La capital del Valle este año fue la ciudad ambientalista a la que miró el mundo, pues tuvo el privilegio de ser la anfitriona de un evento de talla universal como la COP16, que albergó con orgullo y sentido de pertenencia. Ganó Cali y ganó Colombia.
La antesala al gran encuentro ambientalista fue una cita cultural, como el Festival Petronio Álvarez, en su edición XXVIII, en el cual participaron 2.000 artistas y 47 agrupaciones.
Ahora, Cali pachanguera cierra el año con su feria anual, la número 67, que se celebra allí entre el 25 y el 30 de diciembre. Más que justo que esta cálida capital festeje, con todo el derecho y a todo timbal, estas ferias, en esta ocasión con el propósito de la istración de Alejandro Eder de recuperar la ciudad. “Nos hemos propuesto recuperar a Cali, la cultura y esencia caleña y esta feria va a ser como las de antaño, donde la ciudad entera sienta la alegría y pueda disfrutar de los eventos”, dijo el burgomaestre.
Y sí. Ya es de irar el arranque de la feria con la ‘Fiesta de mi pueblo’, que es una muestra cultural de saberes y tradiciones donde se resalta la música y, en general, el empuje artístico de esta zona del Pacífico. Y cómo no citar el ya legendario Salsódromo, en el que participaron en sus primeros compases más de dos mil bailarines nacionales e internacionales.
Ferias como esta tienen para todos los gustos. También son de gran atractivo el famoso Cali Viejo, donde son protagonistas personajes históricos, como la famosa bailarina Amparo Arrebato, Jovita Feijoó o Pipe Pimienta, entre otros. O sea, salsa y cultura por todo lado.
Si los caleños están alegres, lo debe estar el país porque la llamada Sucursal del Cielo, que fue una de las ciudades más golpeadas por el paro nacional de 2021, está demostrando coraje y resolución de no doblegarse y, en medio de dificultadas y problemas que no se pueden desconocer, ha tenido un año positivo y bien merece estos momentos de distensión.