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Noticia
Durante la primera mitad de este año, la deforestación estimada creció en 223 % en la región amazónica
El inicio del 2024 tuvo una pronunciada curva de aumento en las alertas tempranas de deforestación, de acuerdo con el Ideam.
Si bien el año pasado Colombia logró unas cifras de disminución de la deforestación que generaron orgullo y alivio entre quienes hacen un llamado para frenar la pérdida de bosque, todo parece indicar que este año la situación no será la misma. De acuerdo con el boletín de detección temprana de la deforestación del Ideam, durante el primer trimestre del 2024, en los departamentos de la Amazonia colombiana (Putumayo, Caquetá, Meta, Guaviare, Amazonas, Vaupés y Guainía) se estimó una deforestación de alrededor de 40.219 hectáreas mientras que para el segundo trimestre de este año se estimó en 1.419 hectáreas; es decir, se identificó un aumento ostensible de la deforestación respecto al mismo semestre del 2023 (cuando se estimaron 12.869 hectáreas).
De a poco, la deforestación va destruyendo el bosque virgen de la Amazonia, sin que nada pueda frenarla. Foto:Edwin Caicedo. EL TIEMPO
En dichas cifras hay dos puntos claves: lo primero es que casi el 60 % de la deforestación que registra Colombia en un año ocurre durante el primer trimestre del año, que es el decisivo para definir qué tan grave serán las cosas al final, pues al ser temporada seca es cuando más se registran talas y quemas; mientras que en el segundo y tercer trimestres se suele registrar solo un 20 % de la pérdida por ser épocas de más lluvias y finalmente el restante 20 % puede estar en el último trimestre. Por eso, que las cifras de enero, febrero y marzo estén tan elevadas ya plantea que el año inició mal.
Sin embargo, dicha alerta de detección temprana (conocida técnicamente como DTD) sigue siendo un estimado, a partir de un modelo que monitorea los puntos de calor en distintas regiones del país, y puede que en algunos casos, al final, no se traduzca en bosque pérdido sino en otras situaciones. Sin embargo, no deja de ser un llamado alarmante sobre la situación de pérdida de bosque en la región amazónica. Específicamente, en el primer trimestre de este año se destacan aumentos de deforestación en los departamentos de Meta (+ 12.598 hectáreas), Caquetá (+ 11.583 hectáreas) y Guaviare (+ 4.098 hectáreas). Asimismo, la mayor reducción de deforestación se presentó en el departamento de Putumayo (- 1.976 hectáreas).
Para dicho periodo se reportaron 10.264 parches deforestados mayores a una hectárea en la Amazonua, de los cuales el 75 % corresponde a parches con áreas menores a 5 hectáreas y el 16 % a parches con áreas entre 5 y 10 hectáreas. Además, se identificaron 262 parches con áreas mayores a 20 hectáreas, concentrados, principalmente, en el departamento de Meta (48 %), con 73 parches; Caquetá (46 %), con 68 parches, y Guaviare (35 %), con 51 parches.
Ante ello, son varias las voces que han hecho un llamado de alarma sobre la grave situación y la urgencia de atenderla. Uno de ellos es el del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien durante la COP16 alertó y denunció este hecho y los impactos que tiene para la capital (ver recuadro) como una de sus primeras acciones en la Cumbre. Sin embargo, consultados por EL TIEMPO, el Ideam calificó de “imprecisa” la información de Galán, pues el alcalde ha señalado que “la deforestación en la Amazonia aumentó en un 230 % (comparando los primeros trimestre de cada año)”, cuando, técnicamente hablando, lo que incrementó fueron las alertas de deforestación estimada.
“El Ideam aclara que estas cifras son solo indicativas, o de Alerta Temprana, para identificar una tendencia del comportamiento de la deforestación ya que, como se mencionó, las cifras oficiales de deforestación del año 2024 se divulgarán al cierre del primer semestre de 2025. Asimismo, es importante mencionar que el comportamiento de las Alertas Tempranas de deforestación se ven afectadas por fenómenos de La Niña (aumento de precipitaciones en el primer trimestre del año 2023) y del fenómeno de El Niño (escasez de precipitaciones, primer trimestre 2024)”, puntualizaron.
Ganadería extensiva, acaparamiento de tierras, construcción de vías ilegales y cultivos ilícitos impulsan la deforestación en la Amazonia. Foto:Usaid
Los impactos de la deforestación
Cada hectárea de bosque perdido en la Amazonia no solo se traduce en la desaparición de riqueza natural (algunas veces desconocida), sino también en impactos en la vida diaria de las personas, de la región y del mundo. Eso, porque este bosque es un regulador global del clima y las lluvias, y su degradación es, en parte, la que está generando escenarios climatológicos de sequía extrema en los ríos de la cuenca, que este año vivió su peor sequía registrada en más de un siglo; o la falta de precipitaciones en ciudades de los Andes hasta donde llegan desde la selva los denominados ‘ríos voladores’, que no son más que evapotranspiración de los árboles convertida en nubes.
Al respecto, Carlos Nobre, uno de los mayores expertos globales en el ecosistema amazónico y quien también participa por estos días de la COP16, le contó a EL TIEMPO que aunque aún tenemos una ventana para actuar y salvar al planeta, dicha ventana se está cerrando. “Estamos muy cerca del punto de no retorno en que 50 % a 70 % de la Amazonia va a convertirse en una sabana muy degradada”, destacó.
De acuerdo con él, se requieren acciones sin precedentes no solo para proteger el bosque que está aún en pie, sino también para restaurar el bosque degradado, con el objetivo que este pueda seguir regulando el clima.