Se firmó el primer acuerdo para la protección de la zona con mayor cantidad de palma de cera (Ceroxylon quindiuense) en el mundo, gracias a la alianza entre un conjunto de organizaciones privadas y públicas. Este territorio es de un área de más de 1.300 hectáreas en Quindío, en donde se estima que puede haber unas 200.000 palmas de cera.
Las entidades involucradas son la Fundación Ecológica Las Mellizas, el Instituto Humboldt y Fundación Santo Domingo. Además, contaron con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima).
El lugar está entre Ibagué y Cajamarca, Tolima, en la cuenca del río Tochecito, en el área de amortiguación del Parque Nacional Natural Los Nevados. Según el Instituto Humboldt, el acuerdo de protección será un proyecto de “paisaje protegido”, una modalidad que no está reglamentada en Colombia, pero que busca integrar a actores privados en esta labor.
“Se destaca por tener en cuenta diferentes estrategias de conservación como los suelos de protección, la delimitación de páramos y las zonas amortiguadoras (en este caso, la del PNN Los Nevados), así como los reconocimientos ambientales internacionales como la lista Ramsar (humedales) y las KBA (áreas claves para la biodiversidad, por sus siglas en inglés); entre otros”, señala el Humboldt.
Además, se han integrado 18 fincas en las cercanías del río y 11 de ellas se encuentran en proceso de registro como Reservas Naturales de la Sociedad Civil, una modalidad de área protegida istrada por privados en áreas de importancia ambiental.
Asimismo, “se han implementado cercos protectores para evitar el ingreso del ganado a las áreas protegidas, se instalaron sistemas sépticos para disminuir la contaminación de las fuentes hídricas y se ha promovido el ecoturismo como una alternativa económica para la región”, dice el Humboldt en un comunicado.
Esto, porque es estas zonas hay producción ganadera, cultivos de papa, cebolla larga, entre otros, ya que se encuentra entre los 2.000 y los 3.750 metros sobre el nivel del mar. “Un predio tiene áreas productivas, también debe tener áreas para la conservación; las cuales tienen que coexistir. Por ejemplo, el ganado necesita de agua y alimento, que son proporcionados por los recursos naturales. Entonces, si se hace un uso intensivo de la tierra sin estrategias de conservación, no van a haber recursos como el agua para el futuro”, comenta Jorge Hernán López, de la Fundación Ecológica las Mellizas, en el comunicado.
Así está la palma de cera en Colombia
En septiembre se cumplieron 39 años desde que se declaró la palma de cera como árbol nacional de Colombia. A pesar de ello, durante las casi cuatro décadas no se ha declarado un área de protección destinada especialmente a su cuidado.
Esta especia hace parte de un ecosistema fundamental para la protección del loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis) y del perico paramuno (Leptopsittaca branickii), que se encuentran en riesgo de extinción.
“Es endémica de los Andes tropicales, crece desde Perú hasta Colombia (con algunas poblaciones en Venezuela) y está clasificada como En Peligro (EN), enfrentando un alto riesgo de extinción en su hábitat natural, según los criterios establecidos en la Resolución 0126 de 2024 emitida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible”, asegura Santiago Castillo, investigador del Instituto Humboldt.