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Aguas heladas, 40 buzos y poca visibilidad: así limpiaron La Cocha
Más de 1 tonelada de basura fue extraída de la laguna, segundo cuerpo de agua más grande del país.
Empezaron el 11 de noviembre por la mañana. El característico clima frío del sur de Nariño, que oscila entres los 3 y los 15 grados centígrados, recibió a los 40 buzos y más de 150 voluntarios que se presentaron para apoyar la segunda jornada de limpieza subacuática de la laguna de La Cocha, el segundo cuerpo de agua más grande Colombia.
Enclavada a 2.680 metros sobre el nivel del mar, La Cocha fue declarada desde hace más de 20 años como humedal Ramsar, lo que significa que sus aguas son de importancia internacional y funcionan como área natural protegida. En ellas conviven truchas arcoiris, toracitas, patos zambullidores y mucha, mucha basura.
Nosotros enseñamos en nuestros curso de Padi un buceo con responsabilidad, con propósito, ósea una vez termines el curso te vamos a colocar una malla con la que vas levantar cualquier residuos sólido
En la superficie se nota apenas, pero es en las profundidades, que pueden llegar hasta los 75 metros, donde realmente se encuentran. Empaques plásticos de papas y galletas, envases de icopor, latas de cerveza, botellas de gaseosas, llantas de carros y tanques metálicos de 200 litros oxidados -algunos aún con sobras de aceite- afectan la salud de este cuerpo de agua.
Es por eso que el Centro de Buceo Marlin, una empresa familiar fundada por Tulio Yela, que hace ya 10 años trabaja promoviendo el buceo de altura en la zona, se inventó en 2019 una jornada de limpieza subacuática en la que con el apoyo también de 40 buzos lograron recolectar 1.798 piezas de basura del fondo de la laguna con un peso de 626 kilogramos. En 2020 la pandemia no les permitió repetir la hazaña, por lo que este año querían que fuese más grande y con mayores logros.
La Laguna de la Cocha tiene 41,5 kilómetros cuadrados de superficie, una longitud de 25 kilómetros y profundidades de hasta 70 metros. Foto:Juan Pablo Rueda
Entonces convocaron más personas, consiguieron más apoyos empresariales y locales, y se embarcaron en esta nueva actividad con la ayuda de 29 entidades aliadas entre empresas, fundaciones y entidades como los Bomberos, la Armada Nacional de Colombia, el resguardo Indígena Quillasinga, la asociación de lancheros de La Cocha Asotransguamuez y la fundación Sacyr, de la constructora española que desarrolla en el país varios proyectos de infraestructura, como la concesión Rumichaca - Pasto, que mejora la interconexión de Nariño, el departamento donde está ubicado La Cocha.
Yela, que por 19 años ha estado relacionado al mundo del buceo, asegura que en las actividades de buceo recreativo que realizaban en La Cocha, empezaron a ver cada vez más sitios que se estaban llenando de basuras, al punto que, inclusive, en muchas inmersiones, al salir del agua los bolsillos de sus chalecos de buceo, donde se supone se guardan instrumentos de seguridad como el respirador de emergencia y el indicador de oxígeno y profundidad, terminaban llenos de basuras que iban encontrando y recogiendo.
“Nosotros enseñamos en nuestros curso de Padi un buceo con responsabilidad, con propósito, o sea una vez termines el curso te vamos a colocar una malla con la que vas levantar cualquier residuos sólido, sea en la Costa o acá en La Cocha. Entonces los estamos formando a eso, a cuidar el medioambiente”, destaca el instructor experto.
Todos los días, Yela reunía a los buzos voluntarios que estaban allí donando su tiempo y su experiencia, y entregaba una asignación de zonas a limpiar. En total dividieron la zona norte de la laguna en 21 espacios donde limpiaron cerca de 87.244 metros cuadrados subacuáticos.
Los buzos se subían en lanchas, se colocaban trajes de neopreno para el frío de las aguas, se tomaban un café caliente y se dirigían a cumplir su objetivo. Además, con apoyo de voluntarios, también se limpiaron 23.008 metros cuadrados sobre el litoral, con un equipo encargado de recoger las basuras que estaban flotando a simple vista.
