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¿El calentamiento global está generando más turbulencias que afectan a los vuelos? Estos son los graves impactos que tiene el cambio climático en la aviación

En los últimos días se han registrado aumento de casos de vuelos aéreos afectados por fuertes turbulencias en el mundo. Expertos alertan de qué manera las altas temperaturas ponen en jaque al sector.

Decenas de pasajeros sufrieron heridas por la turbulencia repentina.

Decenas de pasajeros sufrieron heridas por la turbulencia repentina. Foto: Reuters

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PERIODISTA DE MEDIOAMBIENTE Y SALUDActualizado:

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En las últimas dos semanas, fuertes turbulencias en vuelos intercontinentales han dejado más de cien heridos y al menos una persona fallecida. El primer caso fue el de Singapur Airlines, cuyo avión, un Boeing 777-300 ER, que cubría la ruta Londres-Singapur con 211 pasajeros y 18 tripulantes a bordo, sufrió una violenta sacudida que dejó un fallecido y un centenar de heridos. El segundo caso fue el de un vuelo de Qatar Airways que cubría la ruta Doha-Dublín, en un Boeing 787-9, cuando el pasado domingo también padeció de fuertes turbulencias que dejaron al menos ocho pasajeros hospitalizados. Estos casos han llamado la atención de los expertos, quienes no han dudado en señalar la relación de los incidentes con el calentamiento global.

Alimentos y bebidas, incluidas teteras, en el suelo del avión después de sufrir turbulencias.

Alimentos y bebidas, incluidas teteras, en el suelo del avión de Singapur Airlines después de sufrir turbulencias. Foto:Reuters

Y es que el mundo vive un récord de altas temperaturas. El 2023 fue el año más cálido desde que se llevan registros, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), pero los expertos temen que el 2024 pueda superarlo. De hecho, hasta abril de este año el planeta llevaba once meses consecutivos batiendo todos los registros de temperatura respecto a épocas preindustriales, y eso, sin lugar a dudas, tiene un impacto en todos los sectores, incluido el de la aviación.

Lo cierto es que, de acuerdo con un estudio publicado el año pasado en la revista científica Geophysical Research Letters, con el aumento de las temperaturas también se espera una intensificación de las turbulencias, específicamente de las turbulencias en aire despejado (CAT, por sus siglas en inglés). Las CAT son turbulencias que se generan cuando dos cuerpos de aire se encuentran a velocidades muy diferentes sin que haya factores que alerten a los pilotos o meteorólogos, como las nubes, lo que incrementa aún más el riesgo de que haya heridos, pues no suele haber tiempo para prepararse.

Muchas de las turbulencias son evitables, pues se presentan en puntos geográficos específicos como cadenas montañosas o en las proximidades de tormentas convectivas que ya han identificado desde tierra los encargados de meteorología de los distintos aeropuertos. Sin embargo, en el caso de las CAT, al no haber señales que alerten de su presencia, es más fácil entrar en ellas de manera inesperada.

Según los datos de la investigación adelantada por expertos de la Universidad de Reading (EE. UU.), que analizó las CAT a nivel mundial entre los años 1979 a 2020, en tan solo cuatro décadas la duración anual de CAT severas aumentó un 55 por ciento, pasando de 17,7 horas en 1979 a 27,4 horas en 2020. El incremento de las turbulencias moderadas alcanzó el 37 por ciento (pasando de 70 a 96,1 horas) y las ligeras aumentaron un 17 por ciento (pasando de 466,5 a 546,8 horas).
Hospital Samitivej Srinakarin pasajeros heridosen el el vuelo SQ321 de Singapore Airlines de Londres a Singapur, afectado por las turbulencias, son atendidos.

Hospital Samitivej Srinakarin pasajeros heridosen el el vuelo SQ321 de Singapore Airlines de Londres a Singapur, afectado por las turbulencias, son atendidos. Foto:AFP

“Las turbulencias severas pueden incluso lesionar a los pasajeros aéreos y a los asistentes de vuelo. Nuestro estudio encontró que las turbulencias en aire despejado (CAT) serán más frecuentes debido al cambio climático. Los aumentos son mayores en EE. UU. y el Atlántico Norte, ambas regiones con mucho tráfico aéreo”, resalta la investigación.

La explicación de esta problemática es sencilla, según explica la profesora de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Pontificia Universidad Javeriana, María Cristina Arenas, y es que el incremento de las temperaturas afecta a la aviación porque hace que la densidad del aire cambie, pero también produce que corrientes de aire a distintas temperaturas se choquen entre sí, superponiéndose al viento medio y afectando la sustentación del avión. Básicamente es como si en el aire se formaran remolinos, que al pasar el avión a través de ellos se ve directamente afectado.

Pero un aire más caliente no solo traerá más sacudidas, sino también otros factores que ya tienen en alarma a expertos del sector. “Un aumento de las temperaturas del aire hace que los aviones se comporten como si estuvieran en otras condiciones de operación y se requiera una mayor velocidad de despegue o una mayor pista para conseguir el impulso deseado. También podría pasar que necesiten reducir el peso del avión (en pasajeros, equipaje o combustible) para compensar este impulso. Si el avión es de hélice, se podría presentar una menor tracción al tener el aire una menor densidad y esto daría como resultado problemas con la potencia del motor”, enfatiza Arenas.

No solo turbulencias

Según explica el director del programa de Ingeniería Aeronáutica de la Fundación Universitaria Los Libertadores, Jaime Orduy, el aumento de las temperaturas globales genera un conjunto de efectos negativos en la capacidad operacional de los aviones. Por ejemplo, con los cambios en la densidad del aire generados por el mayor calor, los aviones verán más limitantes al momento de despegar debido al peso.

