En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Entrevista

'Es importante proteger la privacidad de nuestros pensamientos': Rafael Yuste, neurobiólogo

El científico español dirige el Centro de Neurotecnología de la U. de Columbia e investiga el funcionamiento del cerebro.

cientifico

Yuste acaba de publicar el libro El cerebro, el teatro del mundo. Hoy dará una charla en el Hay Festival de Cartagena. Foto: Antonio Navarro Wijkmark

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
¿Cómo surge la mente? ¿Qué es un pensamiento? ¿De qué forma trabajan nuestras neuronas? El neurobiólogo español Rafael Yuste se dedica día a día a tratar de responder estas y muchas más preguntas. Sus aportes han sido tan importantes que varios de sus colegas ya ven un Nobel en su camino. Yuste dirige el Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia y fue el impulsor del Proyecto BRAIN, iniciativa apoyada por el Gobierno estadounidense para estudiar el cerebro mediante tecnologías avanzadas. 
Cuando Yuste descubrió que es posible descifrar y controlar el funcionamiento cortical de los ratones, tuvo su ‘momento Oppenheimer’ —como él dice— y decidió involucrarse en la protección de la actividad cerebral de las personas. Para ello creó la Fundación Neuroderechos (NeuroRights). Autor de libros especializados, a finales del año pasado escribió uno dirigido al público general: El cerebro, el teatro del mundo.

El conocimiento del cerebro sigue siendo un desafío. ¿Cuál ha sido el principal obstáculo para avanzar?

Los científicos llevamos más de cien años investigando cómo funciona el cerebro porque estamos convencidos de que entendiéndolo podremos comprender la mente humana. Esencialmente, lo que se ha hecho desde entonces ha sido un abordaje reduccionista: tomas un problema, lo partes en trozos pequeñitos e intentas entender el problema a través de sus partes. Esto ha dado muy buenos resultados en otros campos, pero en neurobiología nos hemos dado con la pared. Llevamos años estudiando el cerebro de neurona en neurona —lo que se llama doctrina neuronal, propuesta por el español Ramón y Cajal y por la cual le dieron el Nobel—, pero no hemos visto la luz al final del túnel. Ante eso ha habido un cambio de paradigma: la teoría de las redes neuronales, que dice que las neuronas, una a una, no tienen importancia. En cambio, cuando se juntan en redes hacen cosas que no pueden de forma individual. Los conjuntos de neuronas son los que hacen el trabajo. Con esta teoría estamos encontrando resultados para entrever cómo funciona el cerebro.

En el libro plantea la teoría del cerebro como el ‘teatro del mundo’, como una máquina que mediante estas redes neuronales crea un mapa, un modelo que es la realidad en que vivimos...

El nombre del teatro del mundo lo uso para describir esta nueva teoría. Los científicos trabajamos en grupo y yo, en realidad, hablo como portavoz de una red que lleva mucho tiempo. Precisamente otro español, Rafael Lorente de Nó, fue de los primeros en proponer la teoría de los conjuntos neuronales. Lo que sí hemos hecho en el laboratorio son experimentos que ayudan a dar los primeros pasos para confirmarla. Una forma sencilla de explicarla es que estos conjuntos neuronales son los actores del teatro del mundo que tenemos en la cabeza. Cada vez que piensas en tu abuela, por ejemplo, hay un conjunto neuronal que se enciende en tu cerebro. Si miras la actividad cerebral de animales o personas, te das cuenta de que estos conjuntos siempre están prendiéndose y apagándose. Según esta teoría, este teatro de redes neuronales es la realidad en la que vivimos. En la que creemos vivir.

Cada uno de nosotros tiene en el cerebro un mapa del mundo. ¿Cómo logramos concatenarlo con los mapas de los demás y entendernos?

Estos mapas los ha esculpido la evolución durante setecientos millones de años. No surgen del día a la mañana. La evolución está interesada en que cada mapa se ajuste a la realidad exterior. De lo contrario, no duraríamos ni un día. Saldríamos y enseguida nos comería un león o nos atropellaría un coche. Se trata de mapas fantásticos que también ajustamos continuamente con nuestros sentidos, que son otra maravilla de la evolución. La forma como nuestros ojos ven o nuestros oídos oyen está casi al límite de lo que es posible físicamente. Además, los humanos somos seres sociales y tenemos un periodo de desarrollo, que ocurre de los 10 a los 14 años, durante el cual retocamos ese mapa con el que nacimos para ajustarlo al de la cultura, la sociedad, la gente que tenemos alrededor. Así se explica por qué nos entendemos.