Y lo lograron, luego de cinco días de trabajo consiguieron doblar el resultado del 2019. En total, 1.176 kilogramos de basuras fueron extraídos del litoral y las profundidades de la laguna. Pero es del fondo de donde vinieron más residuos, pues, en total, 1.075 kilogramos fueron recolectados por los buzos, mientras que solo 101 fueron recogidos por los voluntarios en el litoral.
Un trabajo nada fácil, pues al tercer día las fuertes lluvias provocaron un derrumbe que trajo consigo árboles y tierra hasta la laguna, lo que terminó empeorando la visibilidad y dificultando su trabajo.
“La visibilidad de un lago no es como la del mar, donde estamos bien mirando a unos 12 a 15 metros. Pero hoy, después de la palizada estamos en una visibilidad de un metro y así estamos trabajando”, contaba Tulio Yela el domingo 14, dos días después de la llegada del derrumbe.
“A 2.680 m.s.n.m. se hace un buceo especializado, no cualquiera bucea en estas aguas”, asegura Yela, quien cuando hace un década pensó la idea de poner un centro de buceo en La Cocha, con aguas heladas y sin corales, fue tildado de loco. Pero muchos lo visitan, ya más de 450 buzos han sido certificados por su empresa en la laguna, donde se pueden ver naufragios, cuevas y hasta la estatua de una virgen que reposa en las profundidades.
El buceo es una actividad que cambia dependiendo de la altura. No es lo mismo hacerlo en las cálidas aguas del Caribe, por debajo del nivel del mar, que en las frías aguas de alguna laguna montañosa, a dos y hasta tres mil metros de altura. Por eso todo es distinto, hay que usar trajes de neopreno de 13 milímetros para el frío, se usan más peso para poder bajar, al no haber arenas blancas que reflejen el sol en el fondo, la visibilidad es menor, y hace falta el oxígeno por la altitud.
Por eso los 40 buzos que trabajaban tenían que saber lo que hacían. Y durante los primeros días iban a toda velocidad, sacando basuras, pero luego, el fuerte invierno trajo consigo un derrumbe que terminó llegando al agua a través de los varios arroyos y afluentes hídricos que alimentan La Cocha. Fue allí cuando todo se complicó. Para algunos era imposible ver a más de 1 metro, otros se desorientaban y tenían que salir a la superficie, otros no entendían porqué no podían ver nada. Fue allí, cuando el apoyo de un grupo élite de la Armada Nacional cobró aún más valor.
Equipo de buzos de la Armada Nacional de Colombia. Foto:Juan Pablo Rueda
La Armada Nacional de Colombia fue una de las entidades que se sumó a la limpieza, enviando 4 de sus 10 mejores buzos, que hacen parte del equipo de élite con mayor capacidad de inmersión de Suramérica.
Los buzos de la Armada colombiana han trabajado en la Antártida, ayudaron en los trabajos de recuperación de Hidroituango, pueden sumergirse hasta 130 metros de profundidad y están entrenados en salvamento de barcos y buques naufragados, por lo que para ellos la baja visibilidad o las frías aguas eran apenas un detalle menor.
La actividad sirvió como entrenamiento, pues no todos los buzos de la Armada habían buceado en altura. Por eso aprovecharon para probar sus trajes secos y semisecos especializados y se lanzaban con rapidez y agilidad al agua. Y con la destreza de quien ha hecho trabajos complejos y le asignan tareas más sencillas sacaban en apenas minutos llantas y tanques metálicos, tubos de pvc y una estructura metálica, bolsas repletas de basura y hasta una báscula digital. Lo que no perteneciera al ambiente lo ponían en un barco y volvían a entrar al agua.
El suboficial jefe Jhon Márquez, líder del equipo de buzos, asegura que lo que más encontraron fue basuras plásticas, icopor y tanques metálicos que ponían fuera con una sencillez, que nadie pensaría que repletos de agua pueden pesar 200 kilos y que además por su estado de descomposición podrían significar un riesgo para la integridad de quienes lo manipulan.
“Nosotros por nuestro día a día en el Departamento de buceo y salvamento, tenemos cierta experiencia en el reflotamiento de unidades, entonces para nosotros es algo muy sencillo. Nosotros reflotamos el Almirante, el buque hundido en la represa del Peñol Antioquia, y ayudamos con los trabajos de ingeniería submarina en Hidroituango”, cuenta Márquez.
Y aunque este año, a pesar del derrumbe y las aguas turbias y con ayuda de la Armada, se logró doblar la cantidad de basuras extraídas, no por siempre se podrá seguir sacándolas. Tulio Yela dice ser consciente de eso.
Concientizar a la población
“Antes todo lo que se encontraba, basuras o papel, todo se echaba al río, porque pensábamos que hacíamos el bien, para no mirar la basura en la calle. O si se moría un cuy o algún animal lo echábamos al río, porque pensábamos que hacíamos lo mejor y estábamos haciendo el mal”, asegura Adriana Jojoa, cocinera local del restaurante Bella Vista, ubicado a escasos metros del canal que conduce a las lanchas hacia la laguna.
Hoy su visión ha cambiado. Sabe que lo correcto es disponer las basuras dentro de bolsas que posteriormente son recogidas por la empresa de aseo de la región. Además tratan de aprovechar al máximo los residuos. “Uno pues trata de sacar lo que es para la basura, y lo que es cáscara de papa, naranja o maracuyá y uno lo echa en un tarro y lo hace podrir para sembrar matas”, agrega.
Del litoral también se recuperó basura, en la mayoría traídas por el derrumbe que se presentó el viernes 12 de noviembre en inmediaciones de la laguna y que además enturbió sus aguas. Foto:Juan Pablo Rueda
Es por eso que una de las actividades que también se realizaron este año fue de concientización con la población y los prestadores de servicios turísticos locales, como los lancheros que transportan a turistas que vienen a disfrutar del medioambiente y la laguna.
Luis Amado Chávez, uno de los lancheros de la laguna asegura que la actividad ayudó a generar conciencia entre los locales y a embellecer el lugar. “La educación tenemos que darla nosotros mismos, porque algunos turistas botan basura. A mí me ha tocado eso, recoger papeles que los botan y le digo: vea señor afecta el agua”, asegura.
Además, desde el Centro de Buceo Marlin también han decidido ayudar a convertir en espacios turísticos seis proyectos sostenibles realizados por las comunidades locales, en su mayoría campesinos descendientes de indígenas quechua, kamsá, quillacingas y kofán.
“La universidad Nariño, la universidad Mariana, Parques Nacionales, el Sena y la fundación Ecociudad mandaron unos equipos de medioambiente y sensibilizaron a toda la gente acá en el puerto. Y también creamos el turismo comunitario sostenible, en la vereda Casapamba, acá al lado, formamos un tour con seis familias que le apostaron a la sostenibilidad, una tenía una reserva, otros biodigestores, y así estas seis familias demostraron sostenibilidad en sus casas”, señala Tulio Yela.
Hoy no se sabe por completo qué es lo que tiene el agua de la laguna. Según explica Julbrinner Salas, director del departamento de recursos hidrobiológicos de la Universidad de Nariño, y quien hizo presencia en la actividad apoyando desde el punto de vista científico, si bien se sabe que la laguna es un cuerpo de agua saludable, la agricultura con agroquímicos que se hace a sus alrededores y la entrada de basuras en sus aguas podrían afectar los nutrientes que recibe y llevarla a un proceso de eutrofización.
Para él es necesario hacer más estudios para entender cómo funciona exactamente esta laguna y cómo está recibiendo los químicos y sustancias externas que hoy están ingresando en sus aguas.
“La laguna en este momento no tiene evidencia de que tiene un proceso de contaminación avanzado, lo que sí podemos determinar es que nuestra conducta sí debe tener un freno en el sentido en que nosotros somos coresponsables de lo que pudiera pasar”, finaliza el experto.