En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
La restauración de los ecosistemas y su impacto sobre su salud
Existe un nexo directo entre degradación ecológica y bienestar de los seres humanos.
No todo son malas noticias para el planeta. Las energías renovables desplazarán al carbón en esta década como
el combustible preferido del mundo en la generación de energía eléctrica, vaticinó esta semana la Agencia Internacional de Energía (AIE). La energía solar fotovoltaica ya es más rentable que las plantas alimentadas con carbón y gas natural en la mayoría de las naciones. Foto: Efe
La humanidad enfrenta hoy varias crisis existenciales interrelacionadas. Las consecuencias catastróficas del cambio climático, la degradación ecológica y la pérdida de biodiversidad tienen efectos colaterales que se van acumulando sobre el bienestar humano. Como quedó en claro con la pandemia de covid, los daños al ecosistema pueden intensificar las emergencias de salud pública, pero los científicos están confirmando cada vez más que la restauración ecológica –mediante la reversión de las amenazas al suelo, la biodiversidad, el agua y otros servicios de los ecosistemas– puede generar grandes beneficios para la salud.
Hay muchos intentos para entender el nexo entre la degradación ecológica y la salud humana. Un estudio de 6.800 ecosistemas en seis continentes aportó evidencia adicional de que la deforestación y la extinción de especies favorecen las pandemias. El daño a los ecosistemas también lleva a la contaminación del agua, y eso crea un caldo de cultivo para enfermedades infecciosas. De modo similar, la degradación de los suelos no solo reduce la productividad agrícola, también se la vinculó con enfermedades y el aumento de la mortalidad. El surgimiento y la difusión de enfermedades zoonóticas, como el covid, están estrechamente vinculados con la salud de los ecosistemas. Por ejemplo, el 75 % de las enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas y están causadas por el uso insostenible de los recursos naturales, la producción industrializada de animales y otros factores antropogénicos a escala industrial.
Los problemas en los ecosistemas también contribuyeron en las últimas décadas a reducir la capacidad de recuperación inmunológica y aumentar las alergias en humanos. Los efectos no se limitan a la salud física, también incluyen problemas de salud mental.
Por el contrario, restaurar los ecosistemas naturales podría ofrecer un camino hacia la reversión de algunos de los efectos del cambio climático y reducir la carga de enfermedades crónicas en el mundo, mejorando así la salud y el bienestar humanos. Una investigación mostró que la restauración del suelo y la reintroducción de especies vegetales nativas llevaron a una reducción de los impactos físicos y psicológicos de ciertas enfermedades. En otro caso se vinculó la restauración ecológica de un río urbano en el noroeste de Inglaterra a beneficios psicológicos para las comunidades circundantes.
Hay evidencia de que la restauración ecológica puede proteger a la gente de los eventos climáticos extremos y las crisis de salud pública relacionadas. También se comprobó que el uso de combustibles alternativos como el biogás en cocinas mejoradas -reduciendo el uso de leña como combustible y evitando la degradación de los bosques- mejoró la salud respiratoria y la alimentación de los hogares.
El calentamiento global tendrá efectos irreversibles sobre las comunidades costeras, modificando la geografía y desapareciendo a muchos organismos Foto:Mauricio Dueñas Castañeda / EFE
Hay sólidos justificativos económicos para la restauración ecológica. El aumento de los costos de salud pública y la significativa carga de enfermedades -exacerbados por la pandemia- ofrecen aún más motivos. La OMS estima que el gasto mundial en salud aumentó continuamente entre 2000 y 2018 hasta US$ 8,3 billones o el 10 por ciento del PIB mundial. Ya se están implementando actividades internacionales para aprovechar los beneficios de la restauración ecológica para la salud humana y del planeta. El Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030) y el ‘Programa de Neutralidad de la Degradación de la Tierra’ de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación alientan a los países firmantes a reconocer la importancia de la restauración ecológica. Asimismo, la iniciativa #RecuperaciónSaludable, firmada por más de 4.500 profesionales de la salud de 90 países, instó a los líderes del G20 a financiar proyectos que permitan la restauración ecológica como parte de sus paquetes de estímulo por la pandemia.
En las últimas décadas, los investigadores desarrollaron diversos modelos para captar la relación interconectada entre los humanos y la naturaleza. El desafío ahora es desarrollar un marco unificador que maximice la sinergia de la restauración ecológica y la salud humana. Las políticas diseñadas para atender a uno de esos temas no deben excluir al otro.
Tenemos por lo tanto que redefinir la degradación ecológica, entender sus vastos efectos sobre la salud humana y reconocer que no podemos ocuparnos de ellos sin planes de restauración ecológica estructurados y específicos para cada contexto. Para lograrlo será necesario institucionalizar y convertir la colaboración intersectorial entre científicos y profesionales de los ámbitos ecológico, médico y de la sostenibilidad en parte de la corriente dominante.
Las alianzas y el sentido de apropiación de las estructuras centrales para la gobernanza de la salud pública y la restauración de los ecosistemas serán esenciales. En la India, por ejemplo, un esfuerzo pionero para convertir las iniciativas transdisciplinarias en parte de la corriente dominante reúne al Gobierno, los científicos y a socios y profesionales locales para mejorar el control de las enfermedades zoonóticas. Ese tipo de marco puede generar conocimiento y perspicacia valiosos para las iniciativas de colaboración en otros lugares.
La restauración ecológica es una vía clara para hacer frente a la carga mundial de enfermedades y mejorar la salud pública. Con el comienzo del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, los responsables de las políticas deben alentar las acciones colectivas para fomentar actividades interdisciplinarias que demuestren los beneficios mundiales de la restauración para la salud social, física y mental. Es nuestra obligación, para con nosotros mismos y el planeta, mitigar las amenazas que hemos creado.
* Profesor honorario de la U. de KwaZulu-Natal, Durbán. Miembro del Centro para la Biodiversidad y la Conservación del Ashoka Trust for Research in Ecology & the Environment (ATREE).
** Analista de políticas en el Centro de Diseño de Políticas de ATREE.