Atendiendo una solicitud de la Empresa de Acueducto de Bogotá, el Tribunal istrativo de Cundinamarca ordenó suspender el trámite de la resolución del Ministerio de Ambiente que buscaba establecer nuevos lineamientos para el ordenamiento del suelo de la sabana de Bogotá, en aras, según dicha entidad, de proteger los recursos naturales, particularmente las fuentes de agua. La decisión del Tribunal fue tomada por la magistrada Nelly Villamizar, reconocida por haber impulsado en el pasado medidas legales tendientes a rescatar y salvaguardar el río Bogotá.
Desde el momento en que se conoció la resolución, la Empresa de Acueducto advirtió de las serias implicaciones para la ciudad. El propio alcalde Carlos Fernando Galán señaló que la disposición del Minambiente podría traer consecuencias para la construcción del patio taller de la primera y segunda línea del metro; para la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO) y para la ampliación de vías como la autopista Norte, carrera séptima y calle 13, sin contar con que se verían afectados proyectos de infraestructura claves para la consecución y el suministro de agua para la capital del país.
Para Villamizar, todos los documentos técnicos que rodean la resolución deben ser revisados y controvertidos por las entidades y autoridades que no fueron tenidas en cuenta al momento de su expedición, léase los 40 municipios que se ven afectados por la misma, de una u otra manera, la Alcaldía Mayor y la Gobernación de Cundinamarca, quienes no ocultaron su malestar por la forma abrupta en que se dio a conocer el documento, si bien dicha entidad aseguró que hubo, no uno, sino varios encuentros con comunidades.
Esta región demanda reglas claras que garanticen su desarrollo sin desconocer los retos ambientales del futuro
Aunque cabe reconocer que la nueva ministra del ramo, Lena Yanina Estrada, se ha mostrado más abierta al diálogo e incluso amplió la fecha para conocer los comentarios y reparos a la resolución, en el fondo lo que el Tribunal exige es lo mismo que señalamos en este espacio una vez se generó la controversia: en asuntos tan complejos como el ordenamiento de un territorio, es clave que primen el diálogo, la consulta y el consenso entre las partes. Es lo mismo que han pedido tanto gobernadores como alcaldes. Y lo propio han hecho voceros de la recién creada región metropolitana, que con este tema enfrenta una prueba de fuego sobre el papel que debe cumplir como máximo organismo del ordenamiento territorial de la Sabana.
Lo deseable ahora es que se retome el cauce de un diálogo convocante. Que la buena disposición demostrada por la ministra, el gobernador Jorge Rey y el alcalde de Bogotá lleven a un diálogo constructivo, pero, sobre todo, a plantear medidas que consulten la realidad del desarrollo que se ha dado hasta ahora y la mejor manera de preservar los recursos para el futuro.
No cabe duda de que la Sabana demanda con urgencia reglas de juego claras que eviten el crecimiento desorbitado en detrimento de su vocación agrícola y proveedora de agua. Pero también lo es que existen iniciativas consolidadas o en vías de serlo que son de hondo calado para el futuro de una región que representa el 35 % del PIB nacional y que va camino de convertirse en una gran megalópolis.
EDITORIAL