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Investigación
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Bogotá: los rastros clave que dejó el asesino del empresario Roberto Franco antes de escapar del parque de la 93 y la hipótesis que cobra fuerza entre los investigadores
Documento de inteligencia de la Policía Metropolitana de Bogotá reconstruyó, mediante cámaras de seguridad, los últimos minutos con vida del empresario y el seguimiento que los sicarios realizaron. Una nueva hipótesis aparece en el caso.
Asesinato de Roberto Franco Charry en el parque de la 93 en febrero de 2024. Foto: Policía Metropolitana de Bogotá
Casi diez meses han pasado desde que el empresario Roberto Franco Charry fue brutalmente asesinado por un sicario en las inmediaciones del Parque de la 93. El crimen, inicialmente confundido con una balacera en una reconocida panadería de la zona, sigue sin resolverse; sin embargo, cada vez surgen más pistas que parecen arrojar indicios sobre lo que pudo haber estado detrás de la orden de asesinato.
Asesinato de Roberto Franco Charry en el parque de la 93 en febrero de 2024. Foto:Archivo partícular
EL TIEMPO tuvo a un documento presentado por la Sijin de la Policía Metropolitana de Bogotá, en el que, a partir de fragmentos de las cámaras de seguridad de los lugares que Franco Charry visitó un día antes y el día de su muerte, se reconstruyó la cronología del crimen. En el documento quedó en evidencia cómo los presuntos asesinos lo persiguieron durante horas, realizando un rastreo meticuloso e inteligencia antes de asesinarlo en el parqueadero del edificio Parque 93.
Luego de la captura de Pablo Andrés Pachón Gómez, uno de los presuntos implicados en la operación criminal, el pasado 7 de noviembre, varios cabos empezaron a unirse para las autoridades. La aparición de un vehículo de marca Kia Rio, con placas JNT-952, en la escena del crimen reveló que el hombre que accionó el arma contra Franco Charry nunca se movilizó en una motocicleta, como se había planteado en un primer momento, sino que fue transportado en el carro blanco que, según las autoridades, era conducido por Pachón Gómez.
En la imagen extraída del video, CANAL2, se aprecia el paso del vehículo sospechoso donde se realiza zoom a la imagen con el fin de tratar de establecer las placas de identificación del automotor encontrando que son JNT-952. Foto:Archivo partícular
Aunque el 21 de febrero todo parecía estar meticulosamente organizado para que el homicidio del empresario saliera “perfecto”, lo cierto es que los tres hombres hasta ahora identificados en la línea de tiempo de los hechos cometieron varios errores.
Llamadas telefónicas desde celulares personales, una balacera no planificada, la retención de un civil para transportar al sicario y los presuntos rastreos que realizaron días antes de la víctima —identificados por los investigadores de la Sijin en cámaras de seguridad— son los elementos que hoy tienen a este caso judicial, uno de los más importantes de 2024, a punto de ser resuelto.
Este diario habló con el investigador principal del caso, quien aseguró que tras los hechos se pudo identificar que el carro blanco Kia conducido por Pachón Gómez fue plaqueteado con un número de placa que correspondía a un automotor matriculado en la ciudad de Ibagué y que, para la fecha de los hechos, se encontraba en esa ciudad en manos de su dueño original, quien no tiene ninguna relación con este caso.
En la imagen extraída del video, CAM02, se aprecia que el sujeto sospechoso 1 acelera su paso (corriendo) en dirección hacia el edificio donde ingreso la víctima y seguido a este se observa el paso del vehículo sospechoso y detrás la motocicleta sospechosa, la cual al parecer seria la encargada de sacar al agresor del lugar de los hechos. Foto:Archivo partícular
“El día de los hechos llegó al parque una motocicleta de referencia Duke sobre las 6:20 de la mañana y se estacionó en una de las esquinas del lugar. Quince minutos después aparece el carro blanco, que se parquea en la carrera 11A con calle 93A (...). Cuando el automóvil de la víctima pasa por el lado del carro blanco, ya los criminales sabían que él venía ahí porque le estaban haciendo un rastreo previo y había alguien que les estaba dando información sobre eso. Apenas la víctima pasa por el lado, el sicario desciende de ese carro blanco”, señaló el investigador.
