a proporcionar un servicio de búsqueda y salvamento adecuado y eficaz”.
Por eso, MSF invitó a la Unión Europea y a sus Estados , especialmente a Italia y Malta, “a que cambien inmediatamente de rumbo para dar prioridad a la seguridad de quienes buscan refugio en las costas europeas”, dijo Gil.
El Mediterráneo es, por lo tanto, una gigantesca y sangrante herida abierta que necesita ser tratada con urgencia.
El cantautor catalán Joan Manuel Serrat reconoce que ya no es el mismo que inspiró Mediterráneo, su famosa canción, porque miles de personas han dejado su vida allí cuando huían para ponerse a salvo.
Otras migraciones
Aunque la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) define la migración como “el cambio de residencia que implica el traspaso de algún límite geográfico o istrativo debidamente definido”, otras entidades la consideran también como un proceso, interno o externo, traumático y doloroso.
“Los migrantes no abandonan su familia, sus amigos y su vida por capricho. A causa de la miseria, el entorno deteriorado y la opresión, la existencia puede volverse insostenible. Y cuando la guerra amenaza directamente, la única opción para conservar la vida es partir”, dice el Comité Internacional de la Cruz Roja.
La migración es también vista como uno de los fenómenos con mayor impacto demográfico, social y económico en el mundo.
Globalmente existen 281 millones de migrantes internacionales, es decir, personas que se desplazan de su país a otro que equivalen al 3,6 % de la población mundial, según un informe de la OIM de 2022.
Por regiones, de acuerdo con ese documento, Europa y Asia han recibido 173 millones de migrantes internacionales o el 61 % del total mundial; América del Norte, 59 millones o el 21 % y África, América Latina y el Caribe, y Oceanía 9, 5 % y 3 %, respectivamente.
América Latina ha presentado grandes niveles de migración entre los países de la región y hacia América del Norte y Europa.
Los latinoamericanos emigran porque buscan mejores salarios, por el alto nivel de desempleo local o huyen de la inestabilidad política y la corrupción, según Statista, un portal alemán de estadística.
Se estima que, por lo menos, 41 millones de latinoamericanos viven fuera de su país de origen, convirtiendo a la región en la que más número de migrantes tiene en el mundo.
Argentina, Venezuela y Colombia han sido los principales países receptores de migración en América Latina en los últimos años, y países más pequeños como Costa Rica, donde los migrantes representan el 9 % de la población, también han aumentado la recepción, pero Estados Unidos sigue siendo el principal destino para los centroamericanos, afirma Statista.
La inmigración hacia Venezuela procede principalmente de Colombia, el 69,31 %, España, el 5,31 % y Portugal, el 3, 89 %, y el número de inmigrantes residentes allí ha aumentado un 5,71 % (unas 80.255 personas), según estimaciones de Dsatosmcro.com de 2022
Por otro lado, Statista sostiene que en América en 2023 Venezuela fue el país con mayor número de emigrantes hacia Colombia, Perú y Estados Unidos, Brasil, Ecuador y Chile.
En Colombia
Un reciente informe de Migración Colombia reveló que existe un alarmante incremento de la migración irregular, especialmente de menores y mujeres, y que más de la mitad de los 901.700 casos reportados desde 2012 se registraron solo en 2023.
La crisis migratoria colombiana está representada en unos 96.572 niños y 180.018 mujeres solo en 2023, de acuerdo con Migración Colombia, que señala, igualmente, que el flujo migratorio procedente de Venezuela “encabeza las estadísticas con 326.086 personas, seguido por la de los haitianos, con 56.112 casos y un incremento de 121 %”.
Menciona, igualmente, el aumento del 171 % del flujo migratorio desde Ecuador con 57.396, casos y un notable incremento del 1.698 % de migrantes de China, con 29.934 casos.
Internamente, en los municipios antioqueños de Neoclí y Turbo, el informe de Migración Colombia detectó 426.517 casos de migrantes irregulares durante 2023.
Pero la entidad explica que el desafío migratorio no solo implica el tránsito por Colombia, sino también la situación de colombianos intentando cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, pues en mayo pasado, teniendo en cuenta que no se incluyen cifras de noviembre y diciembre, fue el de mayor detección de colombianos en la frontera con 18.130 casos.
Recuerda que entre enero y octubre de 2023 se reportaron 122.370 casos de colombianos en esa situación, ubicando al país como el quinto tras México, Venezuela, Guatemala y Honduras en el número de detenciones. Los principales puntos de detección fueron en El Paso, Texas.
“Es preciso mencionar que el secuestro de un grupo de migrantes (cuatro colombianos, entre ellos) en la frontera entre México y Estados Unidos y el abandono de dos niños africanos en el aeropuerto El Dorado han resaltado la urgencia de la crisis migratoria global”, afirma Migración Colombia.
Pero, pese a la tragedia, el dolor y los traumas generados por la migración hay quienes se la plantean ahora como una oportunidad, siempre y cuando sea manejada desde la legalidad.
El Banco Interamericano de Desarrollo, BID considera, por ejemplo, que “la migración enriquece nuestra vida y contribuye al desarrollo económico y social de las comunidades de destino”, y recuerda que la mayoría de las personas migra en busca de nuevas y mejores oportunidades económicas y esto impacta directamente los envíos de remesas hacia América Latina y el Caribe”.
Amy Pope, la directora General de la OIM, acaba de afirmar en México que las migraciones son necesarias frente a la actual coyuntura económica mundial. En lo que insiste es que sean procesos legales, pues la migración que duele, en su opinión, es la irregular y forzada, que “ha alcanzado niveles sin precedentes e impuesto desafíos cada vez más complejos”.
GLORIA HELENA REY
Para EL TIEMPO