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Bonanza cocalera en Colombia: El impresionante impacto económico de los cultivos de coca en los territorios
La Universidad de los Andes analizó el impacto socioeconómico del auge cocalero de 2014 a 2019. Los mayores ingresos en las regiones no se tradujeron ni en más violencia ni en más recaudo de impuestos, dice la investigación.
La coca tiene, en las regiones en las que se cultiva, un impacto económico importante, tanto así que la bonanza cocalera entre 2014 y 2019 llevó a un aumento del PIB municipal de entre el 2,8 y el 10,5 por ciento en las zonas con cultivos de uso ilícito, según lo revela un estudio del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) y la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.
El análisis se publicó en un artículo titulado ‘Crecimiento local basado en la coca y su impacto socioeconómico en Colombia’, en el cual los investigadores estimaron los cambios en el PIB municipal -medición que en Colombia está desagregada solo hasta el nivel departamental- a partir de un análisis satelital de luces nocturnas. Lucas Marín, investigador del Cesed, expuso que los datos de la intensidad de las luces nocturnas se han usado en otros estudios internacionales para estimar la actividad económica de una zona.
A partir de ese indicador, se encontró que el PIB a nivel municipal aumentó entre un 2,8 y un 10,5 por ciento a nivel nacional con ocasión de la bonanza cocalera, aunque en zonas rurales se vieron mayores efectos (77,3%), y es precisamente en estos lugares donde se concentra la producción de coca, aunque también se vieron efectos de hasta (29,2 por ciento) en otras zonas pobladas donde se desarrollan la mayoría de las actividades comerciales.
El análisis de la Universidad de los Andes encontró que la bonanza cocalera llevó a un aumento del PIb municipal de hasta 10,5 por ciento. Foto:Julián Ríos Monroy. EL TIEMPO
La investigación recuerda que la bonanza de la coca tuvo que ver con el anuncio, en 2014 -cuando aún no se había firmado el acuerdo de paz- de que habría un programa de sustitución de cultivos, el cual solo comenzó a implementarse en 2017. El solo anuncio de la creación del programa, dice el Cesed, llevó a un auge de la coca pues entre el anuncio y el primer año de implementación del programa hubo un aumento del 150 por ciento, pasando de 68.000 a 171.000 hectáreas cultivadas.
De acuerdo con la investigación del Cesed y la Facultad de Economía, además del incremento en sí mismo de los recursos producto del cultivo de la coca, hubo un efecto en general en la economía, pues se convirtió en un multiplicador del PIB local, ya que cada dólar adicional del valor producido de hoja de coca y base de coca aumentaron el PIB entre 1,17 y 2,30 dólares y entre 0,86 y 1,63 dólares, respectivamente.
Hay un efecto directo de la bonanza. Si hay más hectáreas de coca, hay más pasta base, y al final de todo, hay más valor en la economía
“Hay un efecto directo de la bonanza. Si hay más hectáreas de coca, hay más pasta base, y al final de todo, hay más valor en la economía. Además, encontramos que el multiplicador de la hoja de coca está entre 1.17 y 2.30, eso se interpreta, por decirlo así, que por cada dólar que se produce de hoja de coca, se está generando en el PIB municipal entre 1,17 y 2,30 dólares”, indicó Marín.
El investigador añadió que de fondo lo que estos hallazgos sugieren es que social y económicamente, la economía de la coca es esencial en los territorios donde se cultiva, “para entender ese funcionamiento social, económico y político de la coca es fundamental conocer la magnitud de su relevancia en la economía. En este caso, aunque son magnitudes diferentes, si uno mira cuánto crece en términos relativos la economía colombiana, históricamente es alrededor del 3 por ciento; nosotros encontramos que con la bonanza cocalera en las zonas analizadas hubo un crecimiento de entre 2,8 y 10,5 por ciento del PIB municipal”, señaló Marín.
Uno de los 99.097 cultivadores vinculados al Pnis recorre una siembra de coca en Caquetá. Foto:Julián Ríos Monroy. EL TIEMPO
Ahora, los hallazgos de la investigación dejan ver ganancias económicas a corto plazo (al menos cinco años) pero por ahora no es claro si el impacto de ese auge de la coca en el desarrollo económico se extendió más en el tiempo, y por ahora se ve que en la actualidad en los mismos territorios que en su momento experimentaron bonanza se vive hoy una grave situación humanitaria por la crisis cocalera, lo cual sugiere que no se resolvieron las limitaciones estructurales para que hubiera un desarrollo duradero.
