Confieso que después de más de 50 años de vivir en Colombia nunca me había interesado un proyecto político, por una especie de esnobismo que nos tiene a los colombianos alejados de las casas del poder por pensar que somos mejores que esto. Pero cuando me consultaron de Fuera los Malandrines, un grupo de activistas sin la participación de políticos de profesión, consideré que había llegado el momento de devolver a Colombia todo el bien que me había proporcionado en este medio siglo. Y acepté.
Voy a estar en una lista cívica que apoya a Judith Pinedo, la famosísima María Mulata. Y acepté porque estoy librando por mi cuenta una guerra sin cuartel al hambre que está golpeando duro entre los pobres cartageneros y propongo unas soluciones al PAE para evitar que siga siendo un coto de cacería de los corruptos, que se precipitan como carroñeros sobre el presupuesto, cobrando sin piedad pechugas de pollo a 40.000 pesos y suministrando a nuestros hijos almuerzos escasos y en mal estado.
Mi proyecto para enfrentarnos a la guerra contra el hambre es la implantación de una cadena de comedores sociales financiados por el Distrito, por el Concejo, por la Nación y por los ciudadanos. Mi proyecto para sanar el PAE es entregarles a los colegios y a las asociaciones de padres y madres de familia el suministro de almuerzos calientes y abundantes.
Hace cuatro años con mi fundación, Corazón Contento, estamos sirviendo almuerzos en comedores en San José de los Campanos, sector Revivir; en Nelson Mandela colaboramos con otro, Los Hijos de María; en Villa Hermosa y la ciudad bicentenaria, con Abrazando Esperanzas. Son casi 500 almuerzos diarios, con la ayuda de unas madres comunitarias y las donaciones de amigos bogotanos y cartageneros.
Los mismos colegios podrían organizar sus cocinas, y donde no haya espacio seguro habrá unas casas cerca de la institución que puedan servir para esto. Lo que todos los colegios tienen en común son las mamás, las que nos cocinan con el corazón y sazón familiar. Dejemos que ellas cuiden de la buena salud de nuestros niños. Es por esto que necesito que ustedes nos apoyen, que nuestro Gobierno entienda que licitar centenares de millares de almuerzos nunca va a ser transparente y los corruptos no piensan en la salud de los niños, sino en llenarse los bolsillos de plata mal habida.
PD. Ante mi nueva aspiración política debo dejar este espacio. Desde luego, agradezco a este diario que me acogió por tantos años.
SALVO BASILE