En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Opinión

Nobel a los micro-ARN

Los genes se prenden y se apagan ejecutando la gran obra, leyendo pequeñas señales inscritas en la partitura.

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Este año los Nobel en ciencias naturales fueron una colección fascinante de relatos, que darían para un buen rato. Me toca escoger uno, así que me decidí por el de Medicina y Fisiología, que se otorgó en esa frontera difusa entre la biología, la bioquímica y la genética.
Para entender de qué se trata hay que irse a los antecedentes. Hoy es bien sabido que los genes están en el núcleo de las células, codificados por el ADN. Su descripción fue una revolución científica y llevó a lo que llamaron el "dogma de la biología molecular", un esquema de flujo de la información genética.
La información está en el núcleo de las células en una larga secuencia de ADN escrita con cuatro letras; partes de la secuencia se 'transcriben' a ARN, en un lenguaje de cuatro letras también, y se transportan al exterior del núcleo, al citoplasma, donde se 'traducen' en proteínas con un lenguaje de 20 letras. Esas proteínas son las responsables de toda la funcionalidad del ser vivo: lo mueven, transforman materiales y energía, y fabrican productos variados.
Prácticamente todos los hechos de la biosfera cuadran con esa descripción. Por supuesto, como sucede con todos los dogmas, también a este le surgieron preguntas y objeciones. El esquema general es claro, pero los detalles menos, y, como sabemos, el diablo está en los detalles. Durante los setenta y pico años que siguieron, muchos de ellos se aclararon y generaron más interrogantes aún.
Este Nobel lo ganó la simple historia, que es, ella misma, suficientemente maravillosa.
Una pregunta que surgió temprano fue la de cómo se especializan las células para ejercer funciones tan diferentes unas de otras. Se sabía que todas las células tienen la información completa del organismo en sus núcleos. Si alguien lo dudaba, vino Dolly a comprobarlo (un núcleo de una célula cualquiera dio origen a una oveja completa, indistinguible de otra nacida como suelen nacer las ovejas).
Entonces, si todas las células tienen la misma información, ¿por qué unas se dedican a ser cerebro, otras a hueso y unas más a hígado, ejerciendo funciones tan diferentes y siendo estructuralmente tan distintas y particulares? La respuesta obvia es que debe haber señales que regulan el flujo de información en el embrión, para que algunos genes se expresen y otros no, en cada tipo de célula.
Y acá, por fin, llegamos a la historia del Nobel de este año. Victor Ambros y Gary Ruvkun hacían su posdoctorado en el mismo laboratorio por el año 1980. Ya se sabía que no todo el ADN se transcribe a ARN, como decía el 'dogma', y se conocían secuencias sin ningún sentido, que muchos llegaron a pensar que eran basura. Los hoy premiados encontraron que unas de esas secuencias producían unos ARN muy pequeños, unos micro-ARN sin función clara. Desde entonces se dedicaron a dilucidar qué hacían.
Trabajar en el modelo experimental adecuado es uno de los secretos del éxito, y ellos trabajaron con un gusanito transparente, de menos de un centímetro, con un nombre más largo que él: Caenorhabditis elegans. Tiene apenas 959 células: neuronas, intestino, músculo, piel y algunas más. Este es el cuarto Nobel que se gana ese gusanito.
Esos micro-ARN resultaron con la capacidad de unirse a algunos mensajes e inactivarlos, prendiendo y apagando así funciones diversas. Eso completaba, con otros factores ya descritos, la melodía de la sinfonía de la vida: entran a tocar los violines, luego los reemplazan los vientos, después, una secuencia con oboes y fagots, un silencio y, finalmente, timbales. Así, los genes se prenden y se apagan ejecutando la gran obra, leyendo pequeñas señales inscritas en la partitura.
Seguramente encontrarán pronto cómo usarlos para fabricar algo 'útil' (y así tranquilizar a los que esperan una aplicación). Pero este Nobel lo ganó la simple historia, que es, ella misma, suficientemente maravillosa.

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.