Aunque el crecimiento local basado en la coca puede generar beneficios económicos de corto plazo más allá de los involucrados directamente en esta economía, sus beneficios económicos de largo plazo son cuestionables
“Aunque el crecimiento local basado en la coca puede generar beneficios económicos de corto plazo más allá de los involucrados directamente en esta economía, sus beneficios económicos de largo plazo son cuestionables. De hecho, tres años después del periodo de nuestro estudio, en el que identificamos aumentos promedio anuales del PIB de 10,5% en los municipios donde ocurrió el boom de la coca, estas regiones están enfrentando la crisis humanitaria y nutricional más prolongada de las últimas décadas debido a la reducción de los niveles de comercialización y precios de la pasta de coca”, dice la investigación sobre este punto.
La bonanza cocalera no significó necesariamente más violencia
Lucas Marín, investigador del Cesed de la Universidad de los Andes. Foto:Cortesía
Otro hallazgo de la investigación es que no hubo un efecto del auge de la coca en la dinámica de violencia, específicamente en la presencia de grupos armados y las tasas de homicidios. Al respecto Marín expuso que “no es que en el país no haya aumentado la violencia en esos años, sino que los cambios en cultivos de coca no se están asociando con cambios en esos indicadores de violencia, lo que contribuye a mostrar que la violencia no necesariamente es una consecuencia directa de los mercados de la coca”.
Tampoco se vio un efecto del cese del fuego pactado con la entonces guerrilla de las Farc en la economía de la coca, es decir, pese a que el comienzo de la bonanza cocalera y el cese del fuego fueron al mismo tiempo, los investigadores no encontraron un impacto del cese del fuego en la actividad económica, sino que los cambios en esa variable se explican por la variación de los cultivos de coca y no por el cese, “creció el PIB no por el cese de fuego sino por la bonanza cocalera”, resumió Marín.
El aumento de la plata no se vio en mayor recaudo de impuestos
Recaudo de impuestos (foto de archivo) Foto:iStock
El análisis también miró si el crecimiento económico evidenciado con la bonanza cocalera impactó el recaudo de impuestos, y encontró que no hubo cambios significativos en los impuestos de industria y comercio, propiedad y gasolina.
En palabras de Marín, esto puede sugerir que los recursos adicionales producidos por la economía de la coca no entraron en actividades económicas formales que pudieran ser gravadas, lo cual es problemático, según el informe, si se tiene en cuenta que con los impuestos potencialmente se pueden financiar inversiones públicas con beneficios a largo plazo para las comunidades .
Aunque la gasolina es uno de los precursores químicos usados en el procesamiento de cocaína, tampoco se vio un aumento en los impuestos del combustible, lo cual podría tener varias explicaciones -contrabando, robo a oleoductos, viene de otras regiones, entre otras- pero lo cierto es que en el periodo analizado no hubo una variación significativa en las zonas analizadas en cuanto a los impuestos por gasolina.
Efectos en la deforestación
Deforestación en Chiribiquete (Foto de archivo) Foto:Ministerio de Defensa
El análisis de la Universidad de los Andes también puso la lupa sobre la deforestación entre 2014 y 2019 y miró el impacto del auge cocalero en esto, encontrando que hubo impactos ambientales sustanciales, con un aumento del 104 por ciento en las tasas de deforestación a nivel nacional y un incremento del 302 por ciento en el área transformada de cultivo de coca a pastos para ganado en la Amazonia colombiana.
Lo que la coca explica de los patrones de deforestación es poco, pero en este trabajo, y en otros previos, vemos que la economía cocalera puede que no tenga un impacto directo en la deforestación pero dinamiza otras actividades económicas que sí son motores de deforestación como la ganadería
Según Marín, los hallazgos muestran que en sí mismo no hay un impacto significativo de la coca en la deforestación pero esta estimula actividades que sí exacerban las tasas de deforestación.
“Lo que la coca explica de los patrones de deforestación es poco, pero en este trabajo, y en otros previos, vemos que la economía cocalera puede que no tenga un impacto directo en la deforestación pero dinamiza otras actividades económicas que sí son motores de deforestación como la ganadería”, dijo el investigador.
Sobre la interacción entre coca y ganadería, Marín indicó que en términos generales se ha visto una relación entre una y otra cosa porque los mayores ingresos de la coca muchas veces son invertidos en ganadería al ser vista esa actividad como un activo y un ahorro con beneficios.