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La creciente comunidad 'antibariátrica' que denuncia en redes secuelas de la cirugía: ¿por qué?
Algunos pacientes aseguran sufrir efectos adversos como desnutrición producto de esta operación.
En Colombia se practican aproximadamente unas 20.000 cirugías bariátricas y el 50 % de estas son mangas gástricas, según datos de Acocib. Foto: iStock
“Prefería mi cuerpo gordo pero sano que padecer esta cantidad de secuelas producto de la cirugía bariátrica”. Este remordimiento se repite en no pocos testimonios de pacientes en Instagram, Facebook y TikTok, bajo etiquetas como #NutricionEnTodasLasTallas o #SecuelasCirugiaBariatrica, donde se ha creado una comunidad virtual que expone sus casos, se apoya y alerta a otros sobre terribles padecimientos que, según cuentan, son secuelas de este procedimiento para bajar de peso.
Colombia es el tercer país de Latinoamérica, después de Brasil y México, donde más se realizan estas intervenciones, unas 20.000 al año. Si bien es la opción médica más efectiva para combatir la obesidad y frenar las enfermedades asociadas como la diabetes y la hipertensión, varias personas se quejan por la desnutrición crónica en la que quedan tiempo después de la cirugía. Un mal que, aseguran, les genera una dependencia de por vida a medicamentos y tratamientos, además de una afectación grave a su salud mental.
La costarricense Mariana Den Hollander es una de las voces con mayor liderazgo en lo que ella denomina “activismo bariátrico”, y hoy reúne en sus cuentas de Instagram y TikTok a una comunidad de más de 150.000 s. Allí publica contenido no solo de su experiencia con la manga, el by (se sometió a ambos procedimientos) y las enfermedades que, según ella, se derivaron luego de su paso por el quirófano, sino que expone los testimonios de algunos de sus seguidores que sufren condiciones médicas similares.
“En 2009 me practiqué el by supuestamente por salud. No estaba buscando la delgadez, pero la medicina dice que los gordos somos una bomba de tiempo y terminé convenciéndome de bajar de peso sin importar cómo. Me hice la cirugía en Costa Rica y los doctores solo me advirtieron que podía volver a engordar si no me cuidaba y los riesgos de cualquier operación”, cuenta Den Hollander.
Entre el 70 y 80 % de los procedimientos de mangas y by gástricos se realizan a mujeres, muchas de ellas motivadas por razones estéticas. Foto:¡Stock
“Al año me dio una pancreatitis porque la vesícula se me llenó de piedras. Este órgano se sobrecargó por la pérdida de peso tan abrupta. Al parecer es una secuela muy común, pero nunca me dijeron. Luego de tres años se me cayeron los dientes por la descalcificación. A los cuatro años tuve anemia crónica y nunca se me quitó, aun tomando suplementos dietarios. Mis problemas empeoraron cuando me descubrieron un divertículo al lado del estómago, me dio una torsión gástrica y me tuvieron que volver a operar. Los médicos no entendían cómo me estaba alimentando y cómo seguía con vida. En esta última cirugía no pudieron sacar el divertículo pues estaba al lado de una arteria y desde ese momento me convertí en paciente vitalicia. Toda mi vida tendré que estar medicada y gastar miles de dólares en tratamientos para contrarrestar los efectos nefastos de recortarme un órgano sano”.
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Abrumada por haber estado al borde de la muerte, Mariana decidió abrirse en redes y contar su experiencia a modo de catarsis. Allí descubrió que no estaba sola. Y varias personas, sobre todo mujeres, han compartido con ella episodios parecidos que vivieron luego de reducirse el tamaño del estómago.
“Decidí crear una comunidad que acompañara a quienes, como yo, quedaron enfermos tras la bariátrica y advertir sobre los males que pueden derivarse de este procedimiento. Pero sobre todo concientizar sobre la aceptación de nuestros cuerpos, priorizando la salud sobre la búsqueda de la delgadez”, agrega la también autora del libro La cirugía que más pesa.
Y así como ella hay otros activistas en redes que acumulan cientos de seguidores con los que intercambian testimonios alrededor de aparentes efectos adversos que deja esta cirugía; por ejemplo, Faby Mijares (@habitantegorda), de México.
