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Harina de trigo fortificada: su importancia para la seguridad alimentaria en Colombia
En Colombia la prevalencia de subalimentación se incrementó 2 puntos porcentuales en 2022.
Es un ingrediente básico en la panadería y repostería. Foto: iStock
Al menos el 22,5 % de los habitantes en América Latina y el Caribe, es decir, unos 131,3 millones de personas, no cuenta con los medios económicos suficientes para acceder a una dieta saludable. Así lo evidenció el más reciente informe de las Naciones Unidas sobre el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2022.
El informe señala que en Colombia la prevalencia de subalimentación se incrementó 2 puntos porcentuales, lo que quiere decir que 1,1 millones de personas más se encuentran en condiciones de subalimentación.
En el país, acceder a una alimentación sana al día cuesta alrededor de 3,07 dólares, de acuerdo con las estimaciones de la FAO. Pero, aunque se trata de un valor por debajo del promedio mundial (3,54 dólares) y regional (3,89), sigue siendo inasequible para el 26,49 % de la población.
Tanto el pan blanco como el integral se hacen con harina de trigo, espelta, centeno o cualquier otro cereal o pseudocereal. Foto:iStock
Es más, se sabe que aquello que más contribuyó a que la inflación de 2022 fuera de 13,12 por ciento -la más alta en 23 años- fueron los precios de los alimentos (4,88 puntos porcentuales) que aumentaron 27,81 por ciento, según reportó la directora del Dane, Piedad Urdinola.
A pesar del panorama que retrata la crisis alimentaria en la que se han sumergido los países de rentas medias y bajas (incluyendo Colombia) especialistas en nutrición aseguran que es posible comer sano sin que esto perjudique el bolsillo de las personas.
Al respecto, recientemente, la Cámara Fedemol de la ANDI realizó un evento sobre la Harina de trigo y su importancia en la nutrición y bienestar de los colombianos. La entidad resaltó la necesidad de fortalecer la información sobre la importancia de la harina de trigo fortificada para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional del país y así avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que propone la Agenda 2030 de la ONU.
Para el caso específico de Colombia, este tema cada vez es más relevante. De acuerdo con el informe 'Evaluación de la Seguridad Alimentaria en el país’ realizado por el DANE y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor del 28% de los hogares colombianos está en inseguridad alimentaria moderada.
En este sentido es clave resaltar la importancia del consumo de harina de trigo fortificada, ya que se convierte es una estrategia efectiva y económicamente viable para mejorar la ingesta de nutrientes en la población.
De acuerdo con Pilar Ortiz, directora ejecutiva de la Cámara Fedemol de la ANDI, el trigo es el cereal más importante dentro de la alimentación de cualquier ser humano. “La humanidad ha sobrevivido gracias al consumo de este cereal, por su alto contenido de proteína, fibra y porque es el único cereal que se puede panificar. El objetivo principal de los molineros de trigo de Colombia es contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional del país”, indicó Ortiz.
La fortificación implica agregar vitaminas y minerales a alimentos de consumo masivo como pan, pastas y galletas para tener un impacto significativo en la población. Teniendo en cuenta la importancia de los derivados del trigo en la nutrición de los colombianos, desde 1996, el Gobierno Nacional instauró la obligatoriedad de la fortificación de este tipo de alimentos.
La harina de trigo fortificada contribuye a la seguridad alimentaria al proporcionar nutrientes esenciales adicionales en la dieta de las personas. La falta de estos nutrientes en la dieta puede llevar a deficiencias nutricionales y a una serie de problemas de salud como anemia por deficiencia de hierro, y defectos del tubo neural en los recién nacidos por déficit de ácido fólico.
La entidad ha hecho énfasis en que, al facilitar la disponibilidad de estos nutrientes en alimentos de consumo masivo, como el pan y las pastas, se mejora el a una nutrición adecuada para una amplia población. Esto es clave en comunidades con limitaciones económicas y en las que el a una variedad de alimentos es limitado.
En Colombia se consume harina de trigo 100 % producida en el país, actualmente hay 40 plantas de producción en varias regiones, que producen 1.3 millones de toneladas de harina de trigo fortificada que se convierten en 2 millones de toneladas de pan, 229 mil toneladas de galletas y 139 mil toneladas de pasta. El sector de la molinería de trigo genera 120.000 empleos y es el principal proveedor de harina de trigo —principal ingrediente del pan— para las más de 25.000 panaderías de barrio que hay en el país.
La directora ejecutiva de Fedemol agregó que, al comer pan, las personas están garantizando los requerimientos de vitaminas y minerales del complejo B (vitamina B1, B2), niacina, ácido fólico y hierro. “Teniendo en cuenta la inflación que se ha venido presentando en Colombia desde el último trimestre del año pasado, el pan o es la mejor opción para un consumidor, si se tiene en cuenta la relación precio versus valor nutricional”, explicó Ortiz.
En medio de los debates que rodean al consumo de productos y derivados del trigo, como el gluten, se debe tener en cuenta que la información basada en ciencia es lo que realmente hace que las personas tomen decisiones acertadas a la hora de alimentarse y, de acuerdo con la ciencia de alimentos, el gluten es una proteína que tiene un alto valor nutricional. Adicionalmente los alimentos derivados del trigo normalmente se preparan con la técnica de horneado lo que los hace ser alimentos inocuos y de fácil disponibilidad.
En caso de que tenga más preguntas o tenga sugerencias sobre temas que le gustaría leer, por favor escribir a [email protected].