Los planes originales de los asesinos establecían que era Pablo Andrés Pachón Gómez el encargado de llevar al sicario hasta la escena del crimen en el carro Kia Rio blanco, y que Jean Karlo Bermúdez, quien se estacionó en la motocicleta 15 minutos antes cerca de la zona, era el responsable de sacar al asesino del lugar de forma rápida. Sin embargo, dicha motocicleta nunca encendió, lo que desató la balacera frente a la reconocida panadería.
En la imagen extraída del video, CANAL22, se aprecia a quien se denomina como sujeto sospechoso 2 y quien era el conductor de la motocicleta, dejar tirada esta emprender la huida a pie, mientras que el sujeto sospechoso 1 huye en otra motocicleta por la carrera 13 a salir a la calle 94. Foto:Archivo particular
Ante esta situación, el carro blanco emprendió la huida por la calle 93, mientras que el sicario interceptó a un transeúnte que estaba en su motocicleta en la zona y lo obligó a sacarlo del lugar usando un arma de fuego como mecanismo de intimidación.
“El sicario, al ver que la moto no le prende, se sube a la de una persona que pasaba por ahí y, bajo amenazas, hace que lo lleve hasta el barrio Pinar de Suba. Ellos se van por toda la autopista Norte, toman la calle 170 y entran por el barrio La Conejera, llegan al barrio Pinar y ahí el sicario se baja de la moto y libera al conductor, a quien llevaba intimidado”, relató el investigador.
Sin embargo, ese barrio en la localidad de Suba no era el destino final del sicario. Según el investigador, el criminal llegó a esa zona únicamente para huir del lugar del crimen, pero, de acuerdo con la declaración del hombre de la moto que fue coaccionado, el sicario preguntó en varias ocasiones cómo podía llegar al sector de La Sevillana, ubicado en la autopista Sur con la avenida Boyacá. Este lugar, notablemente alejado de la escena del crimen, es un punto donde habitualmente paran los buses intermunicipales para recoger pasajeros que salen de Bogotá.
Asesinato de Roberto Franco Charry en el parque de la 93 en febrero de 2024. Foto:Archivo partícular
El 'teléfono de Aquiles'
Más allá de los rastreos en cámaras de seguridad que fijaron el recorrido de los asesinos por varios puntos del norte de Bogotá, lo que permitió la captura de Andrés Pachón Gómez fueron los errores cometidos con su teléfono celular. Una teleconferencia entre el conductor del Kia blanco, el hombre de la moto que no arrancó, el sicario y otros dos individuos se convirtió en el talón de Aquiles que ayudó a desenredar el caso.
“Al hombre que se capturó el primer día se le incautó un teléfono celular, y se estableció que había registro de una teleconferencia realizada con SIM cards compradas días antes del asesinato y desechadas luego de los hechos. No había datos biográficos de nadie; sin embargo, como esos ‘chips’ fueron usados dos días antes, logramos identificar todo el recorrido que ellos hicieron y la trazabilidad que quedó en las antenas de telefonía. Solicitamos a las empresas de telecomunicaciones que nos entregaran esa información de registros para indagar”, explicó un investigador de la Sijin.
En la imagen extraída del video se aprecia a quien se denomina como sospechoso 1 el cual llega una motocicleta, sin casco hasta la calle 154 A con carrera 92 y es en este punto donde desciende de la motocicleta, misma en la que salió desde el parque de la 93. Foto:Archivo partícular
Los peritos de este caso analizaron más de 4.000 millones de datos aportados por las empresas de telecomunicaciones. Estos datos correspondían a números telefónicos que estuvieron en la misma zona y hora de los hechos, cerca del parque de la 93, y que podrían haber estado relacionados con los abonados telefónicos de los tres asesinos presentes en la escena del crimen.
“Entre los millones de datos, solo hubo un número telefónico que coincidió en las mismas horas y lugares que los criminales. Esto indica que uno de ellos no solo llevaba los celulares adquiridos para la operación criminal, sino que también tenía consigo su teléfono personal, que dejó rastro en los mismos sectores”.
El investigador agregó que se ordenaron interceptaciones telefónicas, gracias a las cuales “se pudo establecer que ese número siguió en funcionamiento días después del asesinato, lo que permitió identificar a la persona. La información proporcionada por las empresas de telefonía fue tan precisa que supimos que este hombre siempre llevaba juntos el teléfono para los trabajos y su teléfono personal. Ambos estuvieron en el parque de la 93 antes del crimen, durante el crimen y luego, en la huida. El rastro de ese celular también se detectó en la localidad de Suba ese mismo día”.