Otro aspecto a tener en cuenta, según Orduy, es que el incremento de las temperaturas también puede afectar el flujo migratorio de distintas especies aves. “Este cambio haría que probablemente algunas especies de aves migren a zonas aeroportuarias, lo cual incrementa el posible riesgo de colisión aérea, generando una restructuración de la planeación de la seguridad en vuelo. Este tipo de prevención para el mantenimiento de la seguridad implicaría también a la final un costo indirecto al tiquete”, resalta el investigador.

Sumado a ello, también el mantenimiento de los aviones puede incrementarse por los impactos del calor en las llantas o piezas mecánicas implicadas durante el despegue y aterrizaje. Se estima que las turbulencias cuestan a la industria de la aviación alrededor de 200 millones de dólares anuales, tan solo en Estados Unidos. Estos costos surgen en parte de la fatiga adicional del fuselaje, que requiere mantenimiento y la consiguiente pérdida de productividad, así como daños ocasionales al fuselaje.

“Esta es una preocupación para la industria aeronáutica, especialmente en términos de seguridad aérea, debido a los cambios de corrientes de aire, posibles incrementos del nivel oceánico para los aeropuertos cerca a las playas y cambios en la biodiversidad. Todo esto conllevaría a altos incrementos de operatividad de las aerolíneas, lo que se puede traducir en mayores costos”, enfatiza Orduy.
Fotografía aérea tomada con un dron que muestra la estación central de autobuses inundada este domingo, tras la crecida del lago Guaíba en la ciudad de Porto Alegre (Brasil).

Las inundaciones registradas en ciudad de Porto Alegre (Brasil) afectaron también las operaciones aéreas y varias aeronaves que estaban parqueadas en su aeropuerto. Foto:EFE

Por su parte, Juan Diego Giraldo Osorio, profesor asociado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana, resalta que basta con ver lo que podría pasar en Bogotá, donde un aumento de las temperaturas y cambios en la densidad del aire podrían limitar el tamaño de los aviones que llegan a la capital, debido a que las grandes aeronaves no podrían obtener suficiente sustentación a una altura tan elevada si cambia la densidad del aire. Pero también, aeropuertos costeros como Santa Marta o San Andrés se ven enfrentados a climas extremos que pueden limitar sus operaciones.

Otra de las preocupaciones del sector con respecto al aumento de las temperaturas son los fenómenos climáticos extremos, como lluvias, tormentas eléctricas o inundaciones que pueden impactar en la operatividad cerrando o limitando el a algunos aeropuertos e incluso dañando las aeronaves. Por ejemplo, un estudio desarrollado en Estados Unidos demostró que por cada grado celsius que aumenta la temperatura promedio hay 12 por ciento más de probabilidades de que un rayo impacte en las aeronaves que surcan los cielos de ese país. Sumado a ello, la variabilidad climática también puede terminar afectando algunos destinos, sobre todo los de turismo de naturaleza y, por ende, disminuyendo el interés de las personas en visitarlos. 
Pasajeros hacen cola en un mostrador de conexión de vuelos en el Aeropuerto Internacional de Dubai en Dubai el 17 de abril de 2024. El principal aeropuerto internacional de Dubai desvió decenas de vuelos entrantes el 16 de abril cuando fuertes lluvias azotaron los Emiratos Árabes Unidos y provocaron inundaciones generalizadas en todo el país desértico.

Pasajeros hacen cola en un mostrador de conexión de vuelos en el Aeropuerto Internacional de Dubai en Dubai el 17 de abril de 2024. El principal aeropuerto internacional de Dubai desvió decenas de vuelos entrantes el 16 de abril cuando fuertes lluvias azotaron los Emiratos Árabes Unidos y provocaron inundaciones generalizadas en todo el país desértico. Foto:AFP

¿Qué se puede hacer?

Limitar los impactos de la industria aérea al clima, sobre todo en términos de emisiones de gases, es hoy por hoy uno de los grandes objetivos del sector, que sabe que un clima más variable puede impactar de manera negativa en su negocio. Sin embargo, en esta industria la sostenibilidad es un reto complejo. Según expertos, a diferencia de los carros o las motos, los aviones no verán soluciones de electrificación en el corto o mediano plazo. Opciones como el uso de hidrógeno como combustible también son lejanas, porque implican un rediseño y transformación de los motores de las aeronaves. Por eso, los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés) serán el pilar con el cual la industria global de la aviación espera lograr las cero emisiones netas en el año 2050.

En ese sentido, el sector en gran medida está comprometido buscando soluciones para limitar antes de la mitad de este siglo sus emisiones. Por ejemplo, aerolíneas como Latam Airlines impulsan acciones de compensación de sus emisiones a través de bonos de carbono o iniciativas de reforestación. Pese a ello, el panorama general no es muy positivo. Según las estimaciones, el mundo seguirá aumentando su temperatura y continuará quemando combustibles fósiles muy por encima de lo que se requiere para enfrentar el cambio climático. 

En cuanto a las turbulencias, el sector ya trabaja en mejorar su capacidad de detección y monitoreo ambiental para evitar verse enfrentado a esta problemática. Sin embargo, al menos en el corto plazo y mientras siga aumentando el calor, lo más seguro es que cada vez se vuelva más común escuchar: “estimados pasajeros, estamos atravesando una zona de turbulencia, le recomendamos permanecer sentado y mantener su cinturón abrochado”. 
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CAICEDOUCROS | @ELTIEMPOVERDE 

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