Nos estamos acostumbrando a unos titulares vergonzosos sobre el PAE: ‘La alimentación de los niños y niñas ha quedado a merced de intereses privados que se benefician de la complicidad de funcionarios públicos y la negligencia de los entes de control’. No hacemos ningún escándalo, no pedimos la renuncia de ningún ministro o CEO, para nosotros es normal que más de 500.000 niños no hayan recibido el almuercito, por razones burocráticas y de corrupción.
Confieso que el PAE, como está planteado, es de los pocos asuntos que me hacen perder la bendita paciencia. ¡No me mamo esto! Y los invito a emputarse, a armarse de santa ira creadora para resolverles el problema a nuestros hijos.
Hace cuántos años están saqueando las arcas del Estado y nosotros todos, como atontados, no le cortamos la mano al que le quita el bocado, al que le roba al niño colombiano. No hay acto más cobarde y sin perdón, ni de Dios –que es tan misericordioso– ni de la ley, que tiene que ser implacable.
Privan a nuestros menores de la alimentación básica para el crecimiento del cuerpo y de la mente, y nosotros les seguimos dando a estos carroñeros contratos que pasan del billón de pesos. Un presupuesto de 1,5 billones. Pues este presupuesto (insuficiente, pero nada despreciable) es saqueado de modo sistemático por diferentes actores que participan directa o indirectamente en la contratación del PAE.
“La Contraloría General de la República reconoció la existencia de intrincadas mafias que se roban los recursos de la alimentación escolar y denunció el sobrecosto en la adquisición de alimentos para los colegios públicos en 17 regiones del país”.
Por esto le presenté a ‘El Tractor’ de Cartagena un proyecto de una simplicidad casi franciscana: hacer de cada institución educativa una entidad autosostenible, con la ayuda de las organizaciones como las de padres de familia y las madres comunitarias.
Hace cuatro años la fundación Corazón Contento, que yo dirijo, está manejando un comedor social directamente y otros dos en coproducción. Alimentamos a casi 400 niños en 3 cocinas. El algoritmo es claro: las mamás que alimentan a los niños en casa los alimentarán en clase, y les aseguro que los almuerzos van a ser sustanciosos y abundantes. Hagamos todo en familia, olvídense de los 800.000 almuerzos, olvídense de las tóxicas raciones industriales, comida caliente de la mamá para una nueva generación.
SALVO BASILE