El cerebro es el órgano rey, pero recibe la influencia de otros órganos en su funcionamiento. ¿Es así?

Los otros órganos del cuerpo están continuamente hablando con el cerebro. Las neuronas mandan señales químicas al resto de órganos y viceversa. Pero el que manda es el cerebro. Es la torre de control, la cabina de mando. Por supuesto, hay cambios en él dependiendo de lo que ocurre en el intestino, en el corazón, en todas partes. Así como el cerebro tiene que ajustarse al exterior, tiene que hacerlo al interior del cuerpo. Con el exterior, la comunicación se da con los sentidos. Al interior está lo que se llama interocepción, una especie de sentidos internos que en esencia detectan señales químicas. Mucha de esta monitorización sucede de manera subconsciente. No somos conscientes de todo lo que sabe nuestro cerebro.

¿Qué es la conciencia?

Hay una teoría muy interesante que dice que la conciencia es una propiedad emergente del cerebro. Así como grupos de neuronas se juntan y pueden crear un pensamiento, una memoria, esta teoría dice que grupos de conjuntos —cuando se sincronizan entre sí en todas las partes del cerebro a la vez— generan la experiencia que llamamos conciencia. Hay un experimento hecho en Francia en el que escanean el cerebro de voluntarios. Primero les presentan un estímulo sensorial tan rápido que no se dan cuenta de él. Luego hacen el estímulo cada vez más largo, y en un momento son conscientes. Cuando el estímulo es corto, se encienden distintas partes del cerebro, pero cada una va por su lado. En el momento en que el estímulo se hace consciente, pum: todas las partes se sincronizan y funcionan de manera conjunta. Un conjunto de conjuntos. Esa es la teoría.

Una de las preguntas que sigue sin respuesta es por qué soñamos...

Es una vergüenza, como neurobiólogo, que todavía no entendamos por qué soñamos y por qué pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Nosotros y todos los animales. Esto habla del desconocimiento tan grande que tenemos del cerebro. Una teoría es que durante el sueño estamos reparando nuestro mapa del mundo. Cuando dormimos ajustamos las tuercas del modelo basados en lo que ha ocurrido en las últimas horas de vigilia. En realidad lo que estamos cambiando son las predicciones que el modelo hace del futuro. Porque si esta máquina no funciona o se desajusta, el animal tiene menos posibilidades de sobrevivir. Durante el sueño le damos una limpieza, la engrasamos para que al día siguiente funcione a tope.

¿Todo esto ocurre en la corteza cerebral? ¿Ahí está el ‘teatro del mundo’?

La corteza es el mapa del mundo. Por eso en los humanos es gigantesca. Porque tenemos un teatro complicado y rico. Nuestro sistema nervioso es prácticamente igual al de todos los mamíferos, con la salvedad del tamaño de la corteza. Los mamíferos tienen la corteza lisa, se empieza a arrugar en los primates y ya en los humanos está superarrugada. Doblada lo más posible. Lo que la evolución intenta hacer con los humanos es meter cuanta más corteza pueda en una cabeza que no tiene forma de aumentar porque, si no, el animal no nace. No podría salir por el canal pélvico de las mujeres. Eso muestra lo importante que es para la evolución que tengamos una corteza tan grande. Nuestras habilidades mentales y cognitivas se relacionan con eso. Los humanos podemos predecir el futuro mejor que ningún otro animal.

¿Qué va a pasar cuando sepamos más del cerebro?

Entender cómo funciona el cerebro es una de las cosas más importantes que van a ocurrir en la historia de la humanidad. Tendremos una respuesta científica para la gran pregunta: qué es un ser humano. Habrá beneficios impresionantes. Podremos abordar las enfermedades psiquiátricas y neurológicas que hoy como médicos prácticamente no podemos tocar. Podremos acceder a un tipo de tecnología con la cual ni soñamos. Un ejemplo: la inteligencia artificial está basada en modelos de redes neuronales que tienen veinte o treinta años de antigüedad en la neurociencia. Cuanto más aprendamos del cerebro, más vamos a revolucionar la industria. Espero que nos lleve también a una sociedad en la que seamos más libres. Creo que se podrá erradicar la violencia. Como científico, me parece inaceptable que nos sigamos matando. Entender cómo funciona la mente humana nos explicará el origen de la agresión, de la violencia, y podremos atajar el problema desde dentro y evitarlo.

¿Sería como un reformateo para aprender a entendernos?

