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Noticia
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Este es el cementerio de los buses articulados de TransMilenio que está ubicado cerca al aeropuerto El Dorado
Muchos de los vehículos que sirvieron alguna vez para la ciudad durante 20 años ahora están olvidados en un lote de Funza, esperando ser reducidos a chatarra.
Los buses pertenecen al consorcio Si 99 S.A y TransMasivo y dejaron de operar hace más de cinco años. Foto: MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Como si fuese una necrópolis, más de 80 buses articulados de TransMilenio están apilados en un parqueadero ubicado a unos metros detrás de la pista de aterrizaje del Aeropuerto el Dorado, en el municipio de Funza. Allí aguardan a su único destino posible: ser chatarreados. Pero esto no ha sido una tarea fácil.
El espacio donde están alineados los viejos buses rojos funciona como un parqueadero de más de tres fanegadas en un terreno totalmente llano. Está rodeado con una malla metálica, cubierta por una polisombra de color negro que impide observar hacia el interior del lote. El es completamente restringido.
Hay aproximadamente 80 buses en este inmenso parqueadero. Foto:MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Aunque el lote es rodeado por varios caminos de fincas privadas, la única entrada a queda sobre una vía secundaria que conecta con la salida de Bogotá por la calle 13, por donde pasa el río y comienza el área rural del municipio de Funza.
Al estar tan cerca al aeropuerto es común ver aviones volando a tan solo unos pocos metros del suelo. Sin embargo, el ambiente que persiste es tranquilo, silencioso y con uno que otro carro pasando.
Los buses están al interior. Parqueados. Como si fuesen libros acomodados en una estantería, los TransMilenios están puestos uno al lado del otro. La tierra del lote es árida, por lo que el paso del tiempo los ha envuelto en una capa de polvo, los vidrios están rotos, a algunos les hacen falta latas y los neumáticos están pinchados.
Los buses también funcionan como lienzos para los grafiteros, y aunque el parqueadero cuenta con seguridad privada, algunos traviesos se cuelan por el morbo que genera este cementerio, que incluso, algunos habitantes lo asocian con eventos paranormales.
Cementerio de buses de Transmilenio en Funza Cundinamarca . FOTO MAURICIO MORENO CEET EL TIEMPO Foto:MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Pero lo que hay realmente en su interior son buses que ya cumplieron su vida útil. Hacen parte de las concesiones Si 99 S.A y TransMasivo, operadoras antiguas que hacían parte de la primera flota de TransMilenio en Bogotá, las cuales empezaron a operar desde el año 2005.
En el inmenso lote hay buses más viejos que otros. Por ejemplo, algunos son euro dos, modelos del año 2000 que ya cumplieron su vida útil de 20 años y que no han podido ser desintegrados. La ley indica que estos vehículos viejos generan una gran cantidad de gases de efecto invernadero y deben ser destruidos, ya que no cumplen con los estándares ambientales actuales.
Por otro lado, también hay buses más modernos, euro tres y euro cuatro, del año 2009 y hasta 2012, que, por la terminación del contrato de la operadora en junio del año 2019, les tocó sacarlos de circulación y no se pudieron vender, por lo que esperan ser reducidos a chatarra.
Pero por problemas legales estos vehículos no han podido ser desintegrados. “Los buses que están ahí tienen medidas legales como accidentes de tránsito o conflictos con entidades financieras que no han sido resueltas por un juzgado. Por lo tanto, no pueden ser destruidos”, indicó un empleado que trabajaba en Si 99 S.A, quien pidió no revelar su identidad.
Algunos intrusos han entrado al predio a realizar grafitis en los buses. Foto:MAURICIO MORENO EL TIEMPO
Sin embargo, las mismas entidades le indicaron a la concesionaria que estos buses tocaba sacarlos de Bogotá porque ya no eran operativos. Entonces, en vista de qué podían hacer con aquellos que tenían vida útil, la empresa alquiló este parqueadero “a un precio muy bajo”. Sin embargo, hasta este momento los buses solo están parqueados, expuestos al agua, el sol y el polvo.
Algunas personas que transitan por este lugar son reacias con quienes intentan observar lo que hay dentro del lote. En la visita al lugar, un señor en una bicicleta interceptó al fotógrafo de EL TIEMPO. “¿Qué hace aquí?, ¿usted fue el que rompió la polisombra?”, lo intimidó el hombre mientras grababa con su celular.
Este lote cuenta con un dispositivo de seguridad para cuidar de los buses que no les queda mucha esperanza de vida. La labor de ellos es evitar que cualquier persona entre al lugar, supuestamente para que no sean vandalizados, según el exempleado del consorcio, quien también denunció que por las noches entran personas a romper los vidrios y rayar las carrocerías.
No hay ninguna norma que obligue el chatarreo de los vehículos de transporte público, pero el hecho de no hacerlo implica que se seguirán generando gastos relacionados con impuestos, seguro y el parqueadero para guardarlos.
Si se trata de un bus de componente zonal o de alimentación, el chatarreo de los vehículos debe ser cada 12 años, prorrogables hasta los 14. En el caso de las nuevas tecnologías su vida útil es de 15 años. En caso de buses de troncal, como en este cementerio, la duración de estos está sujeta a la duración del contrato.
Había más de 300 buses que poco a poco han sido chatarreados. Foto:MAURICIO MORENO EL TIEMPO
La empresa Si 99 S.A comentó por medio de un comunicado que “no existe ningún tipo de afectación en las finanzas públicas del Distrito porque son bienes de una empresa privada cuyo contrato de concesión con el Ente Gestor finalizó y dio cumplimiento a lo pactado contractualmente”.
Esto quiere decir que, una vez terminado el contrato, los bienes privados de la empresa están a su disposición y en este caso los buses que no se han chatarreado pueden permanecer guardados.
Este ha sido un proceso jurídico lento. Los buses descansan en ese espacio desde el año 2019 y, según la empresa, había más de 300 articulados rojos, pero se han ido descartando paulatinamente. Ahora quedan solo 80. “La empresa ya acabó contrato, ya no hay nada que hacer. Solo estamos pendientes para desintegrar los buses que quedan”, comentó el trabajador de la empresa.
DIEGO SANTIAGO SALINAS RODRÍGUEZ
Escuela de Periodismo Multimedia de EL TIEMPO - Periodista de Bogotá