En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Opinión

Celular en mano, deseo en pausa / Columna Sexo con Esther

No hay aplicación que reemplace una buena conexión en vivo y en directo.

revisar celular


Foto: iStock

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Si el teléfono celular pudiera hablar (y a veces pareciera que ya lo hace), probablemente reclamaría derechos sobre la vida amorosa de su dueño. Porque, aunque nadie lo ite abiertamente, la escena es más común de lo que se cree: las miradas se cruzan, el ambiente se caldea, las ganas empiezan a instalarse cómodamente en la planta baja… y, justo cuando el aquello está por declararse en sesión, una notificación, un mensaje que arruina el momento.
En ese preciso instante, el mundo se divide en dos tipos de personas: los que ignoran la pantalla y dejan que la conexión fluya, y los que, con una destreza de equilibrista, intentan lo imposible: mantener la pasión sin soltar el teléfono. Un ojo en la pantalla, otro en la pareja, y las ganas en un incómodo modo de espera.
Dicen que la tecnología mejora la vida y no vamos a negarlo: el celular ha hecho maravillas por la seducción moderna. Los emojis han sustituido a las palabras torpes, los audios estratégicos han elevado la picardía y las selfies han facilitado el coqueteo a distancia. Pero una cosa es calentar motores y otra muy distinta es intentar manejar la maquinaria del aquello con el celular en la mano.
Porque, seamos honestos, no hay aplicación que reemplace una buena conexión en vivo y en directo. No hay algoritmo que compita con una piel que responde, ni notificación que genere la electricidad de una caricia bien puesta. Pero, en pleno siglo de la hiperconectividad, muchas parejas parecen más dispuestas a invertir tiempo en el scroll infinito que en los placeres de la interacción humana sin pantalla de por medio.
El problema no es solo la interrupción del momento, sino el hábito que se instala de manera silenciosa. Cada noche, millones de personas duermen más cerca de su celular que de su pareja. Revisar redes sociales antes de dormir se ha convertido en el ritual nocturno por excelencia, como si deslizar el dedo por la pantalla fuera más estimulante que cualquier otro tipo de fricción. La pantalla ilumina rostros, sí, pero al mismo tiempo, apaga ganas.
Y esto no es una teoría sin fundamento. Estudios han demostrado que la simple presencia de un celular, aunque no se esté usando, reduce la calidad de la interacción entre personas. Su sola existencia es suficiente para recordar que en cualquier momento algo puede interrumpir el instante, como una tentación digital que roba protagonismo.
Entonces, ¿qué hacer? La solución no es dramatizar ni lanzar los celulares por la ventana. Se trata de recuperar el tiempo real, de priorizar el o directo y de darle al aquello la atención que merece. Apagar el teléfono no significa desconectarse del mundo, sino reconectarse con lo que realmente importa.
Porque ningún mensaje es más urgente que el que el cuerpo intenta enviar en silencio. Ninguna vibración debería competir con las que se generan por cuenta propia. Y si la tentación de revisar el celular sigue siendo fuerte, tal vez sea momento de recordar que la mejor red social sigue siendo la piel que se toca. 
Así que, por una noche al menos, dejemos que la única notificación importante sea esa que no necesita wifi, ni datos, ni pantalla táctil. Hasta luego.

Sigue toda la información de Salud en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.