Sí. Imagínate que en un futuro conozcamos cómo funciona la agresión humana. Que sepamos que tales circuitos en el cerebro se desvían de lo normal y la persona se convierte en un agresor, en un homicida. Imagínate que lo entendamos tanto que se vuelve parte de un examen médico. Y que así como un presidente tiene que pasar por una evaluación médica, tenga que cumplir con un examen neurobiológico y pudiéramos decirle: no, tú no puedes ser líder porque tienes demasiada agresión. O esto hay que controlarlo porque vas a dañar a otras personas. Imagino, en un futuro, expandir el concepto de medicina, de ciencia, e involucrarlos en el humanismo. En las reglas sociales. Si entendemos cómo funciona la máquina, podremos arreglarla si da problemas.

Esto conlleva una gran responsabilidad. Usted advierte sobre la necesidad de proteger desde ya la actividad cerebral...

Tenemos que hacer una innovación responsable para conseguir que estos beneficios surjan en la humanidad sin consecuencias negativas. Estoy muy involucrado en asegurar que estos métodos tan potentes nos lleguen con guardarraíles para que no se usen en detrimento de las personas. En nuestro laboratorio hemos podido descifrar el funcionamiento de la corteza visual de los ratones. Con ese mismo método se podría descifrar la corteza de los seres humanos, su actividad mental en general. Esto no se tiene que hacer a menos que sea necesario por razones clínicas. Por eso queremos proteger la actividad cerebral de las personas, la privacidad del pensamiento. También nos preocupa la regulación de la aumentación mental y cognitiva del ser humano. La neurotecnología no solo nos va a permitir saber cómo funciona la máquina, sino mejorarla. Eso lo veremos en un futuro, pero hay que discutirlo ahora para no tener problemas más adelante. En cuatro sitios del mundo la actividad neuronal de las personas ya está protegida por ley. En Chile, en el estado de Río Grande en Brasil, en California y en Colorado. De Colombia nos enviaron un proyecto de ley para que les demos comentarios. Nuestro objetivo es que sea algo a nivel global, con las Naciones Unidas.

Unas preguntas sobre su historia personal en relación con el cerebro. Usted contó que sufrió un dolor crónico. Intentó con fármacos y no funcionó. Le recomendaron meditar y al hacerlo el dolor se acabó. ¿Cambia el cerebro con la meditación?

Seguro que cambia, pero no sabemos cómo. Si conociésemos bien los circuitos del dolor, podríamos entrar, reformatearlos y eliminarlos. Hay compañeros que están intentando desarrollar neurotecnología para meterse en la médula espinal de pacientes con dolor crónico y tratar de ayudarles por dentro. Mientras no tengamos eso, no hay salida. Creo que en mi caso la meditación ayudó. Pero no puedo demostrarlo. Para ello tendría que haber hecho un experimento: dos personas, dos Rafas con dolor crónico, uno medita y otro no medita. Si el que medita se cura y el que no medita no se cura, entonces sí es la meditación.

Ha dicho que es un músico frustrado. Estudió en el conservatorio de Madrid, pero al final se dedicó a la ciencia. ¿Qué pasa en el cerebro con la música?

Es otro de los grandes misterios: cómo generamos la música y qué efecto tiene sobre el cerebro. El otro día oí la última sonata de piano de Beethoven. Y me hizo llorar. ¿Cómo es posible que una serie de sonidos que van por el aire se metan en tu cerebro y te cambien el estado emocional de manera tan importante? Los grandes compositores tienen la habilidad de manipular los sonidos de forma que no solo entran en tu cabeza, algo te modifican fundamentalmente. Es increíble. Pero no puedo explicar por qué y qué es lo que hace.

Si tuviera que elegir una sola pregunta para responder, de las tantas que tiene como científico, ¿cuál sería?

Qué es un pensamiento. Al comprenderlo, abriríamos la puerta para entender la mente. Porque los pensamientos son los ladrillos con los que la mente está construida. Los humanos llevamos toda nuestra historia intentando entender la mente. Hay muchas teorías. Pero aún no sabemos qué es. No sabemos quiénes somos. Comprender la mente nos podría permitir entendernos. Por qué hacemos lo que hacemos. Qué es el amor, qué es la agresión, qué es la inteligencia. Qué ocurre cuando recuerdas algo. Por qué te acuerdas solo de ciertas cosas. Entendernos será una revolución. En ese momento, el misterio tan fascinante que es el ser humano lo será todavía más.
MARÍA PAULINA ORTIZ
Cronista de EL TIEMPO

Sigue toda la información de Vida en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.