A Roberto Franco Charry, al parecer, lo venían vigilando desde hacía días. Las cámaras de seguridad instaladas en la fachada del edificio Prados del Museo, donde vivía, registraron varios movimientos inusuales, tanto en los días previos como en la mañana en que fue asesinado.
El día de los hechos, a las 6:57 a. m., media hora antes del asesinato de Franco Charry, aparecen en las imágenes dos hombres sospechosos rondando el edificio residencial. Uno de ellos, identificado en el documento de investigación como "sospechoso 3", vestía totalmente de negro y llevaba una gorra; el otro, denominado "sospechoso 4", llevaba una chaqueta azul y también una gorra.
Siendo las 06:57:03 horas, del día 02-21-2024, en la imagen extraída del video, se aprecia el paso de dos sujetos los cuales transitan a pie por la carrera 10 con calle 93 B y se denominan como sospechoso 3 y 4, al sujeto sospechoso 3 quien viste con gorra negra, chaqueta negra, pantalón jean y en la espalda lleva lo que al parecer es un morral y el sujeto sospechoso 4 viste con gorra de color negro, chaqueta azul, pantalón negro y en la espalda lleva lo que al parecer es un morral, de igual forma se observa que el sospechoso 4 va manipulando lo que al parecer es su dispositivo móvil celular. Foto:Archivo partícular
Ambos hombres, cautelosos, como se evidencia en las fotografías extraídas de los videos, cruzan varias veces de un lado a otro frente a la fachada del edificio Prados del Museo, aparentemente tratando de identificar a Franco Charry al salir de la residencia.
“En la imagen extraída del video, cámara CAMERA 1, se aprecia que los sujetos sospechosos 3 y 4 pasan frente a la unidad residencial Prados del Museo y se ubican sobre la calle 94 con carrera 10, con el fin de observar hacia la salida del edificio y, al parecer, informar a los demás integrantes acerca de la salida de quien se denomina como víctima”, señala el documento en poder de EL TIEMPO.
A las 7:17 a. m., Franco Charry sale del parqueadero de su apartamento en el carro que lo transportaba. Un minuto después, a las 7:18, los sospechosos 3 y 4 abandonan la fachada de Prados del Museo cruzando la calle 94 en dirección oriente-occidente.
En la imagen extraída del video, camera 1, se aprecia a los sujetos sospechosos 3 y 4 cruzar la calle 94 hacia el sentido oriente-occidente después de observa la salida de quien se denomina como víctima, es de anotar que estos sujetos estuvieron esperando y observando la salida de la víctima por un tiempo aproximado de 20 minutos. Foto:Archivo partícular
Según el investigador, se pudo determinar que estos sujetos estuvieron frente a la casa de la víctima al menos 20 minutos antes de que él saliera en su vehículo. Aunque no se ha establecido plenamente su participación, es muy probable que fueran los "campaneros" de la operación, encargados de informar los movimientos de Franco Charry para que el sicario supiera el momento exacto en que llegaría al parque de la 93 y pudiera atacarlo.
Aunque aún faltan muchas piezas para esclarecer este caso, el investigador aseguró que ya se ha confirmado que tanto el sicario como los hombres de la moto, el conductor del carro y los dos sospechosos en la entrada del apartamento no tenían ninguna relación directa con Franco Charry. Según las investigaciones, habrían sido contratados por una oficina de sicarios a pedido de quien ordenó el asesinato.
En la imagen extraída del video, camera 5, se aprecia el paso de los sujetos a quienes se denomina como sospechosos 3 y 4. Foto:Archivo partícular
El investigador reveló que, además de las hipótesis iniciales relacionadas con la seguridad de su hija menor, el uso de carros blindados y escoltas debido a presuntas amenazas, y un posible conflicto con una de las empresas que asesoraba por hallazgos de movimientos irregulares, ha surgido una nueva línea de investigación. Esta señala una supuesta deuda millonaria que el empresario habría tenido por el diseño de una página web, deuda que estaría pagando, presuntamente, con algunas propiedades y que podría ascender a 2.000 millones de pesos.
“Aquí en Bogotá él también tuvo negocios con un señor que estaba diseñando una página web y hubo inconvenientes. Le estaban pidiendo que regresara el dinero. Tenemos entendido que él estaba devolviendo el dinero con unas propiedades que tenía. Era una deuda de más o menos 2.000 millones de pesos”, afirmó el investigador.