Cirugía consentida
Mauricio ‘Chicho’ Arias, comediante y presentador paisa, se realizó la manga gástrica hace un año y, gracias a su experiencia positiva, ha promovido los beneficios de esta cirugía que, a su juicio, cambia el estilo de vida de las personas con obesidad. “Yo pesaba 147 kilos y he logrado bajar 41. Después de que uno acepta que la necesita y quiere operarse, en mi caso porque tenía un problema de rodilla muy delicado, se tiene una configuración mental que ayuda mucho en la recuperación. No es solo bajar de peso y cambiar físicamente, sino recuperar la relación sana con la comida”, sostiene el comediante.
Decidí crear una comunidad que acompañara a quienes, como yo, quedaron enfermos tras la bariátrica y advertir sobre los males que pueden derivarse de este procedimiento.
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“El cirujano que me operó tiene más de 15 años de experiencia y me dio un protocolo con los hábitos que les han funcionado a sus pacientes. Trabaja de la mano con un deportólogo y un nutricionista, y para obtener resultados es fundamental acatar todo lo que ordena: tomarse las onzas de líquido y proteína, no comer nada sólido los primeros días, entre otros puntos del plan”, confirma.
El paso por el quirófano
La cirujana bariátrica Mónica Restrepo, líder de esta especialidad en el país, aconseja que para prevenir cualquier efecto adverso y que la recuperación le permita alcanzar al paciente una calidad de vida mejor de la que tenía antes de la cirugía, que es su finalidad, se debe tener un agudo criterio médico para seleccionar a quienes son buenos prospectos y descartar a los que no.
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“Hay unas contraindicaciones que hacen que estas cirugías no sean viables. Por ejemplo, en aspirantes con depresión, psicosis, consumo problemático de alcohol o de drogas, coagulopatía severa o aquellos con desórdenes alimentarios”, enumera la cirujana. En esos casos sugiere tratar estas patologías primero y hacer exámenes de nuevo para aprobar su ingreso al quirófano.
Raquel Lombatón, nutrióloga mexicana, y Mariana den Hollander, paciente bariátrica, son algunas de las voces más relevantes del activismo en contra de la cirugía. Foto:Instagram
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Aun con estas prevenciones, ambos médicos recomiendan la cirugía bariátrica como la mejor opción, ya que los métodos alternativos se quedan cortos para combatir los desbalances metabólicos.
“La ciencia tiene unas tablas matemáticas muy definidas. Una persona con un índice de masa corporal superior a 30 tiene 40 % de probabilidades de que pierda peso de forma espontánea. Mayor a 35, del 20 %. Y si llega a 40, la posibilidad se reduce casi que al 1 %”, indica el presidente de Acocib.
Se estima que el 30 % de la población en Colombia sufre de obesidad. Es decir, aproximadamente, 15 millones de personas. Foto:iStock
Proyección en costos
La activista Den Hollander hace mucho énfasis en este tema y agradece que, pese a los graves problemas de salud que vivió, tuviera las facilidades económicas para solventarlos, ya que muchos de sus seguidores, lastimosamente, no son tan afortunados y deben hacer maromas para cubrir sus necesidades del día a día. “Hay gente que se endeuda para poder hacerse la cirugía, pensando que lo caro es el procedimiento. Sin tener noción de que, de por vida, necesitará vitaminas, suplementos y seguimiento médico por precios muy altos”, resalta.
Gordofobia y género
Sin embargo, hay una desigualdad de género asociada con la gordofobia que ejerce mayor presión sobre las mujeres, a quienes socialmente se les impone, sobre todo por razones estéticas, estar delgadas. Las cifras así lo confirman: entre el 70 y el 80 % de los procedimientos que se practican en Latinoamérica y Estados Unidos corresponden a mujeres, según las asociaciones bariátricas de la región y ese país.
La ciencia tiene unas tablas matemáticas muy definidas. Una persona con un índice de masa corporal superior a 30 tiene 40 % de probabilidades de que pierda peso de forma espontánea.
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Finalmente, recomienda siempre buscar profesionales idóneos, especializados, en el caso colombiano, en cirugía laparoscópica avanzada o en cirugía bariátrica. Y que sean operados en instituciones con unidad de cuidados intensivos y especiales, porque si bien hasta la fecha es una cirugía segura, no está exenta de complicaciones durante el procedimiento.
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