Ser un tutor responsable de un animal de compañía no solo tiene que ver con ofrecer una alimentación adecuada u ofrecer cariño y cuidados. Una parte importante es, también, procurar que las mascotas tengan un buen comportamiento y velar porque las personas del entorno estén seguras.
De acuerdo con el último reporte emitido por el Instituto Nacional de Salud (INS), el número de casos de mordeduras de animales con potencial de transmitir el virus de la rabia, dentro de los que se encuentran perros y gatos, entre otras especies como murciélagos que se alimentan de sangre o animales silvestres como los zorros; ha venido aumentando en Bogotá.
Hasta el 25 de enero de 2025, se han registrado en la capital 1.930 casos, lo cual representa un aumento respecto a los 1.894 casos que se reportaron en el 2024. Esta tendencia no solo se ve en Bogotá, sino que también se ha venido observando en todo el país.
El año pasado, el INS reportó un total de 13.348 casos de mordeduras y, en lo que va del año, se han presentado 14.000 accidentes por mordedura, lo que representa un aumento del 5 por ciento.
Las poblaciones con más casos de mordeduras son Bogotá, seguido por Antioquia, Cundinamarca, Valle del cauca y Santander.
Ante este panorama, y la posibilidad de ocurrencia de casos de rabia en humanos producida por mordeduras de potenciales animales transmisores de esta, las autoridades hacen el llamado no solo a reforzar los esquemas de vacunación de las mascotas, sino también a reportar cualquier caso de mordeduras.
¿Qué hacer en caso de una mordedura?
En primer lugar, vale la pena recalcar que, perros y gatos, muerden por situaciones de defensa, territorialidad, protección de las crías, dolor e incluso por la presencia de animales en etapas reproductivas.
Muchos de los casos de mordeduras a seres humanos involucran no solo una inadecuada socialización de las mascotas cuando estas son pequeñas, sino que también involucran acercamientos indebidos e invasivos del espacio de los animales por parte de las personas.
Por este motivo, es esencial conocer cuales son los signos de agresividad en las mascotas y también evitar acariciar a los perros y a los gatos de manera sorpresiva e invasiva.
En caso de ser mordido por un perro o gato, las acciones más importantes como medida de primeros auxilios son:
- Lavar la herida con abundante agua y jabón. En este aspecto se recomienda que se emplee detergente o jabón de ropa, y se realice con bastante agua durante 10 a 15 minutos. Este tipo de jabones ayudan a destruir la saliva del animal, las partículas de grasa y algunos agentes infecciosos.
- Usualmente, el lavado de la herida debe hacerse con presión para producir sangrado leve y permitir que el detergente penetre en la herida.
- En caso de presentar sangrado, se sugiere usar un paño limpio y seco. En algunas ocasiones se recomienda usar un vendaje; sin embargo, hay que tener en cuenta que esto solo debe ser empleado para evitar la hemorragia.
- Algunas entidades de salud sugieren desinfectar la herida con alcohol o yodo, para evitar infecciones.
- No aplique tratamientos caseros y no haga uso de cremas o ungüentos antibióticos. Estas deben serán recomendadas por los médicos, luego de revisar la herida.
- Sin importar si la herida no es grave, debe acudir al servicio de salud más cercano para ser valorado clínicamente y determinar el tratamiento por seguir.
Otra recomendación fundamental tiene que ver con identificar el animal agresor, haciendo especial énfasis en la especie, la raza y el estado de vacunación del animal, así como el nombre, la dirección y el teléfono del tenedor de la mascota.
¿Y desde lo legal?
Desde el aspecto legal, el Código Nacional de Policía estableció que algunas razas son de manejo especial, como el Pit bull terrier, Rottweiler, el Fila brasilero, entre otros; y, por ley, deben usar bozal y correa durante los paseos.
Accidentes que involucren estas razas son considerados delitos querellables y pueden ser denunciados ante la Fiscalía General de la Nación o la Policía Nacional.
En caso de no ser una raza de manejo especial, y sin importar la extensión o la gravedad de la lesión, el tutor debe velar por la salud y el bienestar de la persona agredida.
Si bien no hay una norma que establezca el protocolo, vale la pena ser un ciudadano ejemplar y hacerse cargo de la atención médica. En algunas ocasiones, las partes involucradas pueden llegar a un acuerdo económico.
Parte del protocolo, independiente de la raza, requerirá una visita de las autoridades de salud para corroborar que el animal se encuentre en buen estado de salud y descartar la presencia del virus de la rabia.
GABRIEL GARCÍA - PARA EL TIEMPO