El Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI, por sus siglas en inglés) apareció en la escena mundial en el 2010, buscando enseñar a los países las oportunidades que estos tienen para desarrollar y hacer crecer su economía sin afectar al medioambiente.
Su director, el doctor en gestión y planificación de recursos hídricos Frank Rijsberman, está actualmente visitando los países de América Latina donde tienen operaciones tras dos años detenidos por la pandemia, entre ellos Perú, Guyana, México y Colombia.
En mitigación, Colombia puede estar orgullosa de las promesas que ha hecho, comparada con países como México. En adaptación hay buenas lecciones por aprender de otros países
En el país, donde trabajan desde 2013, pero que es uno de los formales más jóvenes, pues se unió a la GGGI apenas en abril de 2021, Rijsberman se reunió con entidades y representantes diplomáticos como el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de Agricultura, el Departamento Nacional de Planeación y las embajadas del Reino Unido y Noruega; además, visitó los proyectos de turismo sostenible y producción con la planta açai que están desarrollando en el Putumayo.
En entrevista con EL TIEMPO, el directivo explicó que ve con buenos ojos la creación de un marco normativo fuerte para la protección del medioambiente en el país, mas sin embargo ven con preocupación en la GGGI la alta tasa de deforestación de bosque virgen que enfrenta el país. Según él, más allá de tener normas que expliquen lo que se debe hacer, se requiere que las acciones empiecen a implementarse de forma efectiva en los territorios.
“Colombia hasta ahora ha hecho lo que se necesita. Un montón de países fueron el año pasado a la Cumbre de Cambio Climático en Glasgow (COP26) y prometieron tener cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Colombia también lo hizo y lo puso en una ley. Los países hicieron fuertes compromisos para reducir sus emisiones en 2030, Colombia también lo hizo. Ustedes pueden estar orgullosos de eso. Pero el reto es la implementación. Hacer promesas es el paso uno, implementarlas es el paso dos, tres, cuatro...”, señala.
Rijsberman destaca que, frente a otros países de la región, Colombia está muy adelantada en temas de mitigación del cambio climático con los planes para disminuir la emisión de gases; sin embargo, en el caso de la adaptación, aún hay mucho que aprender, sobre todo de países del Caribe que han enfocado sus esfuerzos en estos temas debido al riesgo que corren, por ejemplo, con la subida de los niveles del mar que afectarían gravemente a algunas islas, lo que también pasa en el país.
“En mitigación, Colombia puede estar orgullosa de las promesas que ha hecho, comparada con países como México. En adaptación hay buenas lecciones por aprender de otros países para incrementar el foco en hacer a Colombia más resiliente al cambio climático”, enfatiza.
Negocios verdes
La organización, que trabaja en los departamentos de Antioquia, Meta, Guaviare, Nariño, y la jurisdicción de Corpoamazonía, en proyectos de control de la deforestación y promoción de prácticas productivas sostenibles, ha visto oportunidades de negocios forestales sostenibles en la protección de bosques, el ecoturismo y la bioeconomía.
Los trabajos de la economía de los bosques no van a estar ahí mañana, así que el Gobierno tendrá que trabajar durante 10 o 15 años
Un ejemplo, menciona Rijsberman, es Putumayo, donde estuvo visitando la cascada Hornoyaco, una caída de agua de 55 metros que se ha convertido en un atractivo turístico natural y que según el directivo tiene una gran viabilidad y altas posibilidades de convertirse en un movilizador de la economía local, pero que requiere mayor estructuración como modelo de negocio ecoturístico.
De acuerdo con sus estimaciones, la economía verde que están ayudando a diseñar e implementar en el país tiene capacidad para generar aún más empleos de los 60.000 que estiman se perderán en la economía del carbón cuando la demanda de este empiece a caer mundialmente, como se espera que pase en los próximos años.
“Los trabajos en minería son cercanos a 60.000, creemos que habrá más trabajos en la economía forestal si el Gobierno invierte. Parte tendrá que venir del Gobierno central. También recibimos apoyo internacional de Noruega, el Reino Unido, esos países reconocen que el Amazonas colombiano no es solo un tema del país, sino de importancia para el mundo entero. Y eso significa que hay países dispuestos a apoyar a Colombia para que pueda hacer esta transición”, aseguró.
Sin embargo, enfatiza, “los trabajos de la economía de los bosques no van a estar ahí mañana, así que el Gobierno tendrá que trabajar durante 10 o 15 años para cuando empiecen a desaparecer los trabajos en la minería de carbón”.
Explica Rijsberman que, por ejemplo, en Guyana, donde estuvo hace algunos días reunido con el vicepresidente de ese país, descubrieron que podrían alcanzar hasta mil millones y medio de dólares de fondos a partir de vender a compañías bonos de carbono por cuidar los bosques. “Ese es el tamaño de las oportunidades que tiene Colombia”, finaliza el directivo.
Y destaca que es importante que el Gobierno desarrolle las políticas correctas para atraer inversionistas, pues, al final, “el financiamiento no es el factor limitante para pasar a una economía más sostenible”, sino, en cambio, el interés por hacerlo y el plan para lograrlo, es en eso en lo que están trabajando en el país.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
Encuentre también en